Por tener una belleza natural inmaculada y un paisaje espectacular, Bután es un destino turístico de ensueño.

Los visitantes que llegan de todas las esquinas del mundo se maravillan ante las verdes y exuberantes montañas y las cumbres plateadas por la nieve que contrastan con las fortalezas y los monasterios con siglos de historia dispersos por toda esta nación del Himalaya.

Los ciudadanos de Bután se cuentan entre los más felices del mundo.

El país mide la calidad de vida de su gente por su felicidad, lo que se conoce como Felicidad Nacional Bruta, en lugar del Producto Interno Bruto (PIB), y establece así un equilibrio entre lo espiritual y lo material.

Bután permaneció relativamente aislado hasta los años 70.

Aunque internet y la televisión sólo fueron permitidos en el país en 1999, los butaneses, especialmente los jóvenes, parecen haber acogido los instrumentos de la modernización con naturalidad.

Los ciudadanos son muy activos en redes sociales, visten ropa de moda, utilizan teléfonos inteligentes, manejan autos último modelo y acuden a bares donde cantan karaoke por las noches.

Asimismo, hay un auge de la construcción en grandes ciudades como la capital, Timpu, con el aumento de la demanda de casas y apartamentos.

Pero, al tiempo que la modernidad y el consumismo se acomodan, Bután enfrenta toda una serie de problemas, que incluyen pobreza, desempleo juvenil y una creciente deuda pública.

"Freno a los excesos"

La tasa de desempleo juvenil ronda el 7,3% y la deuda externa ha subido hasta cerca del 90% del PIB.

"Desde un punto de vista medioambiental, cultural y de desarrollo, no podemos permitirnos tener un turismo masivo en Bután"

Chhimmy Pen, directora de márketing del Consejo de Turismo de Bután

El primer ministro de Bután, Tshering Tobgay, dice que ha llegado la hora de que Bután asuma la realidad.

"Tenemos que reconocer que hay un problema. Tenemos que poner un freno a los excesos del gobierno y de la ciudadanía y emprender la dura tarea de producir bienes para nosotros y para la exportación. No hay un atajo para el crecimiento económico", le dice Tobgay a la BBC.

Bután, con una población de cerca de 730.000 habitantes, obtiene la mayor parte de sus ingresos de las exportaciones de electricidad a India y del turismo.

El año pasado, una cifra récord de 100.000 turistas (internacionales y regionales) visitó Bután, aportando unos ingresos de más de US$227 millones, el segundo sector de ingresos más alto después de las exportaciones de energía hidráulica a India.

Algunas personas consideran que se debe permitir la entrada de más turistas al país para darle un impulso al empleo y a los ingresos.

Actualmente, los visitantes internacionales procedentes de fuera de la región del sudeste asiático tienen que pagar por adelantado US$250 al día por su visita. La tarifa incluye alojamiento, transporte y comida.

Pragmáticos

Datos clave de Bután

  • Ubicado en la cordillera del Himalaya, entre India y China
  • Población: 730.000
  • Capital: Timpu
  • Área: 38.364 kilómetros cuadrados
  • Idioma principal: Dzongkha (oficial)
  • Religiones principales: budismo (oficial), hinduísmo
  • Esperanza de vida: 66 años (hombres), 70 años (mujeres) (Fuente: Naciones Unidas)
  • Exportaciones principales: electricidad, madera, cemento, productos agrícolas, artesanía.

Si se suavizan los estrictos controles, dicen algunos, el turismo masivo puede traer un dinero en efectivo muy necesitado. Pero las autoridades son cautelosas.

"Nuestra política de turismo siempre ha sido una política de alto valor y bajo impacto. La política que hemos seguido hasta ahora nos ha funcionado bien. Sentimos que desde un punto de vista medioambiental, cultural y de desarrollo, no podemos permitirnos tener un turismo masivo en Bután", dice Chhimmy Pem, directora de marketing del Consejo de Turismo de Bután.

Muchos turistas occidentales sienten que Bután es un lugar mágico y que debe mantener su exclusividad.

"Creo que Bután no debe permitir el turismo masivo. Hemos visto lo que el turismo masivo ha hecho en otros lugares. Así que debe mantener su política de restringir los turistas. Si no, ese lugar especial perderá su encanto", opina Manuel Doemer, un turista de Suiza.

Sin embargo, las opciones de Bután son limitadas. No tiene muchos productos en su cesta de exportaciones. Algunas personas creen que, tarde o temprano, el gobierno tendrá que revisar esta política.

Tshering Tobgay, primer ministro de Bután

El primer ministro de Bután considera que se debe poner un freno a los excesos.

Operadores turísticos como Sonam Dorji aducen que si Bután decide tener más turistas, el país no tiene la infraestructura necesaria para acoger a tanta gente.

"Lo más importante sería mejorar el acceso al país, tanto aéreo como por carretera. En este momento sólo hay una compañía aérea que vuela a Bután. Además de eso, todavía falta alojamiento adecuado en el centro y el este de Bután", señala Dorji, director ejecutivo de la asociación de operadores turísticos de Bután.

También indica que la cobertura de internet y la velocidad de conexión es bastante limitada en ciertas áreas del país y el uso de tarjetas de crédito tampoco está muy extendido.

Pero, con una población en crecimiento, las autoridades se dan cuenta de que sera difícil generar empleo para la juventud y que hay que ser pragmáticos.

"Nuestro desafío es incrementar el número de turistas, pero dispersar su llegada a lo largo del año y por todo el país. Para que no tengamos turistas agolpándose unos contra otros", explica el primer ministro.

La realidad es que, a largo plazo, el país necesita más dinero.

Y será un reto para las autoridades poder seguir limitando el número de turistas a los que se les permite la entrada.