SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Exactamente cinco meses después de su salida del Ministerio de Salud Pública, donde durante seis meses se desempeñó como ministro, el neumólogo Plutarco Arias declaró este domingo que hay intereses y gente que quiere dominar la institución desde afuera y desde dentro.
Aseguró que retornar a su vida habitual le ha dado tranquilidad y que tiene la sonrisa del deber cumplido, pese a que constató en carne propia que es indudable que ocupó una posición donde se mueven "muchos intereses".
Entiende que cualquier persona que ejerza esa posición necesita mucha sapiencia y cabeza fría, ya que encima de tal movimiento de intereses están las dificultades que genera la pandemia de la COVID-19 y, además, "compañeros del partido que también exigen su parte, incluyendo senadores y diputados".
En torno a su salida, en medio del escándalo de una licitación para la compra de jeringuillas para las vacunas contra la COVID-19 supuestamente salpicada por la corrupción, porque se hablaba de sobrevaluación, el doctor Arias fue enfático al señalar que no tuvo "nada que ver con eso".
Todo se hizo bajo los rangos de precios establecidos y la licitación no llegó a realizarse porque fue bajada a los 20 minutos de haberse colocado en la página, sostuvo.
“Nosotros no tuvimos nada que ver; en eso salimos con las manos limpias, por la puerta del frente y la frente en alto. Quien me conoce sabe que no tengo necesidad de hacer nada que vaya en perjuicio de la sociedad y de mi moral”, dijo en el programa de televisión especializado en Salud 2 X 3 En Salud que conducen las periodistas Altagracia Ortiz y Doris Pantaleón.
El exministro de Salud habló por primera vez públicamente desde su destitución el 26 de febrero pasado, cuando el presidente Abinader derogó el artículo 11 del decreto 324-20 que lo nombró ministro de Salud Pública, decisión establecida en el decreto 131-21.
Recobró sus pacientes y hace ejercicios
El doctor Plutarco Arias contó que está dedicando definitivamente a la enseñanza y a la práctica médica, que sus pacientes retornaron rápidamente a su consultorio inmediatamente que regresó a Santiago, donde ejerce desde hace años. Confiesa que perdió a algunos de los más mayores que no lograron sobrevivir a la COVID-19.
El especialista de la neumología, con una larga trayectoria de ejercicio en la ciudad de Santiago de los Caballeros, dijo que luego de ocho meses intensos, incluidos los dos que vivió en el proceso de transición del Gobierno, había perdido la rutina hasta de ejercitarse físicamente, la cual ya retomó.
“Dios tiene el tiempo perfecto para uno, soy un convencido de eso. Trabajé por supuesto muchos años para que el presidente Abinader ejerciera como lo está haciendo, con mucha calidad, eficiencia y honestidad. En ese momento me preparé para ser ministro, pero al fin y al cabo hay muchas tareas pendientes como ser humano que debemos cumplir y no todo es para siempre, así que conocerás la verdad y la verdad te hará libre y por tus hechos te conoceréis”, señaló durante la entrevista.
Dijo que todavía, hasta el momento, hay personas que le hacen reconocimientos públicos donde quiera que lo vean, lo que le hace sentir muy satisfecho.
Inspectores de supervisión
Entiende que el momento en que se encuentra la pandemia, y especialmente frente al proceso de desescalada del toque de queda que vive el país, es fundamental que los inspectores de Salud, equipo de trabajo conformado bajo su mandato como ministro de Salud Pública, "actúen para la garantizar que las personas mantengan el distanciamiento físico".
Aconseja evitar los lugares cerrados, garantizar que en los restaurantes no haya más de 20 personas juntas, evitar los abrazos y mantener firme el uso de mascarillas.
Alta transmisibilidad
Sugiere que la mayor cantidad de población se coloque la vacuna contra el virus, avance científico determinante para bajar la transmisión, la hospitalización y la mortalidad.
Recordó que se trata de un virus mutante y que, por esa razón, circulan diferentes variantes cada una con características diferentes, entre ellas la Delta cuyo nivel de transmisibilidad es de un 97% y en personas jóvenes se ha demostrado que posee un 2.5% de mayor capacidad de transmisibilidad y muerte.