PANAMA/NUEVA YORK – América Latina y el Caribe es la única región del mundo en la que los matrimonios infantiles y las uniones tempranas no han disminuido en los últimos 10 años, dijo hoy la oficina regional de UNICEF con sede en la ciudad de Panamá.
Los matrimonios infantiles en América Latina y el Caribe se han mantenido alrededor del 25 por ciento durante la última década, mientras que en otras áreas del mundo se han registrado disminuciones significativas, especialmente en Asia meridional, donde han bajado del 50 al 30 por ciento estos 10 años.
En República Dominicana, los matrimonios infantiles y las uniones tempranas se han mantenido muy por encima del promedio regional. El 36% de las mujeres jóvenes se han casado o unido antes de los 18 años. Al igual que en el resto de la región, este indicador no se ha reducido en la última década.
En la región, el matrimonio infantil y las uniones tempranas entre niñas indígenas, niñas que viven en áreas rurales y grupos de población de ingresos medios y bajos son más altos que aquellos en áreas urbanas y en los quintiles de altos ingresos. Así mismo, las uniones tempranas no matrimoniales son más frecuentes que el matrimonio formal y legal.
"Lo que estamos viendo en otras partes del mundo es un progreso real para proteger a las niñas del matrimonio infantil, y esto es motivo de celebración. Sin embargo, este no es el caso en nuestra región donde una de cada cuatro mujeres estaba casada o en unión antes de los 18 años," dijo María Cristina Perceval, Directora Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe. "Las niñas que se ven obligadas a casarse o estar en unión antes de cumplir los 18 años se ven privadas de oportunidades inmediatas y de largo plazo que en última instancia afectan el cumplimiento de sus derechos. El mayor riesgo de violencia sexual, maternidad temprana, abandono escolar, además de la exclusión social de su grupo de pares, es un claro indicador de que las niñas de la región están siendo, y continuarán siendo, dejadas atrás si no tomamos medidas ahora", añadió
En República Dominicana, los matrimonios infantiles y las uniones tempranas se han mantenido muy por encima del promedio regional. El 36% de las mujeres jóvenes se han casado o unido antes de los 18 años. Al igual que en el resto de la región, este indicador no se ha reducido en la última década.
En todo el mundo, se estima que 650 millones de mujeres y niñas que viven hoy se casaron cuando eran niñas y América Latina y el Caribe alberga a una de cada diez de ellas. Sin acciones e inversiones aceleradas, la región tendrá la segunda prevalencia más alta de matrimonio infantil en el mundo para 2030, detrás de África subsahariana, y por delante de Asia meridional, una región que tradicionalmente ha tenido la mayor prevalencia de matrimonio infantil en el mundo. Si las tendencias actuales continúan, casi 20 millones más de niñas, en América Latina y el Caribe, se habrán en la infancia para 2030.
Una de las principales razones por las que el matrimonio infantil y las uniones tempranas en la región no se han reducido está relacionada con la alta tasa de embarazos adolescentes, siendo la segunda en el mundo, y el riesgo de violencia sexual para las niñas (1,1 millones de adolescentes informan haber sufrido abuso sexual). Estos factores unidos a la desigualdad de género para las niñas en América Latina y el Caribe impiden que las niñas tengan mayores opciones y oportunidades.
La pobreza también contribuye al matrimonio infantil y las uniones tempranas que, combinadas con normas sociales, roles y relaciones de género, influyen en las creencias y decisiones de que la unión temprana es aceptable, incluso deseable, como una elección de vida. Además, las lagunas en la legislación nacional pueden permitir el matrimonio antes de los 18 años o incluir excepciones para permitirlo con el consentimiento de los padres, el representante legal o la autoridad judicial.
"En la región la igualdad de las niñas está limitada por el impacto de la maternidad temprana, la violencia y las limitadas oportunidades de vida. No podemos mantener los ojos cerrados ante un potencial perdido y unos derechos olvidados. Es por eso por lo que, junto con nuestras agencias hermanas UNFPA y ONU Mujeres, hemos lanzado un programa regional, para hacer un llamado urgente a poner fin a estas prácticas en la región. Invitamos a otros socios a unirse a esta causa", concluyó Perceval.