Johannesburgo, 6 dic (EFE).- Sudáfrica comenzó hoy una especie de "duelo festivo" en honor del fallecido Nelson Mandela y abrió una nueva etapa sin el hombre más decisivo de su historia, el que la cambió para siempre con su compromiso, carisma y magnanimidad.

El país recibió la pérdida de Mandela con tristeza y pesadumbre, pero también como una oportunidad de celebrar su colosal legado.

Ese "duelo festivo" puede palparse en el antiguo gueto negro de Soweto, del que fue vecino el expresidente sudafricano, o en la casa del barrio acomodado de Houghton, también en Johannesburgo, en la que murió a los 95 años antes de la medianoche de ayer jueves.

El contraste entre estas dos zonas del gran Johannesburgo perfila la trayectoria de Mandela, que llegó pobre y sin apoyos a la gran ciudad y ha muerto en uno de sus mejores barrios, venerado por Sudáfrica y el mundo entero.

Pero da una idea de su figura el ambiente común de celebración de su legado con que se ha vivido su muerte en escenarios tan dispares como los antiguos guetos de Soweto y Alexandra y los lujosos suburbios de Sandton y Houghton, ambos en Johannesburgo.

"Este debe ser un momento para unirnos como país, como consiguió que hiciéramos Mandela", señaló a EFE en Soweto Andy Coetzee, afrikáner (población descendiente de los colonos centroeuropeos), activista cultural y empresario del ocio que opera en Soweto.

Coetzee no esconde su ilusión ante lo que considera "una oportunidad para volver a acercarnos", y se pone "el primero" a disposición del empeño que en su día consiguió Mandela.

"Uniendo de nuevo a la nación", decía una colorida pancarta situada hoy en una valla de Oxford Road, cerca de la residencia de Madiba -como se conoce al expresidente en su país- en Houghton.

Frente a la casa de Mandela en Houghton, como en la plaza del centro comercial del barrio de Sandton que lleva su nombre, las flores y los mensajes de reconocimiento despiden con honores a la que quizá sea la figura histórica contemporánea más unánimemente admirada.

Convertido en un hospital hasta el momento de su muerte, su domicilio vivió hoy una peregrinación masiva de sudafricanos de todas las razas, que cantaron el himno nacional y expresaron duelo y aprecio en una armonía que difícilmente se habría logrado sin la personalidad de Madiba.

Mientras, las emotivas escenas de recuerdo se repetían en la calle de Vilakazi, en Soweto, frente a la que fue durante más de 15 años la casa deMandela.

Cientos de miembros y simpatizantes del gubernamental Congreso Nacional Africano (CNA), que un día lideró Madiba, cantaban y bailaban recordándole al ritmo de canciones de la lucha contra el régimen racista del "apartheid" en lenguas africanas.

Los preparativos para el funeral también comienzan. El presidente del Sudáfrica, Jacob Zuma, anunció que el funeral de Estado se celebrará el domingo, 15 de diciembre, en la localidad de Qunu (sureste), donde Mandela creció y ha pedido ser enterrado.

Quedan para ese momento nueve días de luto oficial, en los que las banderas ondean a media asta en todo el territorio nacional.

Según informó Zuma, los sudafricanos podrán dar la última despedida al que muchos consideran el padre de la patria entre el 11 y el 13 de diciembre, cuando sus restos descansarán en el edificio Union Buildings de Pretoria, sede del Gobierno nacional.

La gran despedida popular será sin embargo el 10 de diciembre, ante las 90.000 localidades del FNB Stadium de Soweto, donde tendrá lugar la misa oficial por el alma de Madiba.

En el mismo FNB Stadium se produjo, el 11 de julio de 2010, la última aparición pública de Mandela, en la ceremonia de clausura del Mundial de Fútbol de 2010, cuya final se disputó en ese recinto, con triunfo de España.

Allí también dio un discurso histórico el 16 de diciembre de 1990 un recién liberado Nelson Mandela, tras pasar 27 años en las cárceles del "apartheid" y cuatro años antes de convertirse en el primer presidente negro de Sudáfrica. EFE