Catalina la Grande y Gregorio Potemkin: cómo fue la relación de sexo y poder entre la emperatriz y el general que llevó a la expansión y modernización de Rusia

Ni Catalina la Grande era rusa, ni Gregorio Potemkin príncipe, pero su unión sentimental, que duró décadas pese a no ser oficial, logró transformar a Rusia en una potencia. La emperatriz y el general fueron amantesy su relación trascendió la alcoba real e influyó en el ámbito político, militar y social.
"A pesar de que Catalina era 10 años mayor que él, fueron amantes durante largo tiempo, amigos hasta la muerte y probablemente esposos en secreto", escribe el periodista colombiano Daniel Samper Pizano en su libro "Camas y Famas". Pero ¿cómo fue su relación? Y ¿cómo convirtieron a Rusia en un país tan poderoso?Una emperatriz alemana
Catalina la Grande no se llamaba así ni era natural de Rusia. Nació en 1729 como Sofía Federica Augustade Anhalt-Zerbst en Zerbst, una villa prusiana ubicada en lo que hoy es Polonia. Era una noble alemana de rango menor, hija de Cristián Augusto, príncipe de Anhalt-Zerbst, un general prusiano que ejercía de gobernador de la ciudad de Stettin en nombre del rey de Prusia. Su educación estuvo a la altura de la realeza de aquella época y desde pequeña recibió lecciones de tutores franceses, por lo que su interés tanto por la cultura como por la política la acompañó durante toda su vida.Incluso intercambió correspondencia con pensadores importantes de la época como los filósofos francesesy figuras clave de la IlustraciónDenis Diderot y François-Marie Voltaire, de quién recibió el apodo de "la Grande".Los primeros amantes de Catalina
La lista de amantes de la noble es más o menos larga, según el relato de a qué historiador se acude. Hay quien le atribuye cuatro amantes, y hasta quien asegura que tuvo 15 en sus 67 años de vida. Y es que Catalinala Grandecoleccionaba amantes, aunque de alguna manera era monógama con cada uno de ellos, señala Simon Sebag Montefiore, en su libro "Los Románov".El amor con Potemkin y el reinado de Catalina
Uno de los objetivos de Catalina II era expandir el imperio ruso.Y lo hizo hacia el sur y hacia el oeste, agregando territorios que incluían Crimea, Bielorrusia y Lituania. Alcanzó acuerdos con Prusia y Austria que llevaron a tres divisiones de Polonia entre 1772 y 1795, extendiendo las fronteras de Rusia hasta el centro de Europa. Parte de sus conquistas ocurrieron gracias a la elección de ayudantes y ministros talentosos que fueron capaces de lograrlo. El más sobresaliente fue Gregorio Potemkin, probablemente el estadista y militar más destacado en los tres siglos de dominio Romanov, según le dijo a BBC Mundo en 2017 el historiador Simon Sebag Montefiore.Ambos se conocieron cuando Catalina tenía 33 años y ya era emperatriz y Potemkin, tenía 23 y era un modesto subteniente de la Guardia Imperial con ciertos dotes de bailarín, cantante y comediante. El mismo Orlov, que era amante de la emperatriz y jefe de Potemkin, fue quien los presentó.Cultura y cambios en la sociedad
La relación entre la emperatriz y Potemkin no solo dio sus frutos en la expansión de los territorios del imperio y en la satisfacción privada, sino que durante su reinado se acumuló una gran riqueza en joyas y arte. Entre ellas la Corona Imperial que Catalina utilizó para su ceremonia de toma del poder, una joya que contiene 4.936 diamantes además de perlas blancas montadas en oro y pesa casi 2 kilos.Una alianza con permisos
Según varios expertos, Catalina era difícil de satisfacer sexualmente, por lo que el mismo Potemkin le conseguía amantes sustitutos cuando él no estaba disponible. Claro que el príncipe tampoco era un santo. Se le conocieron varias amantes a lo largo de su vida, entre ellas algunas de sus sobrinas. Pero pese a todo, la alianza político-militar-amorosa entre la emperatriz y el príncipe duró 29 de los 34 años que Catalina II reinó Rusia.Ahora puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.
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