Hasta los años 70 Argentina tuvo una de las redes ferroviarias más modernas y extensas de América del Sur. Pero las políticas implementadas por los diversos gobiernos desde entonces dejaron al sistema de trenes en crisis.
Ese lento decaimiento alcanzó quizás su punto más crítico en Buenos Aires el 22 de febrero de 2012, cuando ocurrió uno de los peores siniestros en la historia ferroviaria del país: el choque de un tren metropolitano en la estación Once de Septiembre, que dejó 51 personas muertas y casi 800 heridas.
La llamada "Tragedia de Once" fue, para muchos, el corolario predecible del notable deterioro del sistema ferroviario.
La unidad de la línea Sarmiento que no logró detener su marcha al arribar a la estación venía –como todos los días- sobrecargado (en este caso al triple de su capacidad), y algunos instrumentos básicos, como el velocímetro y parte del sistema de frenos, no funcionaban.
Si bien la justicia tendrá la última palabra (ver aparte), el fiscal de la causa no dudó en vincular el accidente con el mal estado del servicio, del cual responsabilizó no sólo a los concesionarios privados de la línea, la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA), sino también a cinco exfuncionarios del actual gobierno, entre ellos dos exsecretarios de Transporte, a quienes acusó de ser "cómplices", al no haber controlado la condición de los trenes.
Según el cineasta y diputado nacional Fernando "Pino" Solanas, cuyo documental "La próxima estación" denuncia el mal estado del servicio ferroviario argentino, la crisis se gestó en la década del 90, cuando el entonces presidente Carlos Menem (1989-1999) desmanteló el 80% de la red de trenes.
No obstante, el legislador socialista acusa a la actual presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y a su marido y antecesor, Néstor Kirchner (2003-2007), de haber profundizado el deterioro al otorgar millonarios subsidios a las concesionarias de trenes sin ningún tipo de control y sin obligar a las empresas a invertir ese dinero en mejoras.
Se estima que en 2012 el gobierno otorgó unos US$930 millones para el funcionamiento de los trenes metropolitanos, que transportaron a cerca de 394 millones de usuarios en el año.
Renovación
Ante una oleada de críticas, el gobierno anunció a lo largo de 2012 una serie de cambios a su política ferroviaria.
Tres meses después del accidente, en mayo pasado, decidió por decreto rescindir el contrato de TBA de las líneas Sarmiento y Mitre (la otra red metropolitana que más se ha deteriorado).
Poco después la presidenta Fernández sacó la secretaría de Transporte de la órbita del ministerio de Planificación Federal, conducida por Julio de Vido, y la incorporó al ministerio del Interior. Florencio Randazzo fue nombrado ministro del Interior y Transporte.
En octubre, Randazzo anunció la puesta en marcha de un ambicioso plan para mejorar el funcionamiento del tren Sarmiento, con la renovación de vías y la reparación de 9 de las 18 formaciones que prestan servicio en esa línea.
"Vamos a tener un ferrocarril nuevo", prometió en ese momento el funcionario.
A comienzos de 2013, la propia presidenta reveló que profundizarían las reformas y, través de una cadena nacional, anunció "la renovación ferroviaria más importante de los últimos 50 o 60 años".
La mandataria informó que se comprarán 55 trenes a una empresa china, para reemplazar las formaciones de las líneas Sarmiento y Mitre.
El juicio y una muerte sospechosa
Esta semana el juez federal Claudio Bonadio elevó la causa de Once a juicio oral, proceso que podría comenzar dentro de un año, según algunos expertos.
28 personas están procesadas, entre ellas el conductor del tren, Marcos Córdoba, y los ex secretarios de Transporte del kirchnerismo Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi (quien renunció a su cargo dos semanas después de la tragedia).
La causa se vio empañada el pasado 9 de febrero por el misterioso asesinato de uno de los principales testigos del caso, Leonardo Andrada, el maquinista que conducía el tren siniestrado en el turno anterior a Córdoba.
Andrada –cuya muerte de cuatro balazos en la espalda aún es investigada- había declarado que el tren venía sobrecargado porque venía con retrasos, y que el servicio de frenos solía ser defectuoso.
Según la jefa de Estado, las primeras formaciones llegarán al país a comienzos de 2014 y la "renovación total" tardará cerca de dos años.
El plan gubernamental incluye la construcción de 62 pasos a nivel y 9 cruces peatonales, para reducir los riesgos de choques, y la instalación de un nuevo sistema de señalización de alta tecnología.
En total, se invertirán más de US$1000 millones.
Fernández también anunció la renovación de los talleres de Tafí Viejo, en la norteña provincia de Tucumán, donde se planea modernizar y mejorar el estado de los trenes que actualmente circulan por el país.
Por su parte, la secretaría de Transporte y el ministerio de Industria lanzaron un programa para renovar 6.900 kilómetros de vías férreas en los próximos años.
En unas declaraciones que causaron controversia, el ministro Randazzo dijo que "cuando todo eso esté funcionando, se va a notar una verdadera revolución en el transporte", frase que luego relativizó.
Ante el enojo de los familiares de las víctimas del choque de Once, quienes criticaron "el silencio" del gobierno ante la tragedia, el funcionario aseguró que "la mejor forma de honrar a quienes perdieron la vida es tener un Sarmiento mejor".
Cuestionamientos
Representantes de los familiares de las víctimas dieron su visto bueno a los anuncios del gobierno, aunque consideraron que llegan demasiado tarde.
"Esas medidas son montadas y publicitadas como políticas de obra pública cuando todos sabemos que sin el 22 de febrero jamás hubiesen sido consideradas", criticó a través de una columna de opinión en el diario La Nación Paolo Menghini, padre de Lucas, quien fue hallado sin vida entre los escombros del tren dos días después del accidente.
También hay quienes se muestran preocupados por la lentitud de las renovaciones.
"Hasta que no lleguen los trenes nuevos en abril de 2014 vamos a seguir usando los mismos como el que chocó", alertó el periodista de radio Metro Alejandro Bercovich.
Esta redactora es testigo de la angustiante situación que viven a diario los usuarios de los trenes metropolitanos, con una constante cancelación de servicios, retrasos y una sobrepoblación preocupante.
Pero además de un sentimiento de resignación se advierte entre los pasajeros un constante temor: muchos trenes sufren desperfectos y al menos dos descarrilaron después del accidente de Once.
¿Se solucionarán todos estos problemas cuando estén listas las renovaciones impulsadas por el gobierno?
Juan Alberto Roccatagliata, uno de los máximos expertos en transporte ferroviario de Argentina y responsable hasta 2010 de la Dirección Nacional de Transporte Ferroviario, tiene una visión crítica.
"Los anuncios (de la presidenta) no responden a un plan integrado de recuperación de los ferrocarriles", señaló a BBC Mundo.
Roccatagliata cuestionó la compra de trenes por "catálogo" y dijo que "primero hay que ver qué material se necesita" y "homogeneizar todo el material rodante de trocha ancha". En ese sentido usó de ejemplo lo hecho por España cuando modernizó sus trenes, para lo que se llamó a una licitación internacional.
Además, con respecto a la renovación de 6.900km de vías, señaló que "no se especificó qué corredores serían renovados, con qué parámetros técnicos y para qué tipo de tráfico: si de cargas, de pasajeros o ambos".