Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil.

AFP
Aunque su candidatura sea rechazada y fuera preso, Lula podría ser un factor clave en los próximos comicios.

Después de horas de incertidumbre, finalmente Luiz Inácio Lula da Silva se entregó a la Policía Federal el sábado para ir a la cárcel.

El juez federal Sérgio Moro había dado de plazo hasta las 17 horas del viernes al expresidente de Brasil para presentarse a cumplir una condena de 12 años y un mes de prisión por corrupción.

Lula obedeció la orden de Moro y dijo públicamente a sus seguidores que la decisión la tomaba de forma consciente.

Según la Justica brasileña, Lula es culpable de recibir un apartamento en la costa de São Paulo por parte de la constructora OAS, como retribución de contratos con la petrolera estatal Petrobras.

El Supremo Tribunal Federal (STF), la máxima corte brasileña, negó el miércoles un 'habeas corpus' solictado por la defensa de Lula para evitar su arresto mientras se agotan todas sus apelaciones judiciales.

Pese a la condena, el líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) está al frente de las encuestas para las elecciones presidenciales de octubre.

Sérgio Moro

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Sérgio Moro, el juez que condujo la causa sobre sobornos en la petrolera estatal Petrobras, podría dictar una orden de prisión contra Lula la próxima semana.

El vicepresidente nacional del PT, Alexandre Padilha, dijo a BBC Brasil que Lula continuará como candidato de este agrupación, aún tras las rejas.

"No será el PT el que retire a Lula de las elecciones", señaló.

"La ley establece que en agosto se registran las candidaturas. El nombre de Lula estará allí, vamos a seguir la ley y corresponde al TSE (Tribunal Superior Electoral) evaluar ese registro. Lula continuará siendo nuestro candidato, preso o no", añadió.

Sin embargo, diversos analistas creen que el encarcelamiento de Lula prácticamente extingue sus posibilidades de volver a la presidencia.

"Queda más remota la posibilidad de que consiga ser candidato", dice Cristiano Noronha, analista político de la consultora Arko Advice en Brasilia, a BBC Mundo.

La decisión sobre si Lula podrá presentarse en las urnas pese estar condenado en segunda instancia —algo que la ley señala como un impedimento— depende del Tribunal Superior Electoral (TSE).

En Brasil existe la norma conocida como "ficha limpia" que impide a personas condenadas en segunda instancia presentarse a cargos electivos. Pero Lula podría todavía registrar su candidatura presidencial y esperar a que el TSE la rechace debido a esta ley, algo que varios expertos consideran que es lo más probable, aunque se han hecho excepciones anteriormente.

De cualquier modo, el TSE no tomará una decisión sobre Lula hasta que no se registre como candidato, para lo que tiene plazo hasta el 15 de agosto.

De no aceptar la candidatura de Lula, "su influencia sigue" de cara a las elecciones, advierte el analista Noronha.

Últimos recursos

Lula gobernó Brasil durante ocho años consecutivos y dejó el cargo en 2010 como el político más popular del país, gracias al boom económico y las reformas sociales que sacaron millones de la pobreza.

Seguidora de Lula da Silva con un papel que dice "el pueblo es Lula".

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La votación sobre el pedido de hábeas corpus de Lula desató manifestaciones a favor del expresidente, como esta en la que se ve a una mujer con un papel que dice "el pueblo es Lula".

Pero el proceso judicial de este exobrero metalúrgico que creció en la miseria se volvió un drama en el país, con parte de la sociedad que recuerda sus logros y críticos que creen que se corrompió como tantos otros políticos.

Lula aún puede agotar los recursos ante el tribunal de segunda instancia que en enero ratificó su condena y hasta aumentó su pena, de nueve a 12 años de prisión.

La defensa del expresidente tendrá hasta el fin del próximo martes (10 de abril) para presentar esa suerte de apelación, pero el mismo tribunal de Porto Alegre ya rechazó un recurso previo en marzo.

Es probable que Lula presente nuevos recursos ante tribunales superiores, pero deberá hacerlo desde la cárcel.

Protesta contra Lula

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Los detractores de Lula han estado pidiendo su ingreso en prisión por años.

El expresidente sostiene que es inocente y que buscan sacarlo de la carrera electoral .

"Intervenciones pretorianas"

Las divisiones políticas que genera la situación de Lula en Brasil quedaron en evidencia en los últimos días, con manifestaciones a favor y en contra del exmandatario.

La semana pasada, los buses de una caravana a favor del expresidente fueron atacados a tiros en el sur del país.

A eso se sumaron los dos tuits del comandante del Ejército, Eduardo Villas Bôas, señalando que su fuerza comparte "el anhelo de todos los ciudadanos de bien de repudio a la impunidad y de respeto a la Constitución, a la paz y a la Democracia, así como se mantiene atento a sus misiones institucionales".

El mensaje generó expresiones de apoyo de otros generales y tenía 57 mil "me gusta" hasta la noche del miércoles, pero también amplias críticas en un país que tuvo una dictadura militar entre 1964 y 1985.

Incluso un ministro del STF, Celso de Mello, advirtió en la sesión del miércoles al votar a favor del pedido de Lula que "las intervenciones pretorianas en el ámbito político" han llevado a una inflexión en el desarrollo de las libertades fundamentales.

Esto, a su vez, motivó una crítica del general de la reserva Paulo Chagas, quien preguntó a Celso Mello vía Twitter "cómo puede no ser político un juzgamiento en que se intenta la argumentación de presunción de inocencia a un criminal, condenado y mundialmente reconocido, como Lula da Silva".

Un escenario especial

Las encuestas muestran un gran desencanto de los brasileños con la política tras años de escándalos de corrupción que salpicaron a distintos partidos y al actual gobierno de centro-derecha del presidente Michel Temer.

En este escenario tienen posibilidades de pasar a la segunda vuelta de las elecciones aspirantes presidenciales como Jair Bolsonaro, un político de extrema derecha que muestra nostalgia por la dictadura.

Jair Bolsonaro

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Jair Bolsonaro, un político de extrema derecha que muestra nostalgia por la dictadura, tiene posibilidades de pasar a segunda vuelta en las elecciones presidenciales de Brasil, en octubre.

Pero pese a que esté en la cárcel, Lula podría ser un factor clave en los próximos comicios.

"Detrás de las rejas tal vez sea más influyente que si quedara en libertad. Va a ser visto como un mártir por una gran parte del electorado", dice Mauricio Santoro, un analista político de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, a BBC Mundo.

Simpatizantes de Lula

Reuters
Los simpatizantes de Lula podrían tener que contentarse con otro candidato.

Por lo pronto, Lula ha evitado decir claramente a quién apoyaría, pero dio una señal política el lunes, durante un acto en Río de Janeiro.

Calificó como "un lujo" que haya precandidatos como Manuela d’Ávila, del Partido Comunista de Brasil, o Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad y miembro del Movimiento de Trabajadores Sin Techo.

El sábado, horas antes de entregarse a la Policía, Lula se dirigió al "pueblo": "Ustedes van a tener que transformarse en Lula de aquí para adelante a andar por ese país haciendo lo que tienen que hacer", dijo a sus seguidores.

Los analistas creen que, sin Lula como candidato, la izquierda brasileña podría apoyar a alguna de esas figuras o a Ciro Gomes, un exministro del Partido Democrático Laborista.

"Hay un rechazo personal a Lula muy grande, pero no tanto a las ideas que él defiende", dice Santoro.


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