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VIENA, Austria.- Comprar flores o un libro eran gestos cotidianos que se volvieron imposibles durante un mes de confinamiento, pero desde el martes se permiten nuevamente en Austria, donde la reapertura de pequeños comercios marca el regreso paulatino a la vida cotidiana.

La arteria comercial del barrio vienés de Favoriten recuperó la animación, incluso si las medidas de precaución cambian el aspecto de la calle: muchos clientes hacen cola fuera de las tiendas manteniendo la distancia entre ellos.

Cubrirse la nariz y la boca es obligatorio en los comercios y el transporte público, una regla respetada por todas partes.

Con su mascarilla, Anita Kakac, una jubilada de 75 años, dice que no tiene "miedo de salir". "Me alegro de poder comprar flores de nuevo. Ver estos colores es bueno para el alma", explica, cerca de la estación Westbahnhof.

Austria, de los primeros países de la Unión Europea que ordenó a sus habitantes permanecer en casa, autorizó la reapertura de pequeños comercios no alimentarios aprovechando una ralentización de la epidemia, aunque todavía se pide a la población que limite sus desplazamientos. Escuelas, cafés y restaurantes siguen cerrados hasta mediados de mayo por lo menos.

Es "el primer paso hacia una nueva forma de normalidad", constató el martes el canciller Sebastian Kurz.

Varias tiendas adoptaron reglas estrictas, constataron periodistas de la AFP. Un estanco, por ejemplo, bloquea la entrada de su local y atiende al público en el exterior, y una óptica pide a los clientes que llamen al timbre y solo se puede acceder a una parte del local.

En una tienda de telefonía móvil, los empleados llevan guantes a juego con sus uniformes y una placa con la frase "prohibido estrechar la mano".

Las únicas grandes superficies no alimentarias que reabrieron, las cadenas de bricolaje y jardinería filtran a las personas que entran, a costa de largas colas.

En una de estas cadenas, cada cliente debe llevar un carrito, desinfectado por los empleados, "para facilitar que se respeten las distancias", según el personal de seguridad.

– "Que se reanude le economía" –

Estas medidas, aplicadas para tranquilizar a la población, recuerdan que el virus sigue ahí.

Lenz Dreher, un estudiante de 17 años que practica la orfebrería, prefirió esperar el regreso de su vendedor habitual en lugar de comprar su material por internet.

Pero no está seguro de que la actividad vaya a reanudarse rápidamente: "Primero, el miedo sigue presente, y luego, puede que la gente no tenga tanto dinero como antes".

Gunnar Grässl, que reabrió su librería del distrito cuatro, teme lo mismo. "Hará falta mucho tiempo para los clientes vengan. Algunos han perdido su empleo, otros tienen miedo y el libro es un lujo", afirma.

Y con la mascarilla, ya ni se plantea la cuestión de "hablar, tomar algo juntos. El cliente entra, compra y sale", lamenta.

Que la clientela no vuelva es el mayor miedo de los comerciantes. Como muchos Yvan Savic comenzó a vender comida para llevar, a falta de algo mejor.

Espera algo más de tránsito con la vuelta de los comercios: "Por ahora, mi facturación ha caído un 90% y la venta para llevar permite dar todavía un poco de trabajo a los empleados. Tengo 20.000 euros de gastos fijos, y el Estado me ha dado una ayuda de 1.000 euros".

En la estación central, el inmenso centro comercial funciona aún a medio gas. Las compañías ferroviarias solo garantizan un servicio mínimo y la mayoría de los locales mantienen la persiana cerrada.

Markus Handle, un cirujano plástico de 44 años que se dispone a viajar para operar en el Tirol, está preocupado por las consecuencias a largo plazo. "El confinamiento iba demasiado lejos, está bien que se reanude la economía". Según él, "la medida más importante que hay que tomar es mejorar la higiene en general".

Austria contaba el lunes con menos de 400 muertos de COVID-19, para una población de 9 millones de habitantes.

El temor a un repunte de contagios está presente y el librero Gunnar Grässl piensa en ello. "Si hay que volver a cerrar, será muy duro aguantar financieramente", advierte. AFP, Blaise GAUQUELIN , Julia ZAPPEI, Sophie MAKRIS