Un número creciente de embarazos, una suerte de "baby boom", ha venido acompañando la implementación del acuerdo de paz en noviembre pasado entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En un campamento instalado en un área rural ubicada en el municipio de Buenos Aires, departamento occidental del Cauca (donde está instalada una de las 26 zonas de transición en las que los guerrilleros pasarán seis meses, dejarán las armas y se prepararán para reintegrarse a la vida civil), Nora está lavando su ropa junto a un gran tanque de agua.
En su panza de 5 meses y medio, bien redonda, está creciendo un varón al que llamará Alexei (a la vez una referencia a la literatura rusa y al nombre de guerra de su pareja, Alex).
"Yo ni en guerra ni ahorita he pensado en decir 'voy a abortar este hijo'. Yo siempre he dicho que si quedo 20 veces embarazada, un niño es un niño", asegura.
Cuando se habla con guerrilleras de las FARC, siempre niegan que existieran abortos forzados, pero reconocen una política de control de la natalidad y la opción de obtener un aborto voluntario.
Pero algunas guerrilleras que han salido de la organización me dijeron otra cosa cuando conversé con ellas; una, incluso, me contó que fue obligada a abortar en cinco ocasiones.
¿Si fracasa el proceso?
Nora sí pudo ser mamá en las filas rebeldes en plena época de guerra. Tiene un hijo de 13 años, que vive con su familia. Lo que no podía era ser mamá y quedarse en la guerrilla con su hijo: por eso el niño no creció con ella. Su plan, ahora, es que Alexei sí se crezca con ella y su pareja.
Pero, ¿y si fracasa el proceso de paz?
"La verdad, con mi pareja a veces hablamos de eso. Si las cosas no se dan, nosotros tenemos claro que seguimos la lucha. Si es con armas, con armas, y si nos toca ahora seguirla por la vía política, la seguimos".
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32% son mujeres
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19 son las zonas veredales transitorias de normalización
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90% del territorio dominado por las FARC se encuentra libre de control guerrillero
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220.000 es el número estimado de muertos en la guerra
AFP
Por lo pronto, Nora se adelantó al resto de sus compañeros, que deberán ir dejando sus armas a lo largo de las próximas semanas, para que sean destruidas. Le asignaron una tarea en la que debió desprenderse de su fusil.
Lo extraña, me dice, pero en este momento tiene otras prioridades: "Ahorita para qué me pongo a molestar por un fusil, si uno tiene que cuidar esta barriga".
Está enfocada en su salud y en la de su futuro hijo. Como a otras guerrilleras embarazadas, le realizan controles, ecografías. Para ello, la viene a recoger y la acompaña una misión médica de la Cruz Roja Colombiana, que luego la trae de regreso.
"Boom del amor"
Las FARC han contado ya 80 guerrilleras embarazadas en todo el país y 66 con hijos que están en las zonas transitorias; esperan que el número siga creciendo.
"En la guerra no se podía tener hijos y ahora ya se puede", me dice Pablo Catatumbo, comandante del Bloque Occidental de las FARC y miembro del equipo de la guerrilla que negoció la paz en La Habana. "Sí creo que se va a presentar un boom, pero es un boom de la paz, es un boom del amor; y bienvenidos los niños de la paz".
A diferencia de Nora, Karina, una mujer afrocolombiana de 27 años (hace 13 que está en las FARC) que viene del muy pobre departamento del Chocó, está embarazada de su primera hija, a la que llamará Sofía Salomé ("o Salomé solita", me dice) y nacerá en unos dos meses.
La camiseta que lleva puesta tiene escrito en inglés: "Baby, loading…" ("cargando bebé"). Ahora lleva el embarazo con naturalidad, pero no fue así desde el principio.
"La noticia fue algo muy duro, porque es algo que una no esperaba, fue una sorpresa. No fue planeado", me cuenta.
Iván
Sin embargo, que ahora esté en plena implementación el acuerdo de paz tuvo un efecto positivo en ella: "Eso hizo que decidiera tomar la noticia con satisfacción, y creo que era hora también".
Mientras conversamos, se escucha el rugido de dos potentes motores diesel: son dos chivas, los coloridos buses rurales de Colombia, que están trayendo a la última unidad que debía llegar a esta zona transitoria.
Los 38 guerrilleros y guerrilleras vienen desde Chocó. Es la unidad de Karina (ella había llegado antes, por su embarazo).
Entre los uniformes camuflados, aparece un muchacho con gorra y fino bigote. Es Iván, pareja de Karina, padre de Sofía Salomé (o Salomé solita).
Se abrazan, hace unos 20 días que no se ven.
"Ser papá es una responsabilidad muy grande, porque de ahí depende el futuro de nuestros hijos, de la responsabilidad del padre y de la madre", me dice, de pie junto a Karina, que se apoya sobre su hombro. "Mi anhelo es darle lo que ella se merece, (ayudarla a ser) lo que ella quiera ser".
Bailarina
Karina ya sabe qué le gustaría que fuera su hija: bailarina. Es que le gusta mucho la música. Pero dice que la acompañará en lo que sea.
Según los planes del gobierno y de las FARC en unos cuatro meses Karina e Iván, junto a cerca de 300 rebeldes más que se encuentran aquí, dejarán esta zona de transición, dejarán este lugar seguro, en el que se les provee un techo, comida, certeza.
Y se enfrentarán con una nueva realidad en la que deberán encontrar la forma de sostenerse y sostener a su beba por sí mismos.
Karina lo sabe: "Uno está acá y no tiene para lo económico, pero ya uno mirará cómo se las arregla después de todo esto, trabajar para lo que haga falta".