Por JASON HOROWITZ/Traducción Iván Pérez Carrión

 

CIUDAD DEL VATICANO.− Dos allegados del papa Francisco han acusado a los ultraconservadores católicos estadounidenses de hacer una alianza de “odio” con los cristianos evangélicos para respaldar al presidente Trump, alejando aún más a un grupo ya fuera de la buena gracia del Vaticano.

Los autores, que escriben en una publicación periódica aprobada por el Vaticano, señalan a Stephen K. Bannon, el estratega jefe de Trump, de quien dicen ser un “partidario de una geopolítica apocalíptica” que ha frenado la acción contra el cambio climático y explotado los temores de los migrantes y los musulmanes con el llamamiento a “murallas y deportaciones purificadoras”.

El artículo advierte que los católicos estadounidenses conservadores se han desviado peligrosamente hacia la profundización de la polarización política en Estados Unidos. Los escritores incluso declaran que la cosmovisión de los evangélicos católicos de línea dura estadounidenses, que se basa en una interpretación literal de la Biblia, “no está demasiado lejos” de los yihadistas.

No está claro si el artículo, que aparece en La Civiltà Cattolica*, recibió la bendición directa del papa, pero fue extraordinario por proceder de una revista que porta el sello de aprobación de la Santa Sede. Aparentemente, no ha habido ninguna reprimenda del papa, quien no es tímido en disciplinar disidentes, y el editor de La Civiltà Cattolica ha promovido el artículo casi todos los días desde que se publicó en julio.

El artículo y la reacción negativa en su contra −las acusaciones de “antiamericanismo” han sido abundantes, y un destacado prelado estadounidense comparó a los autores con “tontos útiles”− han puesto de relieve la distancia cada vez mayor entre Francisco y los conservadores católicos estadounidenses.

Desde la elección del papa Francisco en 2013, a los conservadores les ha preocupado que haya dado escasa importancia a las cuestiones sociales que los han animado a ellos, entre otros, el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Se han mantenido sentados ante sus advertencias de alejarse de la política. Han observado cautelosamente que Francisco ha instalado a pastores a su imagen, mientras margina a los líderes conservadores.

No es ningún secreto que Francisco, el primer papa latinoamericano, que con frecuencia ha criticado al capitalismo, tiene una visión compleja de sus viejos vecinos al norte. 

Poco después de la elección de Francisco, los embajadores del Vaticano informaron al pontífice acerca de varias situaciones en todo el mundo y sugirieron que tuviera especial cuidado al nombrar obispos y cardenales en Estados Unidos.

“Ya eso lo sé”, interrumpió el papa, según un alto funcionario del Vaticano, familiarizado con los detalles de la conversación, quien pidió que su nombre no fuera utilizado mientras se abordaran las deliberaciones internas del Vaticano. “De ahí viene la oposición”.

El Vaticano se negó a comentar sobre la conversación.

Los favorables al artículo dijeron que dejó claro que los conservadores que condujeron la Iglesia norteamericana durante décadas estaban fuera de paso con la nueva corriente principal católica bajo de Francisco.

Massimo Faggioli, profesor de teología histórica en la Universidad de Villanova y colaborador en revistas católicas liberales, dijo que el artículo de Civiltà Cattolica “sería recordado en la historia de la Iglesia como uno de los más importantes para entender al Vaticano de Francisco, y Estados Unidos y el catolicismo estadounidense”.

El catolicismo estadounidense, argumentó, haciendo eco de la tesis del artículo, “se ha vuelto diferente al catolicismo europeo corriente y el catolicismo latinoamericano corriente”, y ha caído “en manos de la derecha religiosa”.

Los autores del artículo argumentan que los católicos evangélicos y ultraconservadores estadounidenses corren el riesgo de corromper la fe católica romana con una ideología destinada a inyectar “influencia religiosa en la esfera política”. Sugieren que los llamados votantes de valores están utilizando las banderas de la libertad religiosa y la oposición al aborto para tratar de suplantar el secularismo con un “tipo de estado teocrático”.

Incluso antes de que se publicara el artículo, muchos partidarios católicos del Sr. Trump, que ganó el voto católico blanco, ya estaban recelosos con el Francisco por sugerir durante la campaña que Trump no era “cristiano” debido a su preferencia por construir muros en lugar de puentes

La aparente apertura de Francisco en temas clave como la comunión con los católicos vueltos a casar fuera de la Iglesia ha galvanizado a la oposición, encabezada por el cardenal estadounidense Raymond L. Burke, un crítico abierto que Francisco ha degradado reiteradamente.

El ensayo, que los críticos descartan como lamentablemente ignorante de la profunda historia de la religión en la política estadounidense, ha energizado campos en ambos lados de la línea divisoria. En un artículo de Breitbart titulado “Los asesores del papa golpean a los cristianos estadounidenses en diatriba fanática”, Thomas Williams, el corresponsal del sitio en Roma y un asociado de Bannon, escribió que en lugar de atacar a los señores Trump y Bannon, están atacando al propio Estados Unidos”. 

Benjamin Harnwell, un tradicionalista católico en Roma, fanático de Bannon y confidente del cardenal Burke, dijo que los autores del artículo estaban haciendo poco más que “trolling Steve Bannon” –atacando a Steve Bannon−.  El Sr. Bannon, un antiguo monaguillo que una vez articuló su cosmovisión a una conferencia del Vaticano, escribió en un breve correo electrónico que los colaboradores del papa “me iluminaron”.

El arzobispo Charles J. Chaput, de Filadelfia, padrino del conservadurismo en EE.UU., comparó a los autores de Civiltà Cattolica en su boletín semanal con los “tontos útiles” que apoyaron la revolución bolchevique en Rusia. Calificó al artículo como “un ejercicio para bajar el nivel y presentar de manera insuficiente la naturaleza de la cooperación católico/evangélica sobre la libertad religiosa y otras cuestiones clave”.

Si las propias ambiciones frustradas del arzobispo Chaput sirven de algún indicio, Francisco podría no estar de acuerdo. El papa irritó a los conservadores al negarse reiteradamente a elevar al arzobispo Chaput al rango de cardenal, requisito para entrar en el cónclave que elegirá al sucesor del pontífice.

“Me decepcionó un poco”, dijo el cardenal Gerhard Müller, un conservador alemán nombrado por el Papa Benedicto XVI como principal guardián doctrinal de la Iglesia, en una entrevista reciente. “El nombramiento de cardenales no debe ser una relación personal del papa con estos obispos”, dijo, añadiendo que estaba desconcertado porque Francisco les pasó por encima. “No lo sé”, dijo. “Política”.

En julio, Francisco despidió al cardenal Müller.

Las decisiones sobre personal en la jerarquía católica son cruciales para el esfuerzo de Francisco de hacer la Iglesia más inclusiva, particularmente en Estados Unidos.

Los conservadores católicos norteamericanos, una vez desconocedores de estar fuera del favor del papa, han cocinado en privado y han expresado su horror públicamente en numerosos blogs católicos de derecha. Acusan a Francisco de arruinar la Iglesia y diluir su doctrina.

Los católicos liberales estadounidenses, lastimados por las represalias bajo Juan Pablo II y Benedicto XVI, son menos que favorables a las quejas conservadoras y se han sentido envalentonados por Francisco. Ellos están encantados con la promoción de figuras como el Cardenal Blase J. Cupich, de Chicago, quien ha iniciado un programa contra la violencia armada y se opuso a las propuestas republicanas sobre la salud, ya que eliminarían la cobertura de los débiles y los pobres. Francisco lo eligió para dirigir la diócesis de Chicago en 2014, después del retiro del Cardenal Francis George, un gigante del conservadurismo católico estadounidense, y lo elevó a cardenal el año pasado.

“Debemos hablar de tal manera que invite a la gente y cree un sentido de unidad en la sociedad”, dijo el cardenal Cupich en una entrevista en el Vaticano el día de su ascenso.

Algunos católicos progresistas han comenzado incluso a expresar un resentimiento previamente tácito del celo de evangélicos de derecha dura, calvinistas y protestantes convertidos al catolicismo, entre ellos Newt Gingrich, esposo de Callista Gingrich, nuevo embajador estadounidense ante la Santa Sede.

“Estoy muy cansado de que los conversos nos estén diciendo que el papa no es católico”, escribió Michael Sean Winters la semana pasada en el periódico National Catholic Reporter.

La profunda sospecha del fundamentalismo evangélico y el temor a la politización que corroe la jerarquía conservadora de la Iglesia Católica Americana fue desnudada por el artículo de La Civiltà Cattolica. Los autores fueron el Rev. Antonio Spadaro, editor de la revista, que es un confidente de Francisco; y Marcelo Figueroa, ministro presbiteriano argentino, amigo y viejo colaborador del papa.

En una entrevista, el padre Spadaro –cuyos críticos lo han llamdo “el portavoz del papa”−          dijo que la reacción al ensayo había sido “increíble”. Dijo que había recibido palabras amables pero también “mucho odio”.

Algunos críticos, agregó, habían tratado de distorsionar el argumento como un ataque a la cooperación entre católicos y protestantes, algo que él mismo había promovido. Esa crítica, expresó, a menudo vino de los opositores de Francisco “que están tratando de disminuir el papel de este pontificado”.

El padre Spadaro no dijo si había recibido la aprobación de Francisco, o si había hablado con el papa desde la publicación del ensayo.

El punto principal del artículo, dijo, era el argumento del papa de que la religión al servicio de la política o el poder es ideología, y que la manipulación de la ansiedad con fines políticos puede hacer que la Iglesia sea convierta en una “secta de los puros”.

El padre Spadaro citó a título de ejemplo el sitio web católico Iglesia Militante, que el ensayo describió como abiertamente a favor del “ultraconservadorismo” político. (Un sitio relacionado respondió bajo el titular “Editor malvado de La Civiltà Cattolica ataca a militante de la Iglesia".)

El padre Spadaro también dijo que era importante explorar el “discurso apocalíptico que inspira” a Bannon, quien ha digerido las obras de escritores de derecha con frecuencia anticristianos, como Julius Evola, que afirman que la gente se había alejado de un mundo primordial, de la heroica verdad.

El padre Spadaro dijo que estaba alarmado por la actualización de una cosmovisión apocalíptica mística en catolicismo conservador.

“Estamos advirtiendo contra este tipo de mezcla, que es peligrosa”, dijo.

*Ver el artículo en: http://www.laciviltacattolica.it/articolo/evangelical-fundamentalism-and-catholic-integralism-in-the-usa-a-surprising-ecumenism/

Fuente: https://mobile.nytimes.com/2017/08/02/world/europe/vatican-us-catholic-conservatives.html