SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Al celebrarse hoy un año más del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo, el rector de la UNAPEC, Franklyn Holguín Haché, escribió para la comunidad académica de la institución un mensaje en el que se lee que se debe “recordar ese régimen” y a la vez “agradecer a los héroes, heroínas y mártires, sean conocidos o anónimos, que sufrieron cárcel, persecución, torturas, muerte, destierro”.

Asimismo, “hacer partícipes –añadió el rector- a los y las jóvenes de esa reflexión” y “preguntarnos qué hemos hecho y qué hacemos para que la libertad y la democracia sean un edificio duradero, sólido, en el que las nuevas generaciones quieran vivir y desarrollarse”.

A continuación el texto íntegro:

Un 30 de mayo de 1961, hace exactamente sesenta años, fue ajusticiado el tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina. Los autores de ese hecho trascendente de la Historia fueron en su mayoría perseguidos, torturados y asesinados cruelmente.

Ellos pagaron con sus vidas la valentía de terminar con 31 años de oprobio, injusticia, atropellos y corrupción, bajo un régimen en que solo podía decidir un individuo y sus elegidos, por encima de la voluntad de todos y todas. Por eso conmemoramos cada 30 de mayo como Día de la Libertad.

El camino hacia el término de la tiranía no fue el de ese único día en hoy Avenida 30 de mayo. Antes de aquello el país no logró cuajar un régimen de soberanía, legalidad, instituciones sólidas y dignidad humana que hicieran inviable un proyecto totalitario y de ambiciones individuales como aquel.

Luego, durante más de tres décadas, grandes hombres y mujeres tanto en suelo patrio como en el destierro entregaron lo mejor de sí para que tuviésemos un Estado de derecho, prosperidad compartida y democracia.

Sus nombres inspiran nuestro compromiso diario con la libertad y el proyecto de nación dominicana.

Sesenta años después, como Universidad y como integrantes de la sociedad de 2021, tenemos el deber de recordar ese régimen; de agradecer a los héroes, heroínas y mártires, sean conocidos o anónimos, que sufrieron cárcel, persecución, torturas, muerte, destierro; de hacer partícipes a los y las jóvenes de esa reflexión en el seno de nuestra casa de estudios; y de preguntarnos qué hemos hecho y qué hacemos para que la libertad y la democracia sean un edificio duradero, sólido, en el que las nuevas generaciones quieran vivir y desarrollarse.

Seremos justos herederos del 30 de mayo y tendremos derecho a reclamar su validez y vigencia, si a ese acto le damos sentido histórico. Como ciudadanos, como académicos, como docentes, como profesionales, no podemos esperar que la libertad y la democracia estén garantizadas de gratis.

Nuestra vida en una sociedad democrática se reafirma o se debilita por nuestras acciones o por nuestra pasividad o indiferencia en el presente que nos toca vivir.

Cada vez que personas se colocan por encima del imperio de la ley; cada vez que se fomenta el culto al poder y al autoritarismo; que separamos derechos y responsabilidad, individualidad y solidaridad; cada vez que en vez de respeto y diálogo se manifiestan intolerancia, odio o discriminación; cuando existen privilegios indebidos, corrupción e impunidad; cuando se atropellan los derechos y la dignidad humana; cuando se anteponen el enriquecimiento y el poder individual al bienestar colectivo; cada vez que se propagan la mentira y el fanatismo en lugar de la verdad y el pensamiento libre y critico; cuando se agrede nuestro medioambiente y se degradan nuestras instituciones… en todos esos casos estamos haciendo o permitiendo que se desprestigie la causa de quienes vieron en el 30 de mayo las puertas a un país mejor.

El himno de nuestra UNAPEC nos invita a formar al ser humano integral. Recordemos esta fecha con solemnidad, respeto, gratitud y reflexión. Y hagamos de nuestras acciones como personas, como ciudadanos, educadores y profesionales, un día de la libertad permanente.

Deferentemente,

Dr. Franklyn Holguín Haché

Rector