BOSTON, Estados Unidos (Máximo Torres/ElMundo).- Aún cargando una sentencia de por vida que no lo ha dejado dormir en paz, el dominicano Angel Echavarría fue dejado en libertad condicional después de 21 años de permanecer en prisión por un crimen que, según dijo, no cometió.

Echavarría gritó muchas veces su inocencia, pero nadie lo escuchó. “Yo no lo maté”, señaló una y otra vez desde que fue declarado culpable de asesinar en 1994 en Lynn a Daniel Rodríguez, un presunto narcotraficante.

El Juez del Tribunal Superior del Condado Essex, David Lowy, anuló la sentencia de cadena perpetua por asesinato y ordenó que fuera dejado en libertad hasta la realización de un nuevo juicio.

Echavarría no lo podía creer, en la Corte Superior de Salem donde se presentó para esclarecer su inocencia estalló en aplausos luego de anunciarse el veredicto. Las pocas personas que se encontraban en la sala aplaudieron en apoyo a la liberación del inmigrante dominicano que terminó con su suplicio de más de 20 años.

“Se cometió una injusticia, condenar a cadena perpetua a una persona que dice no haber cometido ningún crimen. Fue un error”, dijeron varias personas en la Corte de Salem.

¿Cómo logró reabrir su caso?

Echavarría pudo haber pasado toda su vida en la cárcel, pero gracias a una década de investigaciones por parte del Instituto Schuster de Periodismo de Investigación de la Universidad de Brandeis logró que se reabriera su caso.

El Instituto encontró una serie de problemas legales, incluyendo el testimio inconsistente de testigos y de la pobre representación legal que tuvo Echavarría. El Juez Lowy concedió el nuevo juicio basado en gran parte en la investigación y porque consideró que fue ineficaz la actuación del abogado del juicio original de Echavarría.

La condena a cadena perpetua se basó principalmente en el testimonio de testigos presenciales como el hermano de la víctima que no hablaba inglés y tenía problemas para explicar conceptos básicos como tiempo, distancia ni sabía el día de la semana ni en que ciudad estaba. Según el Instituto, era un usuario de marihuana habitual y había estado bebiendo la noche del asesinato.

El testigo describió al victimario como un hombre de origen puertorriqueño, de unos 20 años, de contextura gruesa y bien afeitado, mientras que Echavarría es dominicano, mide 5 pies y 10 pulgadas y en 1994 pesaba unas 135 libras y tenía bigotes.

Libertad con grillete

Echavarría, hoy de 48 años, goza de libertad bajo fianza a la espera del nuevo juicio y, según las autoridades, deberá llevar un dispositivo electrónico de vigilancia.

Rodríguez fue asesinado a tiros en Lynn en 1994 y dos años después Rodríguez fue declarado culpable de su muerte a pesar de no existir ninguna evidencia física.