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Jay Y. Lee tiene 48 años y es el vicepresidente de Samsung, la empresa que fundó su abuelo y que hoy es motor económico de Corea del Sur.
Lee Jae-yong (o Jay Y. Lee, como algunos lo llaman) es el heredero forzoso del mayor fabricante de teléfonos del mundo.
Su abuelo, Lee Byung-chul, fundó Samsung a partir de un negocio familiar que, con el paso de los años, llegaría a convertirse en el motor económico de Corea del Sur.
Y aunque su padre, Lee Kun-hee, de 74 años, es el actual dueño de la compañía -y el hombre más rico de la nación asiática- desde que sufrió un ataque cardíaco en 2014, se le considera a Jae-yong, de 48, el jefe de facto del gigante tecnológico.
Jae-yong vive en Seúl, está divorciado y tiene dos hijos, y ejerce el cargo de vicepresidente. No podrá ser presidente hasta que su padre fallezca, aunque fue nominado por los accionistas en octubre para que se una al consejo de administración y asuma el puesto dedirector operativo.
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Su divorcio fue el más caro de Corea del Sur.
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Ocupa el puesto de vicepresidente de Samsung.
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La prensa le describe como un hombre de exquisitos modales.
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Quiere transformar Samsung para que deje de ser un conglomerado familiar.
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Lleva toda su vida trabajando en la empresa familiar y, según la revista Forbes -quien le otorgó el puesto número 40 de la lista de los más ricos del mundo de la tecnología– aspira a encontrar nuevos negocios de alto crecimiento para su empresa.
Tiene un interés especial en el sector sanitario, las finanzas y los autos sin conductor, iniciativas en las que la firma ya se comenzó a involucrar.
Lee cuenta con más de dos décadas de experiencia: comenzó su carrera en Samsung en 1991.
Pero, últimamente, las cosas se están poniendo feas.
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Jae-yong no podrá asumir el cargo de presidente hasta que su padre, Kun-hee, fallezca.
2016 fue un año especialmente complicado, teñido por una crisis empresarial que se inició con la explosión de las baterías del Galaxy Note 7 y terminó con el desplome del precio de las acciones y la llamada a que los usuarios devuelvan el producto defectuoso.
La llamada a revisión de 2,8 millones de lavadoras por unos supuestos problemas técnicos tampoco ayudó.
Y 2017 no pinta mucho mejor.
La polémica
Este jueves, Lee se enfrentará a un interrogatorio, según declaró la Fiscalía.
Las autoridades le consideran sospechoso de un delito de soborno en el caso de corrupción que apartó del poder a la presidenta Park Geun-hye y que se ha convertido en el mayor escándalo político de las últimas décadas en el país.
Acusan a la firma de dar donaciones a dos fundaciones operadas porChoi Soon-sil, una amiga íntima de la mandataria, conocida como la "Rasputina surcoreana".
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Las autoridades del país acusan al jefe de Samsung de un delito de soborno.
Las donaciones fueron supuestamente efectuadas a cambio deapoyo político parauna controversial fusión entre la rama electrónica de la firma tecnológica, Samsung C&T, y una empresa afiliada, Cheil Industries.
La Fiscalía dice que Samsung le dio US$3,1 millones a una empresa de la que Choi y su hija son copropietarias a cambio del apoyo de Park en ese acuerdo. Choi fue arrestada en noviembre por cargos de fraude y abuso de poder.
Lee Jae-yong ya proporcionó algunas pruebas sobre el escándalo, pero esta es la primera vez que será interrogado por los investigadores.
Durante una comisión parlamentaria en diciembre, Lee negó haber dado dinero a cambio de favores a la "Rasputina", aunque Samsung sí admitió haber donado un total de más de $17 millones a las dos fundaciones.
De hecho, Lee dijo que la firma le regaló un caballo y dinero para favorecer la carrera ecuestre de la hija de Choi, algo de lo que dijo no arrepentirse.
A principios de esta semana, fueron entrevistados otros dos directivos de Samsung, aunque en calidad de testigos, y no de sospechosos.
La BBC se puso en contacto con Samsung, pero la compañía no quiso hacer declaraciones al respecto.
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Choi Soon-Sil fue arrestada en noviembre.
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"Merezco morir", dijo Choi tras comparecer ante la Fiscalía.
Disculpas y negaciones
La posición de Park sobre el asunto comenzó a quedar clara en octubre del año pasado, cuando salieron a la luz algunos detalles que revelaban que la presidenta había permitido a su vieja amiga -quien no ostenta ningún puesto en el gobierno- redactar discursos políticos.
Desde entonces, cientos de miles de personas se reúnen cada fin de semana para pedirle que abandone el cargo.
Park negó haber actuado mal, pero se disculpó por la manera en que había gestionado su relación con Choi.
El pasado 9 de diciembre, el parlamento de Corea del Sur votó para llevar a cabo un juicio político contra la presidenta, una decisión sobre la que el tribunal constitucional tiene hasta seis meses para mantener o revocar.
Hasta entonces, seguirá siendo, formalmente, la presidenta de Corea del Sur, aunque despojada de sus poderes que ahora ostenta el primer ministro Hwang Kyo-ahn, pero sí tendrá los privilegios de la Presidencia.
En cuanto al dirigente de Samsung, lo que ocurrirá, al igual que las posibles vías de negocio de su empresa familiar, todavía está por ver.
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Park niega haber actuado mal.