"Así es señores, soy Javier Duarte de Ochoa, soy el gobernador, no me queda más que decir la verdad".
Con esas palabras el exgobernador de Veracruz, investigado por lavado de dinero y delincuencia organizada, aceptó su derrota casi seis meses después de haberse dado a la fuga.
Eso le dijo a la policía de Guatemala a las 9 de la noche del sábado en la recepción de uno de los hoteles más lujosos sobre el lago de Atitlán, uno de los principales destinos turísticos del país.
Duarte fue promocionado por el presidente Enrique Peña Nieto como la "renovación" de su partido y luego se convirtió en uno de los hombres más buscados de México, en un símbolo del nivel de corrupción que azota al país.
Se espera que pronto sea enviado de vuelta para enfrentar a la justicia.
El Partido de la Revolución Institucional (PRI) celebró la detención y aseguró que "las acciones" del gobierno y de Peña Nieto "acreditan que México está cambiando". Pero el desfalco de Duarte en Veracruz dejó al partido en una posición incómoda y de vulnerabilidad.
El exgobernador, de 43 años, cayó a un mes y medio de la elección en el estado de México, inexpugnable bastión del PRI y termómetro de cara a las presidenciales de 2018. Los comicios en junio se anticipan reñidos y la victoria del oficialismo no está asegurada.
La caída
Las autoridades guatemaltecas creen que había ingresado al país en algún momento de los últimos tres días a través de Tecún Umán, a unos 200 kilómetros de donde fue capturado.
Se había registrado hacía 48 horas en el hotel La Riviera de Atitlán. Se hizo pasar por turista, pagó en efectivo y dijo llamarse Alejandro. Lo acompañaba su esposa.
"Sale a pedir algún licor y es ahí cuando las autoridades lo visualizan en el pasillo contiguo al lobby", explicó Jorge Rocha, subdirector general de Investigación Criminal de la Policía Nacional Civil.
"En el primer momento quiso evadir dando otro nombre, después de cinco minutos de conversación, de decirle que sabíamos quién era" reconoció quién era.
En el operativo participaron la Policía Nacional guatemalteca, la Policía Federal mexicana, agentes de la Procuraduría (fiscalía) General de la República y de Interpol.
La PGR informó en un comunicado que solicitó a la cancillería que "se presentara la solicitud de detención provisional con fines de extradición" del exgobernador de Veracruz.
Su arresto se dio en la misma semana en que fue capturado en Italia el exgobernador de Tamaulipas Tomás Yarrington, también del PRI, quien permaneció prófugo de la justicia mexicana durante cinco años.
Se lo acusa de los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita (lavado de dinero), entre otros, y es requerido por la justicia de México y de Estados Unidos.
Acusaciones
Duarte de Ochoa es investigado por el supuesto desvío de más de US$35 millones de dineros públicos durante los seis años de gestión como gobernador, entre 2010 y 2016. La secretaría de Hacienda lo investiga por haber realizado contratos por 3.300 millones de pesos (unos US$175 millones) con decenas de empresas fantasma.
El político ha calificado las denuncias en su contra como "calumnias" e "infamias".
Duarte desapareció después de anunciar su pedido de licencia de la gobernación de Veracruz en un programa de televisión el 12 de octubre de 2016, 48 días antes del fin de su mandato.
Argumentó que lo hacía para responder a una serie de investigaciones fiscales que emprendió el Servicio de Administración Tributaria (SAT) a su gobierno.
Al día siguiente la fiscalía libró una orden de captura en su contra.
Bajo su mandato, la violencia ligada al narcotráfico, debido a la lucha por el control territorial entre los cárteles de Los Zetas y Jalisco Nueva Generación, creció a niveles históricos en la entidad.
El mes pasado se denunció el hallazgo en el estado de la que se considera es la mayor fosa común del país, con más de 250 cuerpos de víctimas del crimen organizado.
Con Duarte en el poder, Veracruz se convirtió en uno de los lugares más peligrosos del país para el ejercicio del periodismo: 19 reporteros fueron asesinados en sus años de gobierno.
La controvertida gestión de Duarte y su escandalosa fuga humillaron al gobierno mexicano.
Su captura le dará algo de tranquilidad. Pero la mancha de corrupción que dejó el exgobernador será difícil de borrar.
Otro exgobernador, César Duarte, quien estuvo al frente de Chihuahua hasta octubre fue acusado de peculado el mes pasado.
También está prófugo, también lo busca Interpol, también es del PRI.