BATEY SAN LUIS, República Dominicana (EFE y otros servicios de Acento.com.do).- Decenas de personas participaron en un Gagá este sábado 23 de abril de 2011, en el Batey San Luis, en la provincia Santo Domingo.

El Gagá es una ceremonia que combina santería, vudú y cristianismo, y se celebra cada año durante la Semana Santa, principalmente en los campos de caña azucarera, lugares en los que se ha producido una fusión entre los ritos y culturas haitiana y dominicana.

Este baile ritual tiene una fuerte influencia de la religión popular haitiana Vudú, que a su vez guarda mucho de la cultura ancestral africana de los antiguos esclavos llevados por Francia a la entonces colonia de Haití en el siglo XVIII.

Con el transcurrir de los años, los inmigrantes haitianos en el territorio dominicano han dejado este legado a sus descendientes directos (hijos y nietos), convirtiéndose el Gagá en parte de la cultura popular dominicana, sobre todo en los poblados fundados alrededor de los campos de caña e ingenios azucareros.

El Gagá es más popular y aceptado en las provincias de la región Este, sobre todo en las provincias San Pedro de Macorís, Monte Plata, La Altagracia y La Romana; y en las de la región Sur, sobre todo Barahona.

Asimismo, el Gagá es popular en los municipios cercanos a la capital dominicana que durante muchos años vivieron de los ingenios, como San Luis, Bocha Chica, entre otros. En el Gagá existe toda una jerarquía que simboliza la autoridad espiritual. Se habla del jefe, del rey o reina, los ancianos.

Asimismo, se considera un honor participar de la confección de los trajes típicos para el baile y la ceremonia espiritual, con gran vistosidad y colorido. De igual manera, hacer de músico y danzar en el desfile y en cada parada confiere respeto ante la comunidad.

El Gagá es más popular y aceptado en las provincias de la región Este, sobre todo en las provincias San Pedro de Macorís, Monte Plata, La Altagracia y La Romana; y en las de la región Sur, sobre todo Barahona.

En los bailes y las ceremonias se invocan los espíritus y fuerzas del bien, que reciben las ofrendas de los bailadores y demás participantes. Esta comunicación con los buenos espíritus está dirigida a la purificación de los devotos y a alejar a los malos espíritus o fuerzas del mal.