NUEVA YORK, Estados Unidos.- El periódico estadounidense The New York Times abordó el tema de la regulación en República Dominicana y la sentencia 168-13, en su nota editorial de ayer, 11 de julio, en la que califica como “inconcebible” el fallo del supremo tribunal dominicano, con la que decenas de miles de personas nacidas en el país de ascendencia haitiana quedan apátridas.
El editorial “Apátrida en República Dominicana” subraya que debido a la situación causada por el TC en 2013, el Gobierno, en respuesta a las críticas internacionales, estableció un proceso que ofrecía un camino para ser reconocidos como ciudadanos, “pero debido a que el proceso de solicitud era tan onerosos y mal administrada, decenas de miles de personas permanecen en el limbo, rechazado en su patria y no deseado en la vecina Haití”.
“La difícil situación de los residentes apátridas de la República Dominicana es un producto de una compleja historia de las dos naciones que comparten la isla La Española. Ha sido formado durante décadas por la migración impulsada por la fluctuación de las necesidades de mano de obra, la disparidad económica entre los países y el racismo”, recalca el diario estadounidense.
Indica que el proceso de la ciudadanía requiere prueba de nacimiento en la República Dominicana, que expone, resulta “extremadamente difícil, si no imposible”, para cumplir con el requisito para miles de personas de ascendencia haitiana.
“Históricamente, como consecuencia del racismo, la gente negra en la República Dominicana, particularmente aquellos con ascendencia haitiana, han tenido dificultades para obtener documentos básicos, incluyendo certificados de nacimiento y cédulas de identidad, llamados cédulas”.
Sobre el proceso de documentación en el país, The New York Times establece que el gobierno dominicano informó que ha identificado aproximadamente 55.000 personas que tienen algún tipo de documento para apoyar sus demandas de nacimiento dominicana, recibiendo 8.755 solicitudes de personas que no tenían ningún documento original.
A estos se le requirió una amplia gama de documentos, incluyendo cartas notariadas, que según abogados de derechos humanos, son peticiones elevadas.
La nota editorial expone que en un comunicado enviado por correo electrónico a The Times, el Departamento de Estado dijo que estaba "preocupado de que las personas elegibles pueden no haber tenido suficiente tiempo y recursos" para conseguir que sus demandas de ciudadanía sean evaluadas antes de que el gobierno dejara de aceptar las reclamaciones en febrero.
Indica que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados estimó en 2014 que la República Dominicana fue el hogar de aproximadamente 210.000 personas apátridas. Funcionarios dominicanos argumentan, de forma poco convincente, que el número de personas que solicitó la condición legal sugiere que tales estimaciones son exageradas. “Absurdamente, sostienen que nadie en la República Dominicana cumple con los criterios de apatridia”.
Advierte que el presidente Danilo Medina, podría no estar dispuesto a tomar medidas audaces para regularizar la situación de los dominicanos de ascendencia haitiana, debido a que podría aspirar a una reelección en los comicios del 2016, ya que “muchos dominicanos ver a los inmigrantes haitianos y sus hijos como una carga y no consideran los compatriotas”.
“Mientras que la administración de Medina mantiene su promesa de que no habŕan deportaciones masivas, la ciudadanía y el estatus migratorio de muchas personas siguen siendo inciertas”.
“Las personas nacidas en la República Dominicana no deben ser tratados como inmigrantes allí. El gobierno tiene que hacer lo correcto por ellos y llegar a un mundo mejor, más justo sistema de registro. Un primer paso básico sería reconocer la magnitud del problema”, concluye la nota editorial.