NUEVA YORK, EEUU, NACIONES UNIDAS.- La República Dominicana expresó en el Consejo de Seguridad de la ONU su consternación por el hecho de que la violencia sexual siga siendo “un flagelo cruel” que “ha empeorado en varios entornos de conflicto”, según manifestó el embajador dominicado en el organismo multilateral, José Singer.

Se trata de “una táctica cruel de guerra, tortura, terror y represión política y una efectiva brutal herramienta de desplazamiento y deshumanización”, remarcó.

Pese a un “progreso significativo en los últimos diez años”, aún está pendiente como una necesidad, añadió el diplomático, “identificar soluciones y enfoques que sean contextos específicos, inclusivos e informados por la experiencia, especialmente la de los sobrevivientes”.

Alemania pidió la celebración del debate sobre este tema en el que la República Dominicana colaboró estrechamente junto a la actriz Angelina Jolie y otras personalidades “a las cuales me gustaría expresar mi admiración” y agradecimiento “por llevarnos al corazón de las duras realidades en el terreno”, sostuvo el embajador dominicado.

“La violencia sexual relacionada con los conflictos ha ganado más atención, precisamente la atención política y al más alto nivel, pero aún se necesita una respuesta colectiva”, insistió el representante dominicano.

“Un enfoque unificado es aún más crucial, además de explorar las causas y los efectos de la violencia sexual relacionada con el conflicto y cómo mejorar los mecanismos preventivos, promover respuestas centradas en el sobreviviente y garantizar justicia y responsabilidad”, remarcó.

Angelina Jolie pide ayudar a víctimas y juzgar culpables

La actriz Angelina Jolie pidió este viernes ante el Consejo de Seguridad de la ONU más compromiso para ayudar a las víctimas de violencia sexual durante los conflictos armados y que se persiga a los responsables de esos crímenes "sin importar el país o las circunstancias".

Jolie, que es también enviada especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), se dirigió telemáticamente al máximo órgano ejecutivo de la ONU, que celebró una reunión virtual en la que discutió el informe anual sobre la violencia sexual en los conflictos, presentado por el secretario general de la ONU, António Guterres.

"Tenemos que estar preparados para admitir dónde hemos fallado, y para hacer el trabajo duro para apoyar a los supervivientes, cambiar las leyes y las actitudes y hacer que los perpetradores rindan cuentas durante muchos años, sin importar el país o las circunstancias", dijo Jolie.

La famosa actriz y defensora de los refugiados centró la mayor parte de su intervención en llamar la atención sobre la situación de las mujeres y niñas yazidíes, una comunidad de ritos religiosos basados en el zoroastrismo y que en agosto de 2014 fue víctima de un genocidio por parte del grupo radical Estado Islámico (EI) en la comarca iraquí de Sinyar.

Los combatientes del EI secuestraron a unos 6.500 yazidíes, la mayoría niños y mujeres, muchas de las cuales fueron esclavizadas sexualmente.

"Un médico que brindó atención médica a mujeres y niñas yazidíes dijo que casi todas las niñas que trató entre los nueve y los 17 años habían sido violadas o sometidas a otro tipo de violencia sexual. En algunos casos las víctimas eran niñas menores de nueve años que sufren problemas de salud graves, como fístulas traumáticas y cicatrices, además de traumas, dificultades de acceder a una educación e incluso deben luchar para demostrar su identidad", dijo Jolie.

La activista recriminó a los miembros del Consejo de Seguridad que los "servicios psicológicos y los programas destinados a los yazidíes menores de edad están muy lejos de cubrir las necesidades especializadas a largo plazo", de acuerdo con un informe de Amnistía Internacional.

"Para ser claros, la falta de servicios se deriva del fracaso de la comunidad internacional para proporcionar los fondos para hacer esto posible, así como (de la falta de) la voluntad política", subrayó.

El Informe presentado por Guterres evalúa la situación en 19 países en los que existe "información verificada por la ONU".

Se trata de conflictos abiertos como los de Siria, Afganistán, República Centroafricana, Colombia, República Democrática del Congo, Iraq, Libia, Mali, Myanmar, Somalia, Sudán de Sur, Sudán y Yemen, o de guerras pasadas como las de Bosnia y Herzegovina, Costa de Marfil, Nepal y Sri Lanka.

Además, la ONU menciona a Brundi y Nigeria como dos casos preocupantes.

Pramila Patten, la representante especial de Guterres para la violencia sexual en los conflictos, declaró por su parte ante el Consejo de Seguridad que la ONU documentó cerca de 3.000 casos de violencia sexual en un solo año y subrayó que en el 89 por ciento de los casos esta violencia estuvo dirigida contra mujeres y niñas.

Sin embargo, apuntó que también se registraron casos contra hombres, niños y miembros de la comunidad LGTBI.

"Detrás de cada número hay una historia humana. Demasiado a menudo, es la historia de un superviviente que camina avergonzado, mientras que el perpetrador camina libre. Es la historia de un militar o un líder político que se siente por encima de la ley y la de un civil que ha caído bajo su alcance", dijo Patten.

Discurso del embajador dominicado, José Singer

Aprovecho esta oportunidad para agradecer a Alemania por la celebración de este debate, sobre un tema que es tan querido por la República Dominicana y con el cual nos sentimos honrados de haber colaborado.

Quisiera agradecer el liderazgo y el trabajo eminente de la Sra. Pramila Patten y su Oficina, y agradecerle su presentación. También agradezco a Khin Ohmar, Nadia Carine Fornel-Poutou y Angelina Jolie, a las cuales me gustaría expresar mi admiración. Gracias por llevarnos al corazón de las duras realidades en el terreno.

La violencia sexual relacionada con los conflictos ha ganado más atención, precisamente la atención política y al más alto nivel, pero aún se necesita una respuesta colectiva.

La igualdad de género y los derechos humanos de todas las mujeres y niñas son esenciales para lograr sociedades pacíficas, pero a menudo son las más afectados por el conflicto, careciendo de las medidas de protección necesarias y se vuelven más vulnerables a la violencia sexual.

A medida que nos acercamos al vigésimo aniversario de la resolución 1325 y acabamos de conmemorar el décimo aniversario de la resolución 1888, un enfoque unificado es aún más crucial, además de explorar las causas y los efectos de la violencia sexual relacionada con el conflicto y cómo mejorar los mecanismos preventivos, promover respuestas centradas en el sobreviviente y garantizar justicia y responsabilidad.

Estas son las áreas en las que nos centraremos.

Al analizar el informe del Secretario General, nos sentimos consternados al notar que, a pesar del progreso significativo en los últimos diez años, la violencia sexual ha seguido siendo un flagelo cruel, y ha empeorado en varios entornos de conflicto, continuando siendo una táctica cruel de guerra, tortura, terror y represión política y una efectiva brutal herramienta de desplazamiento y deshumanización.

Al abordar la violencia sexual en los conflictos, necesitamos identificar soluciones y enfoques que sean contextos específicos, inclusivos e informados por la experiencia, especialmente la de los sobrevivientes.

Los sobrevivientes deben participar en los procesos de toma de decisiones para garantizar que las iniciativas promovidas aborden plenamente sus preocupaciones.

En ese sentido, un enfoque centrado en la sobreviviente basado en los derechos debe estar en el centro de los programas, intervenciones e inversiones e incorporar una perspectiva de género sólida, integrada en todo el espectro de actividades a todos los niveles. Esto debe incluir apoyo psicosocial y legal y acceso a servicios integrales, incluidos los derechos y la salud sexual y reproductiva.

La rendición de cuentas sigue siendo esquiva. Debemos convertir una cultura de impunidad en una de rendición de cuentas, como un componente esencial de reparación para  las víctimas y fortalecer la prevención y la respuesta a la violencia sexual relacionada con el conflicto.

Es vital incorporar la violencia sexual como criterio en todos los comités de sanciones y que los autores en la lista  del anexo del informe del Secretario General rindan cuentas. Del mismo modo, los los comités de sanciones deben contar con expertos en género para identificar mejor a los autores de la violencia sexual y la pronta acción prevista por la legislación internacional en esa área.

Del mismo modo, el Grupo Informal de Expertos sobre Mujeres, Paz y Seguridad, que República Dominicana copreside con Alemania, es una plataforma de inmenso valor para supervisar el cumplimiento de los conflictos estatales y no estatales.

Además, debe aumentar el número de asesoras de protección de mujeres desplegadas, a la vez que estar totalmente financiadas y contar con la jerarquía necesaria para llevar a cabo su trabajo. Han demostrado ser un instrumento eficaz para combatir y prevenir la violencia sexual relacionada con el conflicto y para alentar a las sobrevivientes a denunciar los delitos cometidos.

Abordar la violencia sexual relacionada con el conflicto también se ve desafiado por la falta de denuncias, que ya ha sido dramáticamente suprimido por la pandemia COVID-19, lo que restringe la capacidad de los sobrevivientes para denunciar estos crímenes. Además, la pandemia corre el riesgo de privar a las sobrevivientes de los servicios necesario, incluidos los refugios, los servicios de atención médica, policiales y los servicios del sector judicial. Vamos a garantizar que las ganancias obtenidas hasta ahora no se descarrilen.

Este Consejo no debería perder de vista el impacto de género de las armas. Se necesita con urgencia la reforma del sector de la seguridad y el desarme, la desmovilización y la reintegración.

Reconocemos el valioso trabajo realizado por la sociedad civil local, muchas de ellas organizaciones de mujeres y jóvenes, así como defensores de los derechos humanos. Los activistas, incluidos los que están con nosotros hoy, han mostrado un gran coraje al hablar sobre el daño enorme y duradero causado por el crimen.

En conclusión, abordar este problema no puede verse obstaculizado por intereses particulares o politización. Prevenir y abordar la violencia sexual en los conflictos es posible cuando todas las partes interesadas ​​permanecemos verdaderamente comprometidos, trabajamos de la mano y de manera coordinada y coherente.