Emily Yates

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Muchas personas le han ofrecido a Yates rezar por su sanación.

Estaba en la universidad, en Londres, cuando me tropecé por primera vez con el concepto de sanación espiritual.

Después de tomarme unos tragos con varios amigos en un centro de estudiantes, un desconocido me siguió a casa. Me dijo que, si rezaba con fe, esa misma noche me curaría de la parálisis cerebral con la que vivo.

Es un trastorno permanente que afecta las habilidades psicomotoras de la persona.

Aunque no me considero particularmente religiosa, en varias oportunidades, tanto conocidos como extraños, me han ofrecido rezar para sanarme y no tener necesidad de utilizar una silla de ruedas.

Estoy consciente de que tienen las mejores intenciones, pero con frecuencia esas ofertas me confunden.

¿La súbita posibilidad de caminar me haría más feliz? ¿Me convertiría en una persona mejor?

Y ese deseo de curarme, ¿qué dice acerca de la percepción que tiene la gente sobre los individuos con discapacidades?

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Mellor vive de las sesiones de curación que realiza en diferentes países.

Miles de seguidores

En octubre del año pasado conocí a John Mellor -un popular sanador australiano– en Worthing, una ciudad en el sur de Inglaterra, en Reino Unido. Estaba realizando una gira mundial.

Me dijo que con las habilidades que Jesús le había dado, había sanado a otras personas con parálisis cerebral y que no había razón para que no pudiera ocurrir lo mismo en mi caso.

Me sorprendía su carisma, su positivismo y sus numerosos seguidores digitales: más de 30.000 seguidores en Twitter y más de 80.000 visualizaciones de promedio en sus videos en YouTube.

En el mundo real, cientos de personas asisten a sus jornadas de sanación.

John y su esposa viven de las donaciones que reciben en estos eventos. Viajan por el mundo para "expulsar" las imperfecciones del cuerpo de las personas a través de la imposición de manos en sus cabezas y las oraciones en varios idiomas.

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A Yates se le pidió que tratara de caminar, pero no pudo.

Esencia perturbadora

Había visto algunos de los miles de videos de John en YouTube en los que ciegos recuperan la vista, mujeres sordas empiezan a oír y algunos, después de pasar años con dolor y confinados a sillas de ruedas, se levantan y empiezan a correr de felicidad en el escenario.

La idea de que mi dolor desapareciera permanentemente era, sin duda, emocionante. También lo era el pensamiento de poder usar relucientes zapatos de tacón, en vez de mis gastados deportivos.

Pero lo que vi me perturbó. Estoy orgullosa de mi identidad siendo una persona discapacitada. Dejar de usar mi silla de ruedas, y todo lo que viene con ella, implicaría perder una parte de mí misma: algo con lo que he luchado mucho, pero que también ha sido fuente de consuelo a lo largo de los años.

Así, llegó el día de mi sanación, una jornada "maravillosa para realizar milagros", dijo John.

Alrededor de 500 personas se congregaron para ver sus habilidades en acción. Problemas en las rodillas, los hombros e incluso en los ovarios, fueron eliminados en el nombre de Jesús.

Y entonces, llegó mi turno…

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Los videos en los que Mellor muestra lo que hace son muy populares en YouTube.

La experiencia

John frotaba mis piernas y gritaba en español, el otro idioma que habla, aparte del inglés. Le decía al dolor que desapareciera, a las piernas que funcionaran y a los pies que se enderezaran.

Dos hombres me sostenían por los brazos. Me pidieron que me parara y tratara de caminar.

Por un momento, el frenesí de los presentes me contagió, el dolor parecía disminuir, sentí mis piernas ligeras… Es difícil no dejarse llevar por la emoción y la creencia férrea de quienes están alrededor.

Pero unos segundos después, el dolor y la rigidez volvieron, así como la necesidad de volverme a sentar en la silla.

John parecía estar decepcionado, quería concentrarse en cualquier mejoría que yo hubiera experimentado. Me aseguró que lo intentaría de nuevo.

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Andrew Ditty ha participado en más de una docena de jornadas organizadas por Mellor, pero todavía no ve los resultados.

Fortaleza

Andrew Ditty es un cristiano practicante que sigue a John alrededor del mundo y que ha asistido a más de una docena de sus jornadas de sanación.

Fue diagnosticado con una enfermedad neuromotora degenerativa hace varios años y me contó de la esperanza infinita que le da la fe.

Admiro su fortaleza y entiendo su necesidad de buscar una forma de sanar, pero después de enterarme que John lo ha tratado varias veces y todavía no hay ningún resultado, me pregunto si éste es el camino adecuado para él o si su fe se transformará en un milagro en algún momento.

Algunos pueden decir que en mi caso no ocurrió porque no tuve suficiente fe. Pero Andrew si la tiene. Y sin un milagro o alguna cura médica, el tiempo se le está acabando.

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Yates afirma estar complacida con lo que la vida le dio.

Aceptación y esperanza

No encontré evidencia médica que respaldara las habilidades sanadoras de John, solo los testimonios de quienes aseguran haber sido sanados por él.

Me fui con muchas preguntas sin respuesta.

Para algunos, la fe es exactamente eso, aprender a vivir aceptando que el consuelo no siempre está en encontrar una solución o saber por qué pasan ciertas cosas.

Para otros, esa falta de evidencia bien podría convertir a John en un vendedor, más que en un sanador milagroso.

Pero hay algo con respecto a lo que si tengo certeza: con sanación o sin ella, discapacitada o no, estoy feliz con lo que la vida me dio.