WASHINGTON, EEUU.- Desde un centro de monitoreo con ambiente festivo, acompañado de asesores, legisladores y familiares, el presidente de EEUU, Donald Trump, vigiló desde antes que arrancara la marcha de partidarios suyos el Capitolio asaltado este miércoles, lo que eventualmente podría incriminarlo a él y a los suyos en un hipotético juicio en su contra.

Sería algo complementario, en todo caso, debido a que en el video, donde se le ve observando la marcha sin emitir comentarios, no es lo explícito que fue momentos después.

En el video sí hablan, entre otros, sus hijos Donald Jr., Ivanka y Eric y la esposa de este último, Lara, y la novia de quien filma, Kimberly, contra quienes la Fiscalía de Nueva York ha pedido imputaciones, junto al gobernante, por "instigar" el asalto al Capitolio.

En el video, Trump Jr. enfoca a su novia, Kimberly Guilfoyle, también asesora del mandatario estadounidense, quien responde al llamado bailando ante la cámara y luego exhorta: "Tengan el coraje de hacer lo correcto. ¡Luchen!".

“Son grandes patriotas que están hartos de las mentiras. Así que, gracias a todos por esto”, dice a su vez Trump Jr. a la cámara de su teléfono móvil en la grabación que luego subió a sus redes sociales.

La Fiscalía de Nueva York, efectivamente, pidió este jueves a la Justicia de Estados Unidos que investigue la "culpabilidad legal" del presidente Trump y sus allegados en lo que consideró un "golpe fallido". También advirtió que dar perdones "bajo circunstancias corruptas" le hacen susceptible de enjuiciamiento una vez que abandone el cargo.

"Durante meses el presidente Trump, su familia y socios han fomentado salvajes teorías conspirativas que han llevado a estos actos de terror y sedición (…). Llamo al Departamento de Justicia a iniciar inmediatamente una investigación de este intento de insurrección y buscar responsabilidades por aventar las llamas que han llevado a este golpe fallido", dijo la fiscal Letitia James en una carta al fiscal general en funciones de EEUU, Jeffrey Rosen.

El más de medio centenar de asaltantes del Capitolio ya detenidos son candidatos a procesos penales por el hecho, agravado con la premeditación.

Nadie les puede acusar de secretismo porque llevaban semanas prometiendo violencia en foros y redes si la Cámara de Representantes y el Senado no tumbaban el resultado de las elecciones del 3 de noviembre a  favor del demócrata Joe Biden.

El gobernante saliente había anticipado que la marcha de sus seguidores sería "salvaje" y, momentos antes de ella, los incitó y les reservó gentiles calificativos y cuando ya se informaba que había muertos en el Capitolio y hasta Biden le había exigido salir en televisión y ordenar que se fueran a sus casas, Trump lo hizo, pero a la vez parecía no hacerlo.

TRUMP SE PERDONARÍA A SÍ MISMO

Tras estos hechos, The New York Times (NYT) informó este jueves que Trump ha veulto a hablar con varios colaboradores sobre la posibilidad de perdonarse a sí mismo de forma preventiva, con el fin de eludir posibles investigaciones una vez abandone la Casa Blanca.

El diario, que cita a dos fuentes anónimas con conocimiento de las conversaciones, señala que Trump ha sacado el asunto a relucir en varias ocasiones desde su derrota electoral y ha preguntado a miembros de su equipo sobre los efectos jurídicos y políticos que podría tener la medida.

Según el NYT, no está claro si el mandatario volvió a abordar la cuestión después del asalto de sus simpatizantes al Capitolio, que se produjo -recordó- después de que el propio Trump les animase a ir a la sede del legislativo para denunciar un supuesto fraude electoral que denuncia sin aportar pruebas.

Que un presidente se perdone a sí mismo sería algo inédito en la historia de Estados Unidos, pero Trump ya ha hablado en público repetidamente sobre esa opción, defendiendo que tiene el "derecho absoluto" a hacerlo, algo que cuestionan numerosos expertos.

El líder republicano planteó esa opción especialmente durante la investigación de la llamada trama rusa, que indagó los supuestos lazos entre Rusia y su campaña en las elecciones de 2016.

El caso se cerró sin que Trump fuese acusado de ningún delito por unas normas del Departamento de Justicia que establecen que un jefe de Estado no puede ser imputado mientras está en el poder.

Puede ser enjuiciado cuando deje la Casa Blanca

Sin embargo, el fiscal especial del caso, Robert Mueller, insistió en todo momento en que el mandatario no fue exonerado, lo que hace que potencialmente pueda ser enjuiciado cuando deje la Casa Blanca.

Según algunos analistas, Trump podría enfrentarse también a algún tipo de responsabilidad ante la Justicia por haber presionado a la máxima autoridad electoral de Georgia para que manipulara los resultados de los comicios de noviembre o por incitación a la violencia en el asalto al Capitolio.

Tras su derrota en las elecciones, Trump ya perdonó al general Michael T. Flynn, su primer asesor de seguridad nacional y quien se declaró culpable de haber mentido al FBI sobre sus contactos con agentes rusos, y a otras dos personas implicadas en la misma trama.

Además, según el NYT, el presidente saliente está considerando perdones preventivos para varios miembros de su familia -incluidos sus hijos Donald Trump Jr., Eric Trump e Ivanka Trump-, para el marido de esta última y asesor de la Casa Blanca, Jared Kushner, y para otras figuras cercanas como el abogado de Trump, Rudolph Giuliani.

Los perdones presidenciales se aplican a los casos federales, por lo que no afectarían a investigaciones por posibles violaciones de leyes estatales, como la que hay abierta en Nueva York contra Trump por supuestas irregularidades financieras de su empresa.

En toda la historia, el único presidente estadounidense que recibió un perdón fue Richard Nixon, que lo obtuvo del que fuera su vicepresidente, Gerald Ford, un mes después de dejar el poder y cubriendo todos los posibles crímenes cometidos durante su Presidencia, marcada por el escándalo del "Watergate".