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Parte del problema para la industria de los cereales es que muchos "millenials" prefieren no consumirlos.

El mundo de la publicidad y el mercadeo vive obsesionado con los gustos de los millenials, palabra inglesa que se usa para los jóvenes nacidos después de 1985.

Lo que decidan estos veintiañeros y treintañeros tiene un impacto desmedido en los patrones de consumo de las sociedades industriales.

Y a los millenials ya no les gusta tanto el cereal.

Según dicen algunos estudios citados en la prensa estadounidense, es, en parte, un problema de pereza.

Según el diario The New York Times, un estudio de 2015 la firma Mintel aseguraba que 40% de los millenials no querían consumir cereales porque les molestaba tener que lavar los platos después.

Sea por esta o por otras razones, el consumo de ese alimento clásico en el desayuno estadounidense está cayendo.

Lo que tiene en ascuas a una industria multimillonaria.

Menos ventas

Las ventas de cereal en ese país cayeron de US$13.900 millones en 2000 a US$10.000 millones en 2015.

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Kellogs ha sido por décadas la empresa líder de la industria.

La todopoderosa Kellog, la firma que dominó por décadas este mercado, también reporta problemas.

Las ventas en 19 de sus principales 25 marcas cayeron el año pasado, indicó un informe de la firma Consumer Edge Research.

Y los que los abandonan no son solo millenials que prefieren desayunar una fruta en la calle para evitarse la tarea de lavar los platos.

Un estudio de la firma Nielsen citado por la agencia Bloomberg asevera que entre los estadounidenses que gustan desayunar en casa, muchos prefieren hacerse unos huevos, cuyas ventas aumentaron en 7% durante 2015.

También va en ascenso el consumo de desayunos con ingredientes cárnicos, como las salchichas, a una tasa de 5% anual.

Cambios que obligan a estrategias nuevas por las firmas de cereales ante un público antes cautivo que coquetea con otras alternativas para su comida de comenzar el día.

Una historia de un siglo

La industria moderna de cereales para el desayuno comenzó a finales del siglo 19.

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El desayuno tradicional británico no es lo más saludable, pero tiene sus seguidores.

En 1898 los hermanos estadounidenses W.K. y Harvey Kellog descubrieron un modo de fabricar hojuelas de maíz, creando la receta para los mundialmente famosos "Corn Flakes".

En 1906 W.K. Kellog, un hombre que apenas había estudiado hasta sexto grado en la escuela, fundaba su empresa con 44 empleados en la población de Battle Creek, en el estado de Michigan.

Al poco tiempo empezó a revolucionar los hábitos alimenticios mañaneros de los estadounidenses, que cambiaron pesados desayunos por lo que en ese momento fue visto como un producto más conveniente y saludable.

Como lo señala el sitio web de la empresa, a medida que la leche pasteurizada se hizo más disponible a lo largo del país, crecieron en popularidad sus "Corn Flakes".

En la década de 1920 expandieron su presencia hacia el extranjero y durante la Segunda Guerra Mundial alimentaron a tropas aliadas en Europa.

Después del conflicto, se aliaron con las grandes empresas de marketing y publicidad para crear la que fue una de las grandes exportaciones estadounidenses a todos los rincones del mundo.

Bajo la imagen del "Tigre Tony" y otras creaciones publicitarias, las cajas de cereales estadounidenses inundaron los supermercados de todo el mundo.

Relevancia

En las últimas décadas, Kellog y sus competidores han buscado nuevas fórmulas para vender, diversificando su oferta hacia productos que hacen énfasis en lo saludable.

Al tiempo, han confrontado acusaciones de que algunos de sus productos son demasiado intensivos en azúcar, particularmente para los niños.

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La industria de cereales busca ajustarse a las nuevas tendencias.

A lo que voceros del sector han respondido asegurando que los desayunos de cereales son bajos en grasa y son buenas fuentes de vitaminas, minerales y fibra.

En 2016 la subsidiaria de Kellog en Reino Unido prometió reducir en 723 toneladas su uso de azúcar en la manufactura de cereales a la venta en ese país.

Ellos y el resto de la industria hacen esfuerzos para que su producto bandera, el cereal de desayuno, siga siendo tan relevante en la vida de la gente como lo fue en el último siglo.