Dirigentes del Sinn Féin.

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Para Gerry Adams, líder histórico del Sinn Féin, la mayoría de los unionistas fue "demolida".

Fue la elección más concurrida después de la de 1998, cuando se realizaron los primeros comicios tras los acuerdos de paz del Viernes Santo que pusieron fin a la violencia política que durante casi 30 años azotó Irlanda del Norte.

Sin embargo, lo más destacado de las elecciones a la Asamblea Legislativa de Irlanda del Norte es el resultado alcanzado por el partido nacionalista católico Sinn Féin, que obtuvo 27 de los 90 escaños en disputa.

Quedó así apenas un escaño por detrás del Partido Unionista Democrático (DUP, por sus siglas en inglés), cuyos votantes son mayormente protestantes y partidarios de seguir formando parte de Reino Unido.

Por primera vez los unionistas, que retrocedieron 10 escaños en relación con las últimas elecciones, tendrán menos de 30 legisladores en la Asamblea de Stormont, lo que les despoja de la capacidad de vetar iniciativas legislativas sin contar con el apoyo de otros partidos.

El Sinn Féin ha calificado las elecciones, en las que la participación se ubicó en 64,8%, como un "punto de inflexión".

Estos comicios, que fueron realizados el jueves pero cuyos resultados se divulgaron este sábado, le otorgaron al partido nacionalista los mejores resultados electorales de su historia.

"La noción de una mayoría unionista perpetua ha sido demolida", dijo el presidente del Sinn Féin, Gerry Adams.

Pero, ¿qué implicaciones tienen estos resultados?

Auge nacionalista

"El giro masivo hacia el nacionalismo en esta elección cambia completamente el panorama y, ciertamente, trae la cuestión constitucional al primer plano", dijo Peter Shirlow, director de Estudios Irlandeses de la Universidad de Liverpool a la agencia Reuters, refiriéndose al tema del lugar de Irlanda del Norte en Reino Unido.

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Arlene Foster, líder del DUP. es objetada por el Sinn Féin como cabeza del gobierno regional.

El Sinn Féin, cuyo objetivo final es la separación de Reino Unido y la reunificación de Irlanda, ha incrementado sus llamados a favor de una consulta popular sobre esta cuestión desde que Reino Unido decidió abandonar la Unión Europea (UE).

La mayoría de los votantes de Irlanda del Norte, al igual que en Escocia, votaron a favor de permanecer en la UE durante el referéndum sobre el llamado Brexit.

Los unionistas y el Sinn Féin también estuvieron separados por este tema, pues los primeros apoyaban la salida de la UE, mientras que los segundos querían permanecer en ella.

Irlanda del Norte es la región más pobre de Reino Unido y podría ser la más afectada económicamente por el Brexit, toda vez que su única frontera terrestre con la UE es la que la separa de Irlanda del Norte.

Esa es una frontera que hasta ahora, dada la pertenencia común a la UE, está abierta al libre flujo de bienes, servicios y personas. Sin embargo, una vez consumado el Brexit, las cosas pueden cambiar y ver reaparecer las aduanas, los controles de seguridad y las restricciones para el intercambio económico.

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Las elecciones del jueves registraron los niveles de participación más altos desde 1998.

Todo depende de cómo termine por materializarse el Brexit.

Mientras tanto, ese proceso parece haber favorecido los intereses del Sinn Féin al alimentar al nacionalismo irlandés.

Mairtin O’Muilleoir, dirigente de ese partido y saliente ministro de Finanzas regional, describió el Brexit como "el regalo que sigue regalando" para aquellos que apuestan por la unificación de Irlanda.

En todo caso, el Brexit no fue el único factor en perjudicar al DUP, que está afectado por un escándalo en la aplicación de un sistema para incentivar el consumo de energías renovables que, según se estima, podría costarle a los contribuyentes 500 millones de libras.

Gobernabilidad

Los resultados electorales también pueden afectar la gobernabilidad de Irlanda del Norte.

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Michelle O’Neill, la nueva líder parlamentaria del Sinn Féin, pidió el pronto inicio de negociaciones para formar gobierno.

Bajo los acuerdos del Viernes Santo, el gobierno regional debe ser llevado adelante conjuntamente por nacionalistas irlandeses y unionistas.

Para ello, a partir de ahora se inicia un periodo de tres semanas para que ambos partidos logren formar un nuevo Ejecutivo.

Si fracasan podrían ser convocadas unas nuevas elecciones.

Pero, si persisten las dificultades para que ambas fuerzas políticas se entiendan los poderes transferidos a la autoridad regional podrían ser devueltos al Parlamento Británico por primera vez en una década.