WASHINGTON, EEUU.- El secretario interino de Seguridad Nacional de EEUU, Chad Wolf, se convirtió este lunes en el tercer miembro del gabinete de Donald Trump en renunciar tras el asalto al Capitolio, aunque no aclaró si su decisión de dimitir está relacionada con ese incidente.
La renuncia de Wolf llega, además, un día antes de que Trump visite la frontera con México en la localidad de Alamo (Texas) para inspeccionar los avances en el muro antes de abandonar la semana que viene el poder.
"Me entristece dar este paso, ya que mi intención era servir al Departamento hasta el final de esta Administración", señaló Wolf al anunciar su dimisión en una carta.
La salida de Wolf se produce una semana antes de la investidura del entrante presidente, Joe Biden, prevista para el 20 de enero y cuya seguridad está a cargo del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés).
El funcionario, cuya dimisión se hace efectiva a las 23.59 de este lunes, anticipó que el administrador de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés), Peter Gaynor, lo sucederá en el cargo de forma interina.
Sin entrar en detalles, Wolf apuntó que su decisión "está justificada por acontecimientos recientes, incluidos los fallos judiciales en curso y sin mérito sobre la validez” de su autoridad como secretario en funciones.
"Estos eventos y preocupaciones -agregó el funcionario saliente- sirven cada vez más para desviar la atención y los recursos del importante trabajo del Departamento en este momento crítico de transición de poder".
Horas antes, Wolf anunció en su cuenta de Twitter que ha dado instrucciones al Servicio Secreto, encargado de la seguridad de Biden, para comenzar sus operaciones con vistas al traspaso de Gobierno “a partir del miércoles 13 de enero, en lugar del 19 de enero”, en medio de rumores sobre posibles nuevas protestas armadas en la capital.
Wolf se convirtió en noviembre de 2019 en el quinto secretario en funciones del DHS, la agencia encargada además de los asuntos de inmigración, durante el Gobierno de Trump.
Sin embargo, varios jueces federales dictaminaron en los últimos meses que el nombramiento de Wolf como interino no fue legal, y como resultado, invalidaron su suspensión de ciertas protecciones bajo el programa DACA de alivio a jóvenes indocumentados conocidos como "dreamers" o "soñadores".
Además de Wolf, también han dimitido en los últimos días otras dos integrantes del gabinete de Trump: la secretaria de Educación, Betsy DeVos, y la secretaria de Transporte, Elaine Chao.
Ambas citaron en sus cartas de dimisión el asalto al Capitolio por parte de seguidores del mandatario, que dejó cinco muertos, doce policías heridos y decenas de detenidos.
Chao, quien está casada con el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, destacó en un comunicado que el asalto al Capitolio se produjo "tras un mitin que encabezó" Trump, quien incitó a sus partidarios a marchar hasta el Congreso, y se mostró "profundamente preocupada".
Esta tercera baja en el equipo presidencial complica aún más que haya proceso de destitución de Trump mediante el mecanismo contemplado en la enmienda 25 de la Constitución, dado que se necesitaría una mayoría del Gabinete y el visto bueno del vicepresidente Mike Pence para activarlo.
Preparan una segunda toma del Capitolio y un "alzamiento"
Foros conservadores en internet han comenzado a animar a los simpatizantes del presidente Donald Trump a concentrarse con armas en todo el país y de nuevo en el Capitolio para oponerse a la investidura la semana próxima del demócrata Joe Biden, pese a que la capital estadounidense se blindará con más de 10.000 miembros de la Guardia Nacional para evitar escenas como las del asalto del pasado 6 de enero.
Según informó el Buró Federal de Investigación (FBI) en un boletín, han recibido informaciones sobre "protestas armadas" previstas en todos los 50 estados del país entre el día 16 y el 20, cuando tomará posesión Biden, que Trump y sus simpatizantes argumentan que ganó con fraude, algo que no han conseguido demostrar.
"El FBI tiene información de un grupo armado identificado que tiene la intención de viajar a Washington el 16 de enero. Han avisado que si el Congreso intenta sacar al presidente (Trump) por medio de la enmienda 25 habrá un gran levantamiento", explica la circular.
Después del asalto al Capitolio del pasado miércoles, que se saldó con cuatro manifestantes muertos, entre ellos una mujer fallecida de un tiro en el cuello, y que está detrás de la muerte de dos agentes de la Policía del Capitolio, se espera que otros grupos intenten asediar de nuevo la sede del Legislativo entre el 17 y el 20 de enero.
Los legisladores demócratas están presionando al vicepresidente, Mike Pence, para que invoque la enmienda 25 para inhabilitar a Trump con apoyo del gabinete del Ejecutivo o someterán al mandatario a partir del miércoles a un juicio político por "incitación a la violencia contra el Gobierno".
El próximo 20 de enero es la ceremonia de investidura de Biden, un evento que tradicionalmente concentra a miles de personas en la explanada del National Mall, frente al Capitolio, donde el nuevo mandatario debe jurar su cargo frente a la flor y nata del poder estadounidense.
Pero en esta ocasión, más que nunca antes en la historia de Estados Unidos, la tensión obliga a elevar la precaución hasta el punto de que la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, recomendó este lunes no salir a la calle durante la ceremonia, para la que se desplegarán a hasta 15.000 efectivos de la Guardia Nacional enviados desde varios estados, más del triple de los soldados que hay ahora mismo desplegados en Afganistán.
Las autoridades estadounidenses a nivel local y federal no quieren volver a ser sorprendidas por una turba violenta de trumpistas como ocurrió el miércoles pasado, cuando la policía del Capitolio se vio sobrepasada de inmediato por centenares de manifestantes incitados por el mandatario a marchar hacia el Capitolio para protestar por la certificación de la victoria electoral de Biden, que se producía en aquellos momentos en una sesión conjunta de las dos cámaras.
La irrupción de los manifestantes, que llevaban semanas calentando la concentración del 6 de enero convocada por Trump y que contó con organizadores políticos vinculados al trumpismo, es vista como un colosal fallo de seguridad y coordinación entre las autoridades del Pentágono, la ciudad de Washington y de la Policía del Capitolio, encargada de la seguridad de la sede legislativa.
El jefe de la Policía del Capitolio, Steven Sund, obligado a dimitir por el fiasco de seguridad, aseguró este lunes que pidió que el destacamento de la Guardia Nacional del Distrito de Columbia se pusiera en alerta ante la llegada de trumpistas el 6 de enero, pero que esa petición le fue negada por el Pentágono y los responsables de la seguridad del Senado y la Cámara de Representantes.
En plena emergencia, por la toma del Capitolio, que obligó al vicepresidente, Mike Pence, y a los legisladores a refugiarse en las tripas del laberíntico Capitolio o en oficinas tras barricadas de muebles, fue la policía local de Washington y agencias federales como el FBI las que acudieron al rescate.
Según Sund, el Pentágono rechazó a las 2 de la tarde, justo cuando comenzó a caer el perímetro de seguridad del Capitolio, una petición para desplegar a la Guardia Nacional, pese a que Trump aseguró el jueves que él requirió la presencia inmediata de esta fuerza militar.
Varios medios estadounidenses aseguran que fue el vicepresidente Pence el que solicitó la intervención de la Guardia Nacional, que en el caso de la capital federal debe ser aprobada por la Casa Blanca.
Sund aseguró en una entrevista con The New York Times que si las agencias encargadas de la seguridad no se ponen de acuerdo sobre lo ocurrido la semana pasada "va a volver a ocurrir" durante la inauguración de Biden.
El presidente electo aseguró este lunes que no tiene miedo a aparecer en la escalinata del Capitolio el miércoles de la semana próxima frente al público, como manda la tradición, pese al ambiente de alerta que se vive en el país.
El FBI tiene informaciones sobre planes de algunos grupos ultraconservadores que han pedido asaltar sedes de gobiernos estatales, locales, judiciales y otros centros administrativos para mostrar su oposición al nombramiento de Biden, que consideran un robo electoral, como falsamente ha clamado Trump desde antes del 3 de noviembre. EFE