WASHINGTON, EEUU.- El presidente de EEUU, Donald Trump, amenazó este jueves con imponer nuevos aranceles a las importaciones chinas en represalia por el coronavirus cuya pandemia, según el mandatario, es culpa de Pekín.

En una rueda de prensa, un periodista preguntó a Trump si planeaba cancelar parte de sus obligaciones de deuda con el Gobierno chino, a lo que el presidente respondió: "Podemos hacerlo de otras formas, podemos hacerlo con aranceles, podemos hacerlo de otra forma".

Remarcó que China pudo haber contenido el coronavirus, pero prefirió dejar que se propagara y, además, Trump aseguró haber visto pruebas que muestran que el patógeno se originó en un laboratorio de la ciudad de Wuhan, la ciudad china donde se originó la pandemia.

"Podrían haberlo parado, ellos (China) son una nación muy brillante, científicamente y en otras cosas. Se escapó, digamos eso, y ellos podrían habérselo guardado, podrían haberlo parado, pero no lo hicieron", dijo el mandatario a la prensa en la Casa Blanca.

Preguntado si tenía pruebas para afirmar con un alto grado de confianza que el nuevo coronavirus se originó en dicho laboratorio Trump contestó: "Sí, sí las tengo y creo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) debería estar avergonzada" porque ha actuado como "una agencia de relaciones públicas" de China debido a las alabanzas que pronunció sobre el manejo que hizo el Ejecutivo chino del virus.

Por ese motivo, ya a mediados de abril Trump anunció que congelaba durante entre 60 y 90 días los pagos a la OMS que ha señalado que, hasta la fecha, se desconoce cuál es la fuente del nuevo coronavirus.

Trump acusó pese a que Inteligencia descartó que SARS-CoV-2 sea de laboratorio

Trump apuntó sobre el origen del coronavirus pese a que horas antes la principal agencia de Inteligencia de su propio país descartó que el SARS-CoV-2 sea una creación de los seres humanos o que haya sido genéticamente modificado.

Así lo señaló la oficina del director de la Inteligencia Nacional estadounidense, Richard Grenell, en un comunicado, una acción poco habitual de esta agencia federal que no suele hacer comunicaciones de este tipo al público.

"Toda la comunidad de Inteligencia ha estado proporcionando de forma consistente un apoyo crucial a los políticos de EEUU y a aquellos que están respondiendo al virus de la COVID-19, que se originó en China. La comunidad de Inteligencia también coincide con el amplio consenso científico de que el virus de la COVID-19 no es ni artificial ni genéticamente modificado", dice la nota.

La agencia federal agregó que "la comunidad de Inteligencia continuará examinando rigurosamente la información y los datos que emerjan para determinar si el brote (de coronavirus) comenzó a través del contacto con animales infectados o si fue resultado de un accidente en un laboratorio en Wuhan".

Hasta la fecha se desconoce la fuente del SARS-CoV-2, aunque el Gobierno de EEUU dice que se originó en un laboratorio chino, mientras que algunas autoridades chinas han promovido la teoría de que soldados estadounidenses introdujeron la enfermedad durante su participación en los Juegos Mundiales Militares de Wuhan el pasado octubre.

La Inteligencia Nacional emitió este comunicado después de que el diario The New York Times publicara en las últimas horas un artículo, que indica que funcionarios de alto rango de la Administración del presidente Donald Trump han presionado a la agencias de espionaje del país en busca de pruebas que apoyen la teoría de que el virus fue creado en un laboratorio en Wuhan.

Según el periódico, que cita a funcionarios y exfuncionarios estadounidenses, asistentes de Trump y legisladores republicanos pretenden culpar a China de la pandemia para desviar de la gestión del Gobierno de la crisis en EEUU, el país con el mayor número de casos -más de un millón- y con más de 60 mil fallecidos.

De acuerdo al rotativo, el secretario de Estado, Mike Pompeo, está liderando estos esfuerzos del Ejecutivo, mientras que el viceasesor de Seguridad Nacional, Matthew Pottinger, ha estado presionando a los servicios de Inteligencia desde enero para que reúnan información que sustente la hipótesis del virus generado en un laboratorio.

El artículo también destaca el nombre de Anthony Ruggiero, director de la oficina del Consejo de Seguridad Nacional encargada del seguimiento de las armas de destrucción masiva, quien expresó en enero su frustración durante una videoconferencia sobre la incapacidad de la CIA de hallar el origen del brote.

Personas conocedoras de esa conversación, citadas por The New York Times, indicaron que los analistas de la CIA respondieron que no tenía pruebas para respaldar ninguna teoría con suficiente confianza.

La cadena de televisión NBC informó previamente que la Casa Blanca había ordenado a las agencias de espionaje que "barrieran" todas las comunicaciones interceptadas, datos e imágenes por satélite para averiguar si China y la Organización Mundial de la Salud (OMS) escondieron al principio información sobre lo que más tarde se convertiría en una pandemia.

Kayleigh McEnany, portavoz de Trump, fue aún más lejos cuando fue preguntada por los reporteros sobre si el presidente piensa que Pekín está haciendo lo posible para que no sea reelegido en los comicios de noviembre próximo.

"¿Por qué China querría la reelección de un presidente que finalmente ha tenido el coraje de ponerse cara a cara (frente a ellos)? Él (Trump) simplemente está mencionando el hecho de que a China le gustaría ver a otra persona en este cargo", dijo la portavoz.