Un diplomático ruso, supuesto espía, murió al caer desde el techo de la embajada de su país en Alemania, una edificación de cuatro pisos situada en pleno centro de Berlín.
Este no es el primer incidente similar en la legación rusa en Alemania. En 2003, un trabajador de la embajada murió al caer de una ventana de un piso alto del mismo edificio.
Según ha publicado este viernes el semanario Der Spiegel, y luego ha confirmado un portavoz del Ministerio de Exteriores alemán, el hombre, de 35 años de edad, era en realidad un oficial encubierto de los servicios secretos rusos, conocidos como FSB (heredero del KGB).
El supuesto espía, según esa y otras publicaciones alemanas, era segundo secretario en la delegación rusa desde 2019. Se llamaba Kirill Zhalo y era hijo del teniente general Alexéi Zhalo, jefe de la Oficina de Protección del Sistema Constitucional del FSB, un departamento señalado por los servicios de inteligencia occidentales como responsable de ataques a opositores, entre ellos el líder Alexéi Navalni.
El hecho se produce en momentos en que la justicia alemana sigue investigando el papel del FSB en el asesinato en Berlín de un ciudadano georgiano, excombatiente checheno, en el verano de 2019.
Ante las sospechas de que Moscú estuvo detrás del crimen, ocurrido a plena luz del día en el parque berlinés de Tiergarten, las autoridades alemanas expulsaron a dos diplomáticos rusos. Por primera vez, la Fiscalía federal sugiere así que el Kremlin es autor intelectual de un asesinato ocurrido en territorio alemán.
La embajada rusa en Berlín ha calificado las informaciones de los medios sobre el diplomático fallecido como “especulaciones absolutamente incorrectas” y atribuye el suceso a un “trágico accidente”.
“Todas las formalidades relacionadas con la repatriación del cuerpo del diplomático se resolvieron de inmediato con las autoridades policiales y médicas responsables de Alemania de acuerdo con las prácticas vigentes”, ha declarado un portavoz de la embajada a la agencia rusa Interfax.
El semanario alemán señala también que la legación rusa ha impedido hacerle la autopsia al cuerpo y que, dado que el fallecido tenía estatus diplomático, la Fiscalía no puede investigar en qué circunstancias se produjo la muerte.
Funcionarios del FSB estuvieron implicados en el ataque con un agente tóxico al opositor ruso Alexéi Navalni en 2020, según una investigación del portal Bellingcat, que asegura haber comprobado que agentes del servicio secreto le siguieron el día en que fue envenenado.
Navalni fue trasladado, además, de urgencia desde Siberia —donde se puso gravemente enfermo mientras volaba de una ciudad a otra— a Berlín, donde fue tratado y se recuperó del ataque con una neurotoxina de origen militar de la familia Novichok (la misma empleada contra el exespía ruso Serguéi Skripal en 2018 en suelo británico) que casi le cuesta la vida.
Navalni permaneció en Alemania hasta el pasado enero, antes de volver a Moscú, donde fue inmediatamente detenido nada más aterrizar y, en febrero, condenado en un polémico caso. El Kremlin ha negado estar detrás del envenenamiento de Navalni, el enemigo más feroz del presidente Vladímir Putin.