Ella vive con su pareja en los suburbios de Filadelfia, en un piso de 74 metros cuadrados sin lavadora. "Tengo un doctorado y lavo mi ropa en la lavandería", dice.

McDevitt tiene una carrera que le encanta – da conferencias, escribe y habla sobre la sexualidad humana – pero como no recibió ninguna ayuda financiera pidió préstamos privados para pagar sus estudios, lo que le deja una deuda mensual de US$1.600.

"Simplemente no puedo pagar esa cantidad", dice. Luego de haber intentado negociar con varios prestamistas, está perdiendo las ganas de luchar.

"Mi crédito va muy mal", agrega. "¿Cuál es el incentivo si ya estoy acabada?"

Viaje a través del infierno

El caso de McDevitt no es el único. La deuda estudiantil es un dolor de cabeza por valor de un billón de dólares para la economía de Estados Unidos, y el problema se agrava.

A medida que el costo de la educación universitaria se eleva, las tasas de morosidad van en aumento.

Algunas estimaciones dicen que más de cinco millones de personas en EE.UU. han dejado de pagar sus préstamos estudiantiles. Casi 375.000 personas dejaron de pagar en el último año solamente, según el Departamento de Educación de EE.UU..

Jill McDevitt

Jill McDevitt paga US$1.600 de deuda al mes.

Y los prestatarios pueden enfrentarse a consecuencias nefastas.

El gobierno federal cuenta con herramientas fuertes para cobrar las deudas de los morosos, incluyendo el embargo del 15% de su sueldo y los ingresos de jubilación, de acuerdo con el experto en financiación de la educación Mark Kantrowitz, editor de los sitios FinAid y Fastweb.

"Es como un viaje a través del infierno, pero sin luz al final del túnel", grafica.

Los prestatarios en mora no pueden obtener una hipoteca o un préstamo para un automóvil. Y su capacidad de crédito estará arruinada, lo que puede afectar a su posibilidad de alquilar un piso o incluso conseguir un trabajo.

"Estamos en un punto de inflexión", dice Anne Johnson, directora de Campus Progress, un grupo de defensa de los estudiantes.

El impacto a largo plazo del fuerte endeudamiento en los jóvenes es abrumador, dice Johnson.

"Está cambiando todo el panorama económico de su futuro", dice. "Es un desafío enorme".

Johnson señala que el aumento del costo de la educación superior es una parte importante del problema.

En los últimos 30 años, los costos de las matrículas se han incrementado cerca del 1.000%. Una carrera de cuatro años en una universidad privada puede costar cerca de US$150.000.

Los expertos dicen que los estudiantes no siempre son conscientes del costo total de su educación.

"A consumidores que en otros aspectos son muy conscientes se les puede pasar por alto la cantidad que les va a costar la universidad y cómo van a pagarla", dice Lauren Asher, presidenta del Instituto de Acceso y Éxito en la Universidad.

Deuda sin futuro

Candice Varetoni

Candice Varetoni acumula US$67.000 en deuda

Candice Varetoni, de 23 años, flamante graduada universitaria, acumula US$67.000 en deuda, vive con sus padres en el estado de Nueva York y tiene más de una hora de viaje a su trabajo de marketing en Nueva Jersey.

Cuando se matriculó en la universidad, no estaba al tanto de todas sus opciones de préstamos. "Para ser honesta, creo que era ignorante sobre mis opciones en ese entonces", dice.

Si pudiera volver el tiempo atrás, Varetoni habría comparado las tasas de varios prestamistas, y podría haber considerado una universidad menos costosa para realizar al menos una parte de sus estudios.

"En cinco años a partir de ahora espero poder dejar la casa de mis padres", dice.

Muchos estudiantes ven que una vez que pagan su título de grado, los estudios de posgrado plantean otro desafío financiero.

Alan Thomas, de 36 años, se graduó sin deudas y decidió empezar a estudiar leyes en 2007, después de haber oído que los abogados ganaban sueldos de seis cifras nada más terminar la carrera.

Alan Thomas

Alan Thomas se graduó sin deudas.

"Obviamente, esa imagen ha cambiado por completo", dice.

Thomas ahora debe US$130.000 en préstamos estudiantiles.

Está pagando 8,25% de interés sobre el dinero que pidió prestado para financiar su matrícula en la Facultad de Derecho y solventar sus gastos, postergando los pagos de su préstamo de estudiante mientras establecía su propio bufete.

Pagar sus préstamos en tiempo y forma no le resulta fácil, ya que su factura mensual es de US$1.000.

Pero trabaja en casa y controla sus gastos. "Soy muy frugal", dice.

Por lo tanto, estará libre de deudas en el futuro cercano, evalúa.

"Yo diría que en cuatro o cinco años, si soy muy cuidadoso", dice.

"Probablemente pueda llegar a sacarme de encima todo el problema, y estoy muy entusiasmado en ese sentido".