Es de manual. Si cuando aumenta la oferta de un producto cae al mismo tiempo la demanda, el precio se desploma y los ingresos de los productores terminan por el suelo.

Es lo que está sucediendo en el mercado mundial del té a raíz del golpe de Estado y el derrocamiento de Mohammed Morsi en Egipto hace dos meses.

Este país es el quinto importador de té del planeta. Hoy está sobreviviendo de prestado de otros países árabes. En 2011 sus reservas eran de US$36.000 millones: en marzo de este año se situaban en unos 13.000 millones.

"Las crisis políticas afectan los valores. La situación de Egipto, por ejemplo. Pero además hay una superproducción"

Nadeem Ahmed, director de Global Tea and Commodities LTD

Desfondado, con una fuerte caída en el consumo interno y creciente pobreza, no sorprende que la demanda haya sufrido y que el precio del té se haya desplomado a su nivel más bajo en tres años.

Según le dijo a BBC Mundo Nadeem Ahmed, director de Global Tea and Commodities LTD -compañía que comercia unos 55 millones de kilos de té anuales-, la superproducción ha contribuido decisivamente a esta caída del precio.

"Las crisis políticas afectan los valores. La situación de Egipto, por ejemplo. Pero además hay una superproducción. Todos quieren desprenderse de sus cosechas ya mismo", explicó Ahmed.

El impacto

Los mercados no son mecanismos armónicos: dependen de la voluntad, decisión y suerte de intereses muchas veces contrapuestos.

El principal exportador de té del mundo, Kenia, no podía anticipar la crisis egipcia que, por razones climáticas y productivas, coincidió con la mejor cosecha del país desde 2003.

Esta conjunción de elementos llevó a que el precio del té de mediana calidad, conocido como Pekoe Fanning 1, cayera a fines de agosto a US$2,64 el kilo, una disminución de un 34% respecto al año pasado y el valor más bajo desde 2010.

"Las exportaciones de Egipto no generan suficientes dólares como para cubrir las importaciones y sus pagos de deuda externa"

Fadhel Kaboub, Universidad de Denison en EE.UU.

El té es clave en la balanza comercial de Kenia, equivalente a una quinta parte de sus exportaciones, unos US$1.000 millones anuales.

Y Egipto compra una quinta parte de sus exportaciones del producto.

Otros países afectados del este de Africa son Malawi, Uganda y Tanzania, algo que acaba de reconocer la East African Tea Traders Association (EATTA), que agrupa a las naciones exportadoras de la región.

El mercado del té se divide en el de alta calidad, que consumen los países desarrollados, y el de mediana y baja calidad.

Este último segmento ha sido el más afectado por la crisis egipcia.

El segundo exportador de té del mundo, Sri Lanka, también ha tenido su mejor cosecha en cinco años, pero el impacto en sus precios ha sido mínimo porque se concentra en otra región del planeta y otro tipo de té.

Incierto futuro

Nadie puede predecir cuánto tiempo durará la crisis en Egipto, pero está claro que los problemas económicos de la gravedad y magnitud actual no se resuelven en un año.

En medio de la convulsión, la moneda se ha depreciado más de un 20% respecto del dólar.

La moneda se ha depreciado más de un 20% respecto al dólar. Su balanza comercial es crónicamente deficitaria y la deuda externa es de alrededor de US$39.000 millones sin contar los US$12.000 millones que acaba de recibir de Arabia Saudita, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos.

Según le dijo a BBC Mundo Fadhel Kaboub, economista de la Universidad de Denison en Estados Unidos, la crisis egipcia es estructural.

"Estos indicadores son los síntomas de un problema profundo que ha sido negado por el gobierno de Mubarak, el de Morsi y el actual gobierno. Egipto sufre de un déficit comercial estructural. En otras palabras, las exportaciones de Egipto no generan suficientes dólares como para cubrir las importaciones y sus pagos de deuda externa", afirmó Kaboub.

Sumado a la crisis política, todo hace predecir unos años de sobresaltos.

Según una fuente del sector de la comercialización de té consultada por BBC Mundo que prefirió permanecer en el anonimato, los países africanos han hecho todo por diversificar sus mercados: la única solución que tienen ahora es reducir la producción.

"Lo de Egipto es más marginal. Si los productores quieren seguir vendiendo las mismas cantidades, el tema del precio del té en esta zona del África no tiene arreglo", le indicó esa fuente a BBC Mundo.