SANTO DOMINGO, República Dominicana.- “La escuela está muy lejos de ser un espacio educativo, resulta un espacio de cárcel donde los sujetos principales, niños y niñas, son reprimidos y violentados como sujetos de derecho. El uso de la violencia física y verbal con humillaciones y amenazas continuas son cotidianas y frecuentes en todos los escenarios: entrada, aula, recreo y pasillos”.

Así lo refleja el estudio Violencia en las Escuelas, elaborado por la antropóloga social Tahíra Vargas para Plan Internacional.

La investigación, llevada a cabo en tres de las provincias más pobres del país (Azua, San Juan y Bahoruco), describe cómo se desarrollan las relaciones de violencia física y verbal en las escuelas.

Según el estudio, en estos centros educativos concurren muchas formas de violencia con manifestaciones física y verbal, entren las que se abordan con más detenimiento la violencia dirigida desde los profesores y profesoras hacia los alumnos, la violencia de género entre los alumnos y violencia por algún tipo de discriminación, como la que se ejerce sobre un niño con discapacidad motora o sobre uno con descendencia haitiana.

“La violencia es parte de la vida de la escuela y de la comunidad. Niños y niñas están sumergidos en un espiral de violencia recibiendo maltrato de sus padres/madres, abuelos/as, vecinos/as, maestros/as, directores/as de centros, directivos de Asociaciones de Padres y Amigos de la Escuela y policía escolar”, señala el documento.

Una de las grandes preocupaciones expresadas en la investigación es el hecho de que esto ni siquiera constituya una preocupación para los principales actores del sector educativo puesto que, incluso para ellos, pasa desapercibida o “como algo normal”.

“La población estudiantil es agredida verbal y físicamente por docentes y directores/directoras, estas agresiones están invisibles en el discurso de los actores educativos. Esta población a su vez pasa continuamente de victima a agresora contra sus hermanitos más pequeños y contra sus compañeros y compañeras en el centro”, según las conclusiones de la investigación publicada en 2010.

El informe sobre este tema fue socializado y discutido el pasado sábado entre expertos del Centro Montalvo, Plan Internacional y la Coalición Educación Digna, como parte de de las acciones que el movimiento por el 4% del PIB para Educación lleva  a cabo los días cuatro de cada mes.

Clara Benedicto, asesora nacional de educación de Plan República Dominicana, agregó que  “la propia ausencia de una oferta de educación de calidad es un ejercicio de violencia contra niños y niñas y las familias que hacen un gran esfuerzo por mantenerlos en el centro educativo”.

Sostuvo también que eliminar esa violencia que atrofia la naturaleza de un centro educativo es una necesidad que “no se encuentra al margen” de todas las carencias que han generado el movimiento por una mayor y mejor inversión en la educación dominicana.

En la actividad también fue proyectado un video, autoría del Centro Montalvo, sobre la violencia estructural, que es definida como “la violencia como la perpetuada desde el poder político, económico, desde el propio Estado, sobre la población que vive excluida”.