Madrid, 20 dic (EFE).- El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, reconocido como corredor de fondo en la carrera política y vencedor en las elecciones de este domingo, ha sido capaz de llevar al Partido Popular (PP) al mejor y al peor resultado de su historia.
El Partido Popular (centroderecha) venció hoy en los comicios generales con 123 escaños de los 350 del Congreso, lejos de los 186 que consiguió en 2011, con lo que será necesario "dialogar mucho y llegar a acuerdos", tal como afirmó su líder tras conocer los resultados.
Jefe del Ejecutivo desde diciembre de 2011, Rajoy está dispuesto a seguir al frente, fiel a su reconocida capacidad de resistir en política.
"Voy a intentar formar un gobierno estable", proclamó esta noche ante sus seguidores concentrados frente a la sede del partido, dado que el suyo fue el más votado.
"España necesita seguridad, estabilidad, certidumbre y confianza", afirmó Rajoy.
Con cuatro elecciones como candidato popular, las dos últimas como vencedor, no le falta experiencia a este gallego nacido en 1955 en Santiago de Compostela, que ha pasado por diferentes cargos, locales y nacionales, desde que en 1981 fue diputado en el Parlamento de la región de Galicia.
Y de esa trayectoria ha hecho gala en esta última campaña, en la que sus tres principales rivales han sido hombres nacidos en los años 70 del pasado siglo y sin experiencia de gobierno.
Para gobernar "hay que haber sido al menos concejal", reiteró en esta campaña Rajoy, que lo fue también en su tierra gallega en los años 80, antes de ir a Madrid a hacer carrera política.
Una carrera que le llevó a ser ministro de cuatro carteras diferentes en los ocho años de Presidencia de José María Aznar (1996-2004).
El propio Aznar fue quien eligió a Rajoy como candidato a sucederle en 2004, en unas elecciones en las que se veía ganador pero que llevaron al poder al socialista José Luis Rodríguez Zapatero en medio de la conmoción por los atentados de islamistas radicales en Madrid, que causaron en vísperas de los comicios 191 muertos.
Cuatro años más tarde volvió a perder ante Zapatero y en el verano de 2008 hubo quien dio por acabado a Rajoy, quien, no obstante, volvió a ejercer de resistente, superó el embate de sus detractores dentro del partido y se rehizo al frente del PP.
La revancha llegó en noviembre de 2011 cuando, aupado por el descontento general con los socialistas por la crisis económica, Rajoy alcanzó la Jefatura del Gobierno y el último peldaño de su carrera.
Hombre discreto, casado y padre de dos hijos, Rajoy llama mucho la atención cuando, precisamente, elude los focos.
Así, fue muy criticado en la primera etapa de su mandato porque no daba ruedas de prensa y hacía declaraciones institucionales a través de las pantallas y en esta campaña las críticas se redoblaron cuando envió a su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, a debatir con sus tres jóvenes rivales.
En estos años le han echado en cara que no haya dado explicaciones exhaustivas por los casos de corrupción que han afectado a dirigentes y cargos públicos de su partido, aunque él terminó por aceptar que se había equivocado con Luis Bárcenas, a quien nombró tesorero del PP y que acumuló millones supuestamente pagados por empresarios.
Poco dado a levantar la voz, lo ha hecho las pocas veces que le han acosado con críticas por la corrupción, como cuando en un debate televisado dijo al socialista Pedro Sánchez que era "ruin y miserable" por afirmar de él que no era decente.
Refractario a las declaraciones a los medios, Rajoy salió a la calle en esta campaña para volver a ponerse en la piel de candidato e intentar repetir como presidente.
Como cabeza de lista del partido más votado, con 123 escaños, ahora tiene el reto de formar gobierno, aunque para ello tendrá que conseguir pactar con otras fuerzas políticas, en una nueva etapa que ya ha reconocido "no va a ser fácil".
Amante del ciclismo, ha llegado en cabeza a la prueba final y ahora le toca administrar esa ventaja ante sus perseguidores. EFE