Por Suzanne Gamboa, de NBCNews. Traducción Iván Pérez Carrión
La perspectiva de que él podría ser un compañero de fórmula para Hillary Clinton hizo del secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano Julián Castro un objetivo que supera su manejo del idioma español, algo con lo que muchos políticos latinos están muy familiarizados.
En un artículo publicado el jueves, Politico parafraseó a una fuente no identificada diciendo que el origen étnico de Castro “puede no resultar tan efectivo para atraer a los votantes hispanos como algunos creen”.
“Tim Kaine habla español mucho mejor que Julián Castro”, dijo el aliado de Clinton a Politico. Kaine es un demócrata de Virginia que pasó un año trabajando en Honduras con sacerdotes jesuitas.
Castro es considerado por muchos como un posible compañero de boleta potencial para Clinton, en la candidatura presidencial demócrata para el 2016.
La portavoz de Castro, Betsaida Alcántara, dijo que no haría comentarios sobre las críticas cuando expresó que Castro “está enfocado como un láser en poner fin a la falta de viviendas, en la ampliación de propiedad responsable de la vivienda, en hacer frente a la crisis de viviendas asequibles, y en la creación de comunidades con oportunidades en todo el país, no en [las elecciones de] 2016”.
Pero lo que parecía ser un asunto superficial para el “aliado de Clinton” es algo que puede resultar doloroso e incluso embarazoso para algunos latinos; algo que los expone a las interrogantes sobre su identidad latina.
El excongresista. Carlos González, de Texas, sufrió el ridículo y la vergüenza dolorosa sobre sus habilidades para hablar en español, a menudo a manos de otros latinos.
“Hubo gente que me ponía a prueba todo el tiempo cuando estaba en el cargo, sólo para ver si hablaba español”, dijo González, cuyos padres y abuelos hablaban español y quien al igual que Castro es de San Antonio.
“No estoy seguro de si se supone que me debo sentir avergonzado porque no (hablo español)… Eso se espera de nosotros, pero no creo que deberíamos esperar eso.. A medida que pasan las generaciones no somos diferentes de esos otros grupos que vienen de este país”.
“Hubo gente que me ponía a prueba todo el tiempo cuando estaba en el cargo, sólo para ver si hablaba español”, dijo el ex representante de EE.UU. Charlie González.
El enfoque en el nivel de español de Castro y la comparación de ellos con la capacidad de hablar de un político blanco reflejan una lucha continua en el país por entender la diversidad de la comunidad latina y lo que se necesita para llegar a ellos políticamente; una lucha que se encuentra aún dentro del partido Demócrata que ganó el voto latino por un margen de 2-1 en las últimas elecciones.
González reconoció que hablar español es un activo, algo por lo que hay que esforzarse, pero que no puede ser algo que determine cómo vota una persona. Al final, lo que importa es la sustancia de lo que se le está diciendo a la comunidad latina en inglés o en español, dijo.
“Nuestra comunidad debería comprometerse e involucrarse más con las cosas sustanciales”, dijo González.
Castro nació en Estados Unidos y es hijo de una madre nacida en Estados Unidos que habla con fluidez inglés y español.
Al igual que muchos latinos, su familia puede rastrear su presencia en EE.UU. por varias generaciones. Algunos latinos tenían familias en el suroeste de EE.UU. cuando todavía era México, o familiares que eran nativos estadounidenses, o ambos. La abuela materna de Castro es de México.
Castro es un graduado de la Universidad de Stanford que se desempeñó como alcalde de San Antonio, la séptima ciudad más grande del país con una gran población establecida de larga tradición hispana. Él entiende y habla algo de español, pero no de manera fluida.
“Ese tipo de comentarios de alguien que está tratando de lograr que Hillary Clinton resulte elegida no son útiles ni productivos, y mal encaminados”, dijo Larry González, un cabildero mexicano-estadounidense en Washington, DC, que creció en un hogar bilingüe, pero amplió su español en la escuela (no está relacionado con Charlie González.)
Un récord de 33,2 millones de hispanos hablan inglés con soltura mientras que la cuota que habla español en casa es el más bajo en 13 años, dijo Pew Research en un informe reciente.
“A pesar de que sí, que el español es útil con ciertos públicos en ciertas partes del país, es su historia y la historia de su familia y su plan para ayudar a la comunidad latina lo que importa ‒siendo Hillary su presidente potencial y él un posible vicepresidente‒, dijo González, quien habla español.

La crítica se produce aun cuando algunos cuestionan la capacidad de los latinos para integrarse a sí mismos en la estructura del país y se está exigiendo que los inmigrantes sean competentes en inglés como requisito para la ciudadanía.
El republicano Marco Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, puede moverse fácilmente entre el español y el inglés; Jeb Bush utiliza regularmente su español fluido.
El senador Ted Cruz, un republicano de origen cubano que vivió parte de su vida en Canadá, admite su incapacidad para hablar español, lo que también lo expuso a preguntas formuladas acerca de si él era hispano realmente.
Castro ha tenido que lidiar con otras referencias a su ascendencia. The Washington Post se disculpó en agosto pasado después que fue rápidamente criticado por un subtítulo, “Necesitaremos más fajitas”, en una columna sobre Castro cenando con Bill Clinton. Y mientras que Castro pudiera no ser tener plena fluidez en español, eso no ha impedido que otros utilicen el español cuando hablan con él. Cuando testificó en una audiencia en la Cámara en febrero, Castro se vio imposibilitado de ubicar rápidamente al Rep. Steve Pearce, de Nuevo México, el miembro del comité que iba a hacerle las preguntas. Al mirar Castro al estrado, buscándolo, Pearce dijo: “Aquí! Aquí”, para llamar su atención.
Oleadas recientes de inmigrantes latinos, conjuntamente con el crecimiento de los medios de comunicación en español, así como la tecnología, han dado impulso al idioma. Ese avance se ha logrado durante las últimas décadas, desde que se aplicaron las leyes Jim Crow para los hispanohablantes, que les prohíbe hablar el idioma (español) en la escuela y los segrega en las escuelas mexicanas.
Pero al igual que ocurrió con anteriores generaciones de latinos y otros grupos de inmigrantes, el inglés se impone con el tiempo. El Centro de Investigación Pew informó recientemente que una cifra récord de 33,2 millones de hispanos hablan inglés con soltura, mientras que la proporción que habla español en el hogar es la más baja en 13 años.
El exalcalde de San Antonio, Henry Cisneros, dijo que él piensa que es importante que un candidato latino hable español. Dijo que es un acto de respeto al patrimonio propio y muchas veces infunde un grado de orgullo en los latinos ver a alguien usar su “lengua heredada”.
Cisneros sólo hablaba español en su casa siendo niño, hasta que su padre, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que era bilingüe y nacido en EE.UU., decretó que en la casa se hablara inglés para que no estuvieran en desventaja en la escuela.
En la escuela secundaria, dijo, ya había olvidado la mayor parte de su español y matriculó latín. Revivió su lengua cuando estaba en Washington, D.C., como estudiante graduado, e impartió clases de ciudadanía a los latinos. Su capacidad para hablar español aumentó cuando era un miembro del concejo de la ciudad e hizo entrevistas en español, y más tarde, en su papel de presidente de Univisión.
“Todos podemos mejorar. Todos nosotros, educados en escuelas de Estados Unidos, podemos trabajar en eso”, dijo Cisneros. “Es algo en lo que hay para trabajar, y en ese sentido, Julián estará bien en el momento debido”.
Charlie González bromeó que él tiene una sola recomendación para las personas que son verdaderamente bilingües o no lo sean. Aprovechó el lenguaje de los chicanos, y dijo: “Terminen siempre con safos”*, lo que de cierta manera puede significar que la falla no te va a rebotar.
* safo: una forma de despedirse; hasta la vista (bye, chao)