SANTO DOMINGO, República Dominicana.-La Tercera Sala de la Corte de Apelación del Distrito Nacional decidió revocar el archivo de la demanda que sometió la jueza Margarita Cristo Cristo contra la Fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reynoso.
La jueza Cristo acusó a la fiscal Reynoso de “ultraje” y “violencia verbal”, luego de que la jefa del Ministerio Público en el Distrito Nacional pusiera en duda la idoneidad de la administradora de justicia en el caso de la acusación contra Víctor Díaz Rúa, por corrupción y lavado de activos.
El 2 de mayo, la Fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reynoso, reveló que hace meses pidió al Poder Judicial una investigación sobre la jueza Margarita Cristo Cristo, del juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional, y que a pesar de que aportó las pruebas, lo que recibió por respuesta fue la entrega a la citada magistrada del caso de Víctor Díaz Rúa, sometido por corrupción.
Reynoso se retiró ese día de la audiencia del caso contra Díaz Rúa, quien fue ministro de Obras Públicas en el gobierno de Leonel Fernández, y está acusado de corrupción, en virtud de que presentó recusación con pruebas de que la jueza fue designada para archivar el proceso.
La fiscal de la capital recusó a la jueza Cristo Cristo, del Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional.
Entre otras cosas, la fiscal dijo en estrado que está consciente de que el sistema de justicia dominicano está corrompido. “Este sistema está corrompido…. y sé que está corrompido, porque lo digo desde adentro”, expresó.
“Usted fue expresamente designada para este proceso por representar una parcialidad absoluta frente al solicitante Víctor Díaz Rúa”, resaltó.
“Por eso es que esta sociedad está así, y por eso es que a mí me da vergüenza ser parte de este sistema”.
Reveló que alguien fue a su despacho a amenazarla con destituirla si no daba por cerrado el caso de corrupción contra Víctor Díaz Rúa, ex ministro de Obras Públicas durante el gobierno de Leonel Fernández
Asimismo, le emendó la plana a la jueza Margarita Cristo Cristo, advirtiéndole: “Es obvio que entre usted y yo hay una gran diferencia”.