Washington, 6 feb (EFE).- Quién es más progresista y quién es más prolatino. Sobre esas dos "etiquetas" pivota la nueva batalla entre los aspirantes demócratas a la Casa Blanca, el senador Bernie Sanders y la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, cuya carrera hacia la Presidencia de EE.UU. está cada vez más apretada.
Tras la primera toma de contacto con los caucus de Iowa esta semana, en los que la también exprimera dama se llevó la victoria por un estrechísimo margen, las encuestas de cara a las primarias de Nuevo Hampshire, el siguiente estado en votar, sugieren que Sanders puede causar más problemas a Clinton de lo esperado.
El mensaje del senador, que sin temor se autoproclama socialista, pese a la mala valoración que tiene en Estados Unidos ese término, ha logrado calar en la base del Partido Demócrata y entre los más jóvenes, poniendo en jaque a la ex secretaria de Estado.
Ante lo ajustado de los resultados y de las encuestas, los dos adversarios acordaron celebrar otros cuatro debates más de lo establecido en el periodo de primarias, y el primero de ellos tuvo lugar este jueves, siendo fiel reflejo de la pelea por el "progresismo" de ambos contendientes.
Tanto así, que los dos candidatos demócratas, que se han quedado solos en la carrera tras el abandono del exgobernador de Maryland Martin O’Malley, dedicaron gran parte de la batalla dialéctica a definir el concepto de "progresista", el nuevo adjetivo favorito de la izquierda del Partido Demócrata.
"Un progresista es alguien que hace progreso", argumentó Clinton sobre la discusión, en referencia a una de las primeras frases que pronunció tras los caucus de Iowa en su discurso a los votantes cuando dijo: "Soy una progresista que logra que las cosas se hagan", en alusión a las propuestas del senador, que en algunos casos considera una quimera.
Sanders, que goza de un enorme entusiasmo entre la base más izquierdista del partido, basó su argumento en que Clinton es demasiado dependiente de las grandes empresas y de Wall Street, de donde provienen muchos de los fondos de su campaña.
El senador, en uno de los choques más calientes entre los dos aspirantes, insistió en que "no solo hay que hablar por hablar", sino que además "hay que recorrer el camino".
"Estoy muy orgulloso de ser el único candidato aquí que no tiene un SuperPAC", dijo sobre los comités de acción política compuestos por grandes fortunas y que su campaña siempre ha rechazado, contrarrestándolos con las donaciones pequeñas e individuales del votante medio.
Hasta finales de diciembre, la industria financiera otorgó más de 21 millones de dólares para apoyar a Clinton, más del 10 % de los 157,8 millones de la recaudación total de que ha dado cuenta la Comisión Federal Electoral (FEC, en inglés).
Mientras tanto, los equipos de campaña de los dos candidatos ven acercarse la fecha de los caucus de Nevada, uno de los estados clave a nivel nacional y donde el voto latino tiene mucho que decir, lo que ha hecho estallar una batalla interna entre los equipos hispanos de ambos aspirantes.
Tanto Sanders como Clinton están a favor de una reforma migratoria para el país que otorgue un camino a la ciudadanía para los más de 11 millones de indocumentados que hay en EE.UU., y respaldan las medidas ejecutivas del presidente Barack Obama para evitar las deportaciones de los jóvenes en situación irregular que llegaron siendo niños al país, conocidos como "soñadores".
Sin embargo, el plan de Sanders va más allá, proponiendo medidas extraordinarias para proteger a los niños indocumentados de Centroamérica o regresar a EE.UU. a aquellos que han sido deportados a sus países y se encuentran en situación de peligro.
Son precisamente conocidos "soñadores" los activistas que ambos candidatos han escogido para integrar sus equipos de campaña latina, como Lorella Praeli en el caso de la exsecretaria de Estado, o Erika Andiola, del lado del senador por Vermont.
Entre los últimos apoyos prominentes logrados por Clinton en el entorno latino se produjo esta semana el de ocho "soñadores" de Nevada, entre ellos la muy reconocida Astrid Silva, un respaldo que la campaña de Sanders criticó con dureza después de que la joven considerara el plan migratorio de Sanders poco realista.
Andiola arremetió contra la activista a través de su cuenta de Twitter, acusando a la campaña de la ex secretaria de Estado de utilizar a los "soñadores" para mostrarlos, en vez de integrarlos en su organización para construir "poder político".
La cuenta oficial de Sanders compartió las palabras de Andiola, y la propia Hillary Clinton salió personalmente en apoyo de Silva, poniendo una vez más en evidencia hasta qué punto el respaldo hispano cobra protagonismo en este ciclo electoral. EFE