SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La construcción de una escuela a orillas del río Ozama, en el sector Los Cocos, de Los Guandules, ha generado mucha polémica. El Ministerio de Obras Públicas decidió emprender la obra, sembró los pilotes y comenzó la obra, con el apoyo de la comunidad. El Ministerio de Educación le dio apoyo y ha estado de acuerdo con la obra.
El Colegio de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA) rechazó la construcción por el lugar en que se construye, y porque el terreno es no adecuado. Los conflictos no terminan y la construcción de la escuela se encuentra paralizada.
Es cierto que el terreno fue donado a las autoridades y a la comunidad por el Grupo Marítima Dominicana, sin costo alguno para el Estado. La solicitud la formuló la organización Fe y Alegría, de gran experiencia y servicio excelente en calidad de educación en sectores pobres. Se quería y se necesitaba una escuela en Los Cocos, pero la construcción de la obra fue descartada inicialmente por el costo de la construcción, para que el proyecto fuese seguro, tomando en cuenta las inundaciones que ocurren en el lugar cuando lluvias o tormentas.
Juan Tomás Tavares, empresario y directivo del Grupo Marítima, y con gran dedicación al sector educativo dominicano, ha auspiciado que se construya la escuela. “Aunque desconozco los detalles pienso que es importante que nos centremos en evaluar sobre bases técnicas los méritos del proyecto”, declaró a Acento.
Su idea es que se construya una escuela sobre pilotes, como ocurre en muchos otros lugares. Es lo que han querido hacer las autoridades. Veamos el comentario que escribió sobre el particular JUan Tomás Tavares:
Escuela sobre pilotes donde no hay otra opción
El debate sobre la construcción de la escuela Los Cocos del sector Los Guandules a orillas del rio Ozama ha tomado un matiz político, en lugar de centrarse en los factores técnicos.
Si bien en nuestro país no es común, la construcción sobre pilotes se ha practicado durante siglos en lugares expuestos a inundaciones esporádicas, en lugares pantanosos, y en algunos casos hasta por el lujo de sentirse flotando sobre el agua.
En el caso que nos concierne, el hecho es que el sector requiere con urgencia de una escuela para proveer las oportunidades de aprendizaje que demanda la numerosa población en edad escolar de ese sector, y no hay espacio disponible en los alrededores. Se hicieron todos los esfuerzos por ubicar la escuela en un solar que permitiera una construcción menos costosa, pero resultaron infructuosos. Precisamente por eso ha demorado tanto este proyecto.
Si los diferentes protagonistas en el debate quieren contribuir a hacer realidad una educación de calidad para los residentes de Los Guandules, deben centrarse en la discusión sobre la ingeniería requerida para hacer exitoso el plantel escolar diseñado.
Tailandia es un país con amplia experiencia en este tipo de construcciones, pero también se hace en la mayoría de países del sudeste asiático donde grandes poblaciones viven a orillas de ríos sujetos a frecuentes inundaciones. Pueblos enteros se construyen sobre pilotes, incluyendo escuelas, clínicas y hospicios, y así se viene haciendo desde hace generaciones. No solo son resistentes a las riadas provocadas por fuertes tormentas de lluvia y vientos, sino que también resisten a los seísmos que azotan ocasionalmente.
En nuestra América, el delta de El Tigre en el Gran Buenos Aires es un lugar donde se viene practicando este tipo de arquitectura desde hace generaciones. El único inconveniente es que aumenta el costo de la construcción porque hincar los pilotillos es más caro que hacer la zapata tradicional en tierra más firme y donde no hay que elevar la estructura por encima del suelo previendo.
En lugar de perder más tiempo en discusiones estériles, los que tienen dudas auténticas deben abocarse a revisar si el diseño actual contempla todos los factores necesarios en este tipo de construcción, pero jamás poner en duda la factibilidad de completar el proyecto. O indicar el lugar en Los Guandules donde se puede- a menor costo- satisfacer la demanda por oportunidades de aprendizaje de calidad que permitan a sus vecinos salir de la miseria material que arropa a esa comunidad.