Las elecciones nacionales de mayo de 2016 deben ser consideradas más allá de un rutinario proceso de votación. La República Dominicana cumplirá 20 años (1996-2016) del más prolongado período  de libertades públicas y democracia electoral en toda su historia, base esencial para el efectivo Desarrollo Humano, aún con grandes rezagos.

En el escenario político no se presentan significativas diferencias ideológicas, las cuales poco cuentan en la realidad actual del mundo. Rusia después de ser una de las vanguardias del socialismo, en la actualidad procede como un país más de la economía de mercado e incluso exhibe mayor retraso que otros, como los países escandinavos, que no tuvieron que sufrir el trauma de una economía planificada.

China, otrora gran nación socialista, hace millonarios en dólares al vapor; pero es justo decir que al mismo tiempo ha sacado de la pobreza extrema a más de 300 millones de personas, un hecho único en la historia de la humanidad. El glorioso Vietnam abandonó la economía planificada y desde la economía de mercado-más allá de ortodoxas ideologías- hace grandes contribuciones al progreso social.

En la República Dominicana como el cualquier país del mundo, es desde el Estado que se pueden hacer las grandes transformaciones para un genuino Desarrollo Humano. En la actualidad se disponen de índices o parámetros internacionales que miden el verdadero desarrollo de las naciones. Se destacan el Informe de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD- y el Informe Global de Competitividad del Foro Económico Mundial. Un análisis exhaustivo de los referidos informes pone en evidencia los   grandes retrasos del país en áreas cruciales del desarrollo.

Los partidos dominicanos que son los que se proponen la conducción del Estado como el más alto nivel de organización de la sociedad reflejan los retrasos que los propios informes atribuyen al país; pero en  términos realistas y es posible que por muchos años más, sean ellos la vía para acceder a la dirección del Estado para promover el desarrollo a un ritmo que si bien no es el ideal, es el que la realidad actual permite.

Dado que todo indica que las elecciones de mayo de 2016 estarán precedidas de grandes alianzas, hay que procurar que los pactos tengan por base un enfoque de gerencia estatal que redefina el rumbo de lo que se hace y como  se hace. Que se asuma la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, que es ley, no como conjunto de documentos, sino de lo que tanto le falta: conformar instrumentos gerenciales con real vida que impacten eficazmente el Desarrollo Humano en la República Dominicana.