SAN CRISTOBAL, República Dominicana.-Las paredes de color amarillo reflejan los destellos del sol que penetran por las ventanas de los recintos que disponen de 3 y 4 camas para cada los reclusos que habitan en el pabellón San Francisco de Asís, en el Centro Correccional Najayo Hombres (CCR17).
Cada recluso tiene su cama, contrario a lo que ocurre en los recintos del Viejo Modelo Penitenciaro, en donde cada quien debe arreglárselas como pueda para poder dormir, incluso sobre un cartón que no tiene más base que el duro, frío y sucio suelo.
Cientos de hombres cruzan de un lado a otro por los pulcros pasillos con barrotes blancos recién pintados. Todos visten un mismo uniforme, pero en tonos de degradación del color azul. Los que fungen como coordinadores, maestros o guías llevan el azul fusco, como una identificación de su autoridad.
Si hay un cambio entre el viejo y el Nuevo Modelo Penitenciario, a simple vista se hace notable en las condiciones de las edificaciones en que viven los reclusos, como pudieron constatar reporteros de Acento.com.do.
“Donde usted está parada vivían los capos, las habitaciones costaban medio millón de pesos hasta 350 mil pesos. Para entrar aquí había que ser recomendado por un duro de los capos o cosas así”, resalta Marcos Rodríguez condenado por tráfico de estupefacientes.
Detalla que para poder entrar al lugar antes denominado “Las Conyugales” y ahora pabellón San Francisco de Asís, había que pagar 25 mil pesos y comprar las habitaciones. “Y si tú llegabas a comprar una, un 'duro' te la podía quitar, y fácilmente te tocaba comprarla de nuevo”.
“El 9 de abril del año 2013, tomamos la decisión de traer 96 personas de los pabellones viejos. De esos sacamos los 70 peores de un pabellón que se llamaba Vietnam. Porque esos (reclusos), con su cambio, darían muestra a los demás de que sí se puede cuando uno quiere”, manifestó el alcaide o director del Centro Correccional, Adolfo Sánchez.
Najayo Hombres posee una población de 1796 internos, 400 pertenecen al Nuevo Modelo Penitenciario y 579 se encuentran en la etapa transaccional que está siendo demolida en la actualidad.
Sánchez explica que dentro del Modelo Penitenciario, Najayo ostenta 6 pabellones a plena capacidad, con todos sus servicios; 2 están intervenidos o desmantelados, y 2 en proceso de intervención. En total, hay 10 pabellos. Las autoridades se han trazado como meta que todos sean transformado al Nuevo Modelo antes de terminar el año 2014.
“Cuando escogimos por primera vez a los internos que iban a ingresar al nuevo sistema, también seleccionamos a 20 que lo habían conocido y tenían el deseo de estar en él; 6 que tenían limitaciones físicas, y de ahí para acá no hemos registrado ninguna situación gravosa ni lamentable entre ellos"
“Cuando escogimos por primera vez a los internos que iban a ingresar al nuevo sistema, también seleccionamos a 20 que lo habían conocido y tenían el deseo de estar en él; 6 que tenían limitaciones físicas, y de ahí para acá no hemos registrado ninguna situación gravosa ni lamentable entre ellos”, explica el alcaide.
Sánchez asevera que las personas que se consideran de alto nivel social, político, económico y religioso tienen los mismos beneficios, oportunidades y alojamientos que las personas menos pudiente y socialmente no influyentes.
“Un inodoro para 20 personas, 6 duchas para toda la población, un lugar de esparcimiento y recreación, otro de sociabilización; así como una estancia para escuchar noticias y películas”, detalla.
“¡Atención!”, grita Sánchez como una forma de reunir a los privados de libertad en las filas. “Este es un mando para que en menos de 1 minuto puedan venir y colocarse en un lugar, todos. Eso significa que hay una situación importante, una visita o que son las 8 de la noche y se va a cerrar el día”.
Como adheridos a los muros, 96 individuos ocupan sus posiciones dejando algunas vacías, ya que sus ocupantes se hallan fuera de la galera haciendo algún tipo de actividad de las exigidas por el modelo.
“El arco de los 96 llega hasta el final. A las 6 de la mañana salen a repartirse las tareas, uno limpia, otro organiza, unos trabajan en el huerto, en la cocina, y así”, manifiesta con satisfacción.
Explica que si 4 hombres habitan en un pabellón, todos deben pasar, de manera rotativa, por la limpieza de los pisos y los baños, la organización de las camas, el trabajo del huerto, la cocina y los lugares de esparcimiento, como lo dicta el protocolo reglamentario.
“Aquí tenemos que estudiar o trabajar, no podemos estar como allá que llegaba el día y seguíamos durmiendo volado”, manifiesta Carlos Tomás Mateo. Cumple una condena de 5 años de prisión por robo a mano armada, y solo lleva 4 días dentro del nuevo modelo correctivo.
Relata que tras pasar 4 años en el viejo modelo y tan solo llevar menos de una semana en sus nuevos pabellones, la diferencia es notoria. “Aquí cuando nos vienen a contar nos dicen ¡Buenos días!, allá era diferente, y los buenos días para nosotros eran una ofensa”.
Es notorio que los cambios no son sólo en la planta física, sino también en el personal encargado de mantener el orden, los cuales son egresados de la Escuela Nacional Penitenciaria, preparados para trabajar en el nuevo sistema de prisiones.
“Todas las mañanas los privados de libertad deben levantarse a las 6 de la mañana, tienen que asearse, organizar su alojamiento en el lugar donde durmió, trapear su espacio y salir después del reconteo a desayunar”, explica el director del Nuevo Modelo Penitenciario y de la Escuela Nacional Penitenciaria, Ismael Paniagua.
Paniagua apunta que luego de desayunar, inmediatamente el interno debe dirigirse a cualquiera de las 30 ó 40 actividades que se realizan en el centro.
“Algunos se dirigen a la escuela, al área de alfabetización, a diferentes cursos básicos y medios, y algunos a la educación universitaria que tenemos en 9 centros de los 18 de rehabilitación, y una gran variedad de cursos técnicos”, señala.
Critica la existencia de unas 25 prisiones que aún se encuentran dentro del antiguo sistema penitenciario, entre ellas la temida cárcel del 15 de Azua y La Victoria (Penitenciaria Nacional).
“En el sistema tradicional las cárceles son centros de perversión y corrupción, y los internos no tienen obligaciones, no hay un régimen de control en el cual tengan que responder por sus responsabilidades”, manifiesta el director del Nuevo Modelo.
Preparación
Como hormigas en su faena diaria, 175 hombres de entre 20 y 60 años de edad, formando hileras, se dirigen a la parte delantera del recinto luego de cruzar los pasillos que sirve de intersección entre los dos mundos (Viejo y Nuevo), hacia lo que denominan la zona de aprendizaje: la escuela.
A diferencias del Viejo Modelo, los internos del Nuevo Modelo deben de aprender un oficio como forma de prepararse para su reinseción en la sociedad una vez que termine su condena.
En Najayo, 750 hombres asisten en 3 tandas, de 10 a 12 del mediodía, de 12 a 4 y de 4 a 6 de la tarde, en diferentes áreas de educación.
“Se imparte alfabetización, básica-primaria, bachillerato y tenemos la UTE (Universidad de la Tercera Edad) donde se está impartiendo Derecho y Psicología, y cursos técnicos”, manifiesta Sor María Celina Mieses, directora del Centro Integral Pastoral Penitenciaria.
Bajo un sistema de autogestión los mismos internos más preparados transmiten sus conocimientos a los demás. Los reclusos deben de recibir un entrenamiento especial antes de convertirse en formadores de sus compañeros. A los que tienen el perfil para convertirse en maestros se les imparten cursos técnicos y los sábados reciben formación de didáctica y de metodología.
“El Nuevo Modelo exige cumplir tantas horas en educación formal o trabajo, etc. Pero, yo digo siempre que empecé a comer algunas cosas obligada, y luego viene el gustico y la gente se queda”, resalta con entusiasmo Sor María Celina.
Se refiere al hecho, que desde el año 2004 se aprobó la concesión de libertad condicional para los internos que cumplan los requisitos inquiridos por la Ley entre ellos recibir una preparación mínima educativa, tanto básica, media, universitaria o técnica.
A su llegada a la escuela, parados en la explanada delantera bajo los rayos solares que penetran por el alto ventanal adornado con plantas colgadas, los internos rezan el Padre Nuestro y cantan el Himno Nacional.
“Ahora mismo, tenemos la Universidad de la Tercera Edad (UTE) en Santo Domingo, donde tenemos unos 9 internos que estaban recibiendo docencia aquí y se inscribieron allá después que salieron, y otros que ya son profesionales honorables, los cuales viven de su profesión”, asevera el alcaide penitenciario, Adolfo Sánchez.
Según las cifras, desde el inicio del Nuevo Modelo Penitenciario, en el año 2004, 263 reclusos terminaron sus estudios básicos, 129 el nivel medio y 76 el nivel superior o universitario, en el Centro Correccional Najayo Hombres (CCR-17).
“Ahora estoy haciendo un curso de refrigeración, hice uno de recursos humanos, de panadería, albañilería y laboratorio químico”, nos dice con alegría Eligio Lora, condenado a 20 años de prisión acusado de violar a su ex pareja.
De sus 59 años de edad ha pasado 7 en el CCR-17, donde explica se ha preparado en distintas áreas lo que le ha despertado el interés de seguir avanzando. “Hice una solicitud en Haras Nacionales para trabajar allá, porque ya que tengo tantos conocimientos los quiero emplear en algo”.
El Nuevo Modelo también imparte a sus internos cursos técnicos de electricidad, manualidades, bisuterías, plomerías, electrificación industrial, plomerías e instalaciones, arte y cultura, agricultura, gestión de gerencia de pequeños negocios agrícolas, hidroponía para manejo de invernaderos y cultivos. Los cursos están avalados por el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep).
En los 10 años de su existencia, el centro ha graduado 89, 807 hombres y mujeres en el área técnica. El sólo dos años, 10,085 lograron graduarse.
Libertad de culto y programas de ayuda
“Una de las cosas más importantes para cualquier persona que esté recluida en este CCR 17 es el cambio que debe dar desde su interior hacia Jesucristo, el Hijo de Dios”, señala Roberto Rodríguez, quien dirige las oraciones al inicio y final del día, en el pabellón San Francisco de Asís.
Justo a mano izquierda de Roberto se posiciona Carlos Polanco Mercedes, quien es el líder del programa “Solo por hoy” que ayuda a los adictos a las drogas a prescindir de estas y llevar una vida normal un día a la vez.
“En este proyecto yo me involucre después que llegó el Nuevo Modelo, ya llevo 6 meses limpio. Me di cuenta que perdí 18 años de mi vida preso por las drogas y el alcohol”, cuenta.
Asimismo, en Najayo Hombres los reclusos reciben un taller de 24 días sobre la Autentica Masculinidad. Este, según explican, los libera de lo malo y los ayuda a encontrar el buen camino hasta llegar a ser el hombre bueno a que aspira la sociedad y la familia.
Salud
Son tres las enfermedades más comunes entre los privados de libertad, la hipertensión, el VIH Sida y la Tuberculosis mejor conocida como TB. Las autoridades afirman que tratan de controlar la propagación de maner estricta.
“Ante cualquier situación grave como un ataque al corazón u otras complicaciones de salud, hay una persona afuera que llama al agente de servicio que se encarga de llevar el enfermo al dispensario médico”, especifica Sánchez.
Declara que poseen un dispensario médico con un pasante del área de la salud, disponible las 24 horas del día. “Un infarto no tiene un gran dolor de cabeza ni tiene una gran parálisis sino una pequeña molestia, y de repente podemos tener una persona muerta, entonces tenemos que darle respuesta a la familia”.
Denuncia que desde hace más de un año la ambulacia del recinto correccional se encuentra en un taller mecánico. “Afuera amanecen 3 vehículos de turno, el de la conducencia, uno con el que nosotros nos trasladamos para hacer nuestro trabajo y otro de planta que fue gestionado por la fiscalía”, explica.