SANTO DOMINGO, República Dominicana.-  Luego de que hace once años informaron que en sus pruebas de laboratorio cosecharon un éxito del 100% en su empeño por convertir la sangre de tipo A y B en tipo O, los investigadores de la canadiense Universidad de British Columbia revelaron ahora que no están inactivos y que perfeccionan lo ya hecho y avanzan hacia la meta de convertir todos los grupos sanguíneos en el que resulta útil en cualquier transfusión.

“Estamos buscando otras enzimas que cortan el antígeno A y pronto buscaremos también mejores cortadoras B“, declaró el investigador canadiense Stephen Withers, profesor del Departamento de Química y Bioquímica de esa universidad y coautor de la investigación que tanto revuelo positivo causó al ser publicada el 1 de abril de 2007 en la revista científica Nature: https://www.nature.com/articles/nbt0407-427

Buena parte del conocimiento adicional que estos investigadores canadienses han acumulado desde entonces y hasta este mismo año 2018 lo presentaron en la reunión de la American Chemical Society, celebrada recientemente en Boston.

Ahí el profesor Withers dijo que, efectivamente, esta nueva técnica podría adoptarse en unos diez años y que sus grandes ventajas alcanzarán entonces a los pacientes de cualquier tipo sanguíneo, incluida la comunidad de donantes de tipo O negativo, a la que así se les quitará un poco de presión en las grandes emergencias: https://www.bbvaopenmind.com/en-busca-de-la-sangre-universal/

Antecedentes sanguíneos

Existen distintos grupos sanguíneos (A, B, O y AB) y dos tipos de RH: positivo y negativo. Los humanos nos clasificamos atendiendo grupo sanguíneo y RH. Por ejemplo,  A+.

Los portadores del grupo 0- (cero negativo) son llamados donantes universales y son muy pocos: solo un 7% de la población mundial. Son los que pueden donar sangre a todo el mundo y, por lo mismo, son los más buscados.

Como la sangre del grupo 0- se puede transfundir a cualquier receptor, las pintas de este grupo son imprescindibles en situaciones de emergencia, cuando no hay tiempo de comprobar el grupo sanguíneo de las víctimas cuya vida pende de un hilo y deben recibir transfusiones de inmediato.

Cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), unas 112 millones de unidades de sangre donada se recolectan en todo el mundo para ser usadas en transfusiones durante operaciones, trasplantes, complicaciones de embarazo, lesiones traumáticas, etc.

La sangre  O negativo  no tiene los antígenos A o B ni la proteína Rh que producen rechazo en las personas que no los llevan en su propia sangre, cuyo sistema inmunológico los ataca, provocando graves reacciones en caso de una transfusión equivocada.

Investigadores de todo el mundo llevan mucho tiempo buscado métodos para convertir la sangre A, B y AB en tipo O para ayudar a los bancos de sangre a administrar mejor sus suministros.

Otros investigadores se han centrado en la fabricación de sangre artificial a partir de células madre, pero los expertos advierten que, incluso si tienen éxito, es dudoso que se pueda producir suficiente en el laboratorio a un costo relativamente bajo para eliminar la necesidad de donaciones de sangre en un futuro cercano.

La forma canadiense de producir sangre de tipo O separa los antígenos A o B de las células sanguíneas para que el sistema inmunológico no interprete que la sangre es extraña.

Analizaron 20,000 extractos fecales

OpenMind explica que, como los intestinos están revestidos con glicoproteínas que contienen estructuras de azúcar, incluidos los antígenos A y B, “se deduce que algunas bacterias intestinales han desarrollado la capacidad de separar estos azúcares para alimentarse de ellos”

“Usando una técnica llamada metagenómica, Withers y su equipo analizaron 20,000 extractos fecales y pudieron identificar una nueva y poderosa enzima que puede escindir los antígenos A con una eficiencia treinta veces mayor que las enzimas usadas en investigaciones anteriores”, se sostiene en OpenMind.

Esto implica que se necesita añadir muchas menos enzima a la sangre para convertirla en tipo O, reduciendo en gran medida el coste del proceso. En las primeras pruebas de laboratorio, la nueva enzima convirtió con éxito el 100% de la sangre de tipo A en O.

Los pasos posteriores se están centrando en asegurarse -antes de que esa sangre tratada con enzimas se pueda usar en pacientes-, que no se produzcan otros cambios en los glóbulos rojos durante el proceso de modificación.

Withers confesó a OpenMind que ‘las pruebas de laboratorio nos llevarán otros dos años, mientras que los ensayos clínicos posteriores durarán al menos otros tres años más".

"Una vez superadas las pruebas de seguridad, esta tecnología debería incorporarse con bastante facilidad a la corriente de procesamiento de sangre actual, proporcionando un acceso más amplio a la sangre de tipo O cuando sea necesario”, aseguró.

El hallazgo también es explicado en youtube: