Le Monde

13 de enero de 2015

Por Jean-Michel Caroit, corresponsal en Santo Domingo (Traducción Iván Pérez Carrión)

Ante el desafío de una oposición que ha multiplicado las protestas para exigir su renuncia, el presidente haitiano, Michel Martelly llamó a la calma durante la ceremonia de conmemoración el lunes 12 de enero del quinto aniversario del terremoto que mató a más de 230,000 personas en 2010.

El dia antes, se había llegado a un acuerdo con los partidos de oposición para tratar de superar la crisis política en las instituciones de la República. “Haití necesita paz, dvamos a darle una oportunidad en el nombre de todas las víctimas”, dijo Martelly. “Cálmense y dejen las calles”, pidió a los opositores.

El propósito declarado de la movilización organizada por los dirigentes del partido Familia Lavalas del expresidente Jean-Bertrand Aristide, y otros partidos, como el Movimiento Patriótico de la oposición democrática (MoPod) es la caída del presidente Martelly, acusado de corrupción en el uso de los fondos para la reconstrucción.

En esta confrontación entre “la calle de Lavalas” y “el poder Tet Kale" (uno de los apodos de Martelly en referencia a su cabeza calva) se añadió una grave crisis institucional. El 12 de enero, Haití fue sin Parlamento. Los mandatos de los diputados y dos tercios de los senadores terminaron sin elecciones se han celebrado durante tres años.

Martelly y la oposición se culpan mutuamente del vacío de poder legislativo, acompañado por la ausencia de gobierno, incluido el primer ministro designado, Paul Evans, que no ha podido ser ratificado por la Asamblea Nacional.

Intransigencia y escepticismo

La intransigencia de ambas partes y el clima de desconfianza han frustrado varias rondas de negociaciones que resultaron en acuerdos mortinatos. El enfrentamiento comenzó con la elección de Martelly en marzo de 2011. A pesar de haber llegado en tercer lugar en la primera ronda en el primer recuento, se colocó en una segunda ronda tras una intervención de los Estados Unidos. La legitimidad de su elección sufrió de una fuerte abstención, superior al 75%, y de la exclusión de los votos de la Familia Lavalas, uno de los principales partidos de la oposición.

En un intento de evitar un empeoramiento de la crisis política, Martelly firmó in extremis, la noche del domingo, un nuevo acuerdo con cuatro partidos de la oposición moderada. Quince partidos pequeños ‒en Haití son casi un centenar‒ también pusieron sus firmas en la parte inferior de este “acuerdo para una salida sostenible de la crisis”. Él planea “hacer todo lo posible para restablecer la confianza en las instituciones y lograr alcanzar las elecciones legislativas y las elecciones presidenciales antes del fin del año 2015”.

Un nuevo consejo electoral estará compuesto por miembros elegidos por las iglesias y la sociedad civil, sin representación de las autoridades públicas y de los partidos. Se formará un nuevo “gobierno de consenso”, cuya primera misión será la de “facilitar la celebración de elecciones libres”.

Este acuerdo fue bien recibido por la comunidad internacional, incluyendo a EE.UU., que anunció planes para seguir trabajando con Martelly, incluso si este tuviera que gobernar por decreto en ausencia del Parlamento.

A pesar de las concesiones que tuvo que hacer Martelly, como sacrificar a su amigo, el primer ministro Laurent Lamothe en diciembre y recientemente otro cercano, Arnel Alexis Joseph, a quien él había colocado a la cabeza del poder judicial , el escepticismo reina en Puerto Príncipe sobre las posibilidades de éxito de este nuevo acuerdo.