El embarazo en adolescentes es hoy uno de los grandes retos de República Dominicana, donde una de cada cinco adolescentes, de 15 a 19 años, está o ha estado embarazada.

Solo en 2016, unas 34,687 niñas y adolescentes, de entre 10 y 19 años, recibieron atención en centros de salud públicos del país para partos, cesáreas y abortos, de acuerdo al “Mapa de Embarazos en Adolescentes”, una iniciativa de la Vicepresidencia de la República, el Ministerio de Salud Pública (MSP), la Oficina Nacional de Estadística (ONE) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

El caso de Nataly

Nataly era una adolescente normal. A los 17 años ya había terminado el bachillerato, tomaba cursos de informática, inglés y mecanografía, y soñaba con ir a la universidad, a estudiar Derecho, como su papá. Sin embargo, después de dos años de relación con un joven 7 años mayor, quedó embarazada.

Narra que, aunque estaba usando el método del ritmo, se sorprendió mucho cuando se dio cuenta de su estado. “Esto no puede ser”, se repetía. Pero, en retrospectiva, considera que esta vivencia no le representó problemas mayores, porque solo tuvo que “ir a menos cursos” y siempre recibió apoyo familiar y de su pareja.

Luego, hablando con nosotras en medio del bullicio de un aula universitaria en la que toma una de sus clases de Derecho, recuerda que sufrió al ser estigmatizada por vecinos/as y familiares de sus amigas. “Yo tenía una amiga al lado de mi casa, como yo estaba embarazada su papá le decía que ella no podía hablar conmigo, porque yo era diferente”.

Nataly razona que su reto más grande le aguardaba después, con el nacimiento de su niña y la responsabilidad de cuidarla y criarla. “En una ocasión, la bebé casi se me asfixia por mi falta de experiencia. Yo no sabía sostener el seno para lactarla y le llegaron dos gotas de leche materna a los pulmones. Estuvo a punto de asfixiarse”.

La joven no se arrepiente de lo vivido, pero dice que le hubiera gustado tener más experiencia con el uso de los métodos anticonceptivos y aconseja a adolescentes y jóvenes orientarse más “antes de tener bebés a temprana edad”.

“Dios mío, ¿y qué yo voy a hacer ahora?”

Isabel creció en un contexto familiar difícil, entre el alcoholismo de su padre y el carácter violento de su madre, lo que la llevó a una unión temprana con un hombre casi 10 años mayor, cuando ella tenía 16. Salió embarazada poco después. 

“Dios mío, ¿y qué yo voy a hacer ahora? ¿Lo tengo o no lo tengo?”, se preguntaba. La decisión tomada junto a su pareja fue seguir adelante con el embarazo. Las prácticas de gimnasia y voleibol se acabaron y en la escuela la pasaron a la tanda nocturna.

“Mi embarazo fue muy complicado. Al ser adolescente, no me atendían en todas partes. Estaba sufriendo de la presión, me bajaba el azúcar y me desmayaba por cualquier cosa”, recuerda.

Isabel se convirtió en madre a los 17 años, después de 15 horas de labor de parto. “Un jueves rompí fuente, pero, por inexperiencia, no sabía y terminé dando a luz un domingo. La niña nació moradita”.

Explica que después del parto le dio inicio de preeclamsia y no pudo lactar, pero tener a su hija en brazos fue la experiencia más hermosa de su vida. Aunque le hubiese gustado haberse preparado, porque “no es lo mismo” cuando la maternidad te llega de golpe.

“Me hubiese gustado planificarme y planificar la llegada, porque por la inexperiencia yo no sabía el control de los meses (…). También me hubiese gustado saber cómo poner un pañal, cómo bañarla y cómo hacer que se calle de noche”, dice entre risas.

Además, Isabel habría querido tener la conciencia para llevarse de las recomendaciones médicas, porque por inexperiencia e inmadurez, hacía todo lo contrario. “Si el médico me decía no comas esto, ahí era que yo me lo comía; no bebas refrescos y eso era lo que yo más bebía, a escondidas (…), hasta llegué a caerme de un motor”.

La joven asegura que en ningún momento sintió que su vida se arruinó. Sin embargo, explica que necesitó mucha determinación y claridad para salir adelante. No fue fácil. Comenzó a trabajar cuando la niña tenía tres meses. Laboraba hasta las 5:00 de la tarde y luego se iba a la universidad a tomar una materia por día.

“A las adolescentes de 14, 15, 16 y 17 años yo les recomiendo que se cuiden, que se protejan (…) y que vivan sus etapas. A mí me pasó que yo viví mi etapa a destiempo (…). No aceleren el tiempo, que todo llega a su momento y cuando es a destiempo tú no vives”, analiza. 

Isabel lamenta que no tuvo adolescencia, “porque tuve que ser madre antes de tiempo, tuve que ser ama de casa y tuve que empezar a trabajar siendo menor (…) y así tú no quemas etapas”, concluye.

Causas de los embarazos en adolescentes

Entre las causas de los embarazos en adolescentes encontramos el matrimonio infantil o uniones tempranas, desigualdad de género, obstáculos a los derechos humanos, pobreza, violencia sexual, falta de acceso a servicios de salud reproductiva, incluyendo planificación familiar, falta de acceso a educación, incluyendo educación sexual integral y subinversión en el capital humano de las niñas (UNFPA, 2013).