ASUNCIÓN, Paraguay.- Unos 90 presos, muchos de los cuales serían miembros de la organización criminal brasileña Primer Comando Capital (PCC), se fugaron este domingo de la prisión de Pedro Juan Caballero, donde fue encontrado un túnel, si bien el Gobierno no descarta que se escaparan por la puerta principal y con la complicidad de las autoridades de la cárcel.
El Ministerio de Justicia no ha proporcionado todavía la lista de fugados, aunque algunos medios locales mencionan la cifra de 91, y que uno de los presos habría sido capturado cuando salía del túnel, de madrugada.
En declaraciones a la cadena Telefuturo, el ministro del Interior, Euclides Acevedo, dijo que se baraja la hipótesis de que los internos salieron al exterior por los portones principales de la cárcel y que contaran con el apoyo de los guardias.
Añadió que el director de la cárcel, en el departamento de Amambay, frontera con Brasil, se encuentra de vacaciones.
Según el testimonio del ministro, el túnel habría sido construido como una fachada para ocultar esa presunta complicidad.
La Policía Nacional ya comenzó un operativo de búsqueda de los fugados en la zona de Pedro Juan Caballero, fronteriza con Brasil y uno de los centros de operaciones del PCC.
El pasado diciembre, la ministra de Justicia, Cecilia Pérez, informó de que contaban con "información de inteligencia penitenciaria" que apuntaba a un plan de fuga o rescate de líderes del PCC, los cuales aportarían una recompensa de 80.000 dólares para ese operativo.
La ministra señaló que no se descartaba que el objetivo fuera liberar a más de una persona de alguno de los centros penitenciarios del norte del país, en concreto, de la cárcel de Pedro Juan Caballero.
Las cárceles paraguayas encierran a líderes del PCC, tanto de nacionalidad brasileña, unos 80, según los datos de Justicia, como paraguayos.
Ante esa posible amenaza de fuga, Justicia anunció entonces el refuerzo de la seguridad en los penales del país, donde ya se cuenta con presencia policial y militar, según establece la Ley de Emergencia Penitenciaria.
Esta normativa fue sancionada por el presidente del país, Mario Abdo Benítez, el pasado 8 de septiembre, después de varios enfrentamientos y amotinamientos en los penales del país.
A eso se sumó unos días después la fuga del Jorge Samudio, cabecilla del grupo criminal brasileño Comando Vermelho, otro grupo criminal brasileño que opera en Paraguay asociado al tráfico de drogas.
Samudio escapó tras un asalto al furgón penitenciario en el que era trasladado, muriendo en ese ataque un comisario de la Policía Nacional.
Abdo Benítez, del conservador Partido Colorado, reconoció entonces que "hubo corrupción y hubo dinero de por medio" en el asalto armado.
Brasil quiere ayudar a la recaptura
El ministro de Justicia, Sergio Moro, afirmó que Brasil está "a disposición" para ayudar a las autoridades paraguayas en la captura de esos presos.
"Estamos a disposición también para ayudar al Paraguay en la captura de esos criminales. Paraguay viene siendo un gran asociado en la lucha contra el crimen", señaló Moro.
El ministro informó que las autoridades brasileñas han reforzado la seguridad en las zonas fronterizas con Paraguay con el objetivo de impedir que los fugitivos, integrantes de la facción criminal Primer Comando de la Capital (PCC), vuelvan a entrar en el país.
"Si vuelven a Brasil, ganan un billete solo de ida a un presidio federal", que son considerados de máxima seguridad, aseguró Moro.
En ese sentido, más de 200 agentes policiales han reforzado las labores de vigilancia y seguridad en la frontera del estado brasileño de Mato Grosso do Sul con el departamento paraguayo de Amambay, donde está situado el presidio de Pedro Juan Caballero y desde donde los 75 detenidos se dieron a la fuga.
Esta tarde, la titular de Justicia de Paraguay, Cecilia Pérez, informó que todos los presos que escaparon son integrantes del PCC, el grupo criminal más poderoso de Brasil y que ha extendido sus tentáculos por todo el país y una parte de Suramérica, sobre todo Paraguay y Bolivia.
Fundado en 1993 durante una rebelión en una cárcel de Sao Paulo, el PCC ha expandido en los últimos años su actividad al tráfico de drogas y armas, especialmente en las regiones fronterizas, y también al rentable robo de cargas y contrabando de combustible. EFE