Enemigos jurados de dos guerras mundiales, con aparentes diferencias insalvables sobre el modelo de la Unión Europea (UE), Alemania y el Reino Unido se están convirtiendo hoy en un nuevo eje europeo.
La alianza germano-francesa, pilar del proyecto paneuropeo de la posguerra, está cediendo ante la crisis de la eurozona, el florecimiento del comercio bilateral entre Alemania y el Reino Unido y la confluencia ideológica de la canciller Angela Merkel y el primer ministro David Cameron.
Esta confluencia pesará en la cumbre de la Unión Europea de este jueves y viernes en Bruselas, con el objetivo de acordar un presupuesto para el período 2014-2020. Aliados en la doctrina de la austeridad como vía para salir de la crisis, el Reino Unido y Alemania están buscando una fuerte reducción a nivel presupuestario, una postura que los ha enfrentado a una alianza entre los países más pobres de la UE y Francia, que quiere proteger a toda costa los subsidios agrícolas.
En el comercio bilateral los números hablan. Según el Bundensbak, banco central germano, en los primeros nueve meses del año pasado el comercio entre Alemania y el Reino Unido superó los 153.000 millones de euros, dejando atrás al que Alemania tenía con Francia, que solo rozó los 150 mil millones.
Con estas cifras el Reino Unido se ha convertido en el primer socio comercial germano a nivel mundial, por delante no sólo de Francia, sino también de Estados Unidos (149.000 millones) y China (115 mil millones).
Según Katinka Barysch, vicedirectora del CER (Centre for European Reform), con sede en Londres, la crisis económica ha abierto una grieta en la relación franco-germana que ha permitido este ascendiente británico.
"Las diferencias que había entre Alemania y Francia no importaban tanto cuando la economía andaba bien. Ahora han quedado a la vista las diferencias políticas entre el modelo más dirigista francés y la economía social de mercado germana. En el Reino Unido, Alemania ha encontrado un aliado ideal para neutralizar la presión de los países del sur europeo", indicó a BBC Mundo.
Hermanados por la austeridad
"Alemania no siguió en casa la austeridad que pregonó al resto."
Waltraud Schelkle, economista alemana de la London School of Economics.
La confluencia ideológica de Merkel y Cameron tiene dos pilares: la austeridad y la flexibilización laboral.
La coalición conservadora-liberaldemócrata que encabeza el primer ministro David Cameron se ha embarcado en uno de los programas de ajuste más duros del mundo desarrollado con recortes fiscales de alrededor de $US130.000 millones para el período 2010-2015.
Por su parte, la canciller Angela Merkel ha sido la abanderada de los programas de austeridad que están sacudiendo a Europa. El éxito es más que discutible en los países de los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España), que se precipitaron a profundas recesiones como precio por rescates económicos o intervenciones políticas que evitaran el fantasma de una cesación de pagos, con el consiguiente descalabro de la eurozona y sus bancos.
Según la economista alemana Waltraud Schelkle, de la London School of Economics, Alemania no siguió en casa la austeridad que pregonó al resto.
"Entre 2008 y 2010, Alemania tuvo un estímulo fiscal equivalente a un 3% de su PIB en comparación con Francia, que fue de 0,6%. A esto se suman los estabilizadores automáticos para ayudar a sostener el empleo y una ayuda fiscal a la industria automotriz, que han estimulado la economía en un 4,2%", señala Schelkle.
Gracias a un crecimiento superior a un 3% en 2010-2011, Alemania tuvo un considerable aumento de la recaudación fiscal que permitió reducir el déficit. El anuncio en diciembre de que Alemania recortaría el gasto fiscal en unos 6.000 millones de euros fue una manera de apuntalar las credenciales de la austeridad ante las críticas recibidas de muchos países europeos.
En este sentido, en un nivel discursivo más que programático, Alemania es un claro referente de las políticas de austeridad y, al igual que el Reino Unido, apoya una flexibilización del mercado laboral para mejorar la competitividad europea de cara a la globalización.
"En esto también están en las antípodas de Francia, que no puede o no quiere llevar adelante una reforma laboral que tendría un alto costo político o podría ser inviable", señala Katinka Barysch.
El test británico de la UE
Una prueba de fuego de la alianza germano-británico son los vaivenes británicos en relación a la UE.
"La política alemana de la posguerra se basa en la idea de una integración profunda con el resto de Europa. Por razones históricas, Alemania es muy reticente a liderar y prefiere actuar en el marco de la Unión Europea. El Reino Unido es exactamente lo opuesto. No quiere una política institucional europea que le quite su individualidad", señaló a BBC Mundo Barysch.
En enero, el primer ministro Cameron planteó la posibilidad de convocar a un referendo sobre la permanencia británica en la Unión Europea en caso de que ganara las elecciones de 2015 y hubiera una renegociación del Tratado de Lisboa que gobierna la UE.
Cameron pedía a cambio de aprobar una reforma del Tratado que se le otorgaran al Reino Unido una serie de excepciones, en especial en torno a la política laboral europea.
El discurso fue mal recibido en el resto de la UE. Sobre el Reino Unido llovieron críticas de que quería una Europa a la carta, en la que podía elegir las partes que le gustaban y desechar las que no. "Si todos hacemos eso, dejará de existir la UE", señaló el canciller sueco Carl Bildt.
En medio de ese concierto de críticas, la canciller alemana Angela Merkel dejó una puerta abierta. "Tanto Alemania como yo a nivel personal queremos que el Reino Unido sea un importante y activo miembro de la Unión Europea. Estamos dispuesos a hablar de los deseos británicos, pero debemos entender que cada país tiene sus propios deseos y tenemos que llegar a un acuerdo justo", señaló.
El mensaje fue una clara señal de las cambiantes relaciones que ha creado la crisis europea en la UE y, al mismo tiempo, una marca de sus límites.
Alemania tiene elecciones generales en septiembre, y a juzgar por la victoria de la alianza entre socialistas y verdes en los comicios este enero en el estado de Lower Saxony, no hay ninguna garantía de que Merkel sea reelecta.
Los comicios en el Reino Unido son en mayo de 2015, pero el primer ministro David Cameron enfrenta desafíos internos del mismo Partido Conservador y terminó en el promedio de todas las encuestas del año pasado a seis puntos de la oposición laborista.
"La política en todo esto será decisiva. Pero hay que tener en cuenta también que el eje franco-germano es mucho más sólido y especial de lo que puede parecer a primera vista. Ambos quieren profundizar la unión de la eurozona y la UE. Ese es el talón de Aquiles de Londres para convertirse en el polo de un nuevo eje con Alemania", señaló a BBC Mundo Katinka Barysch.