MADRID, España.-La última vez que estuve en Santo Domingo me asombré bastante  de cómo en un super mercado, en una de esas tertulias necesarias y rápidas para el desahogo, de 10 personas, 8 habían sido calumniadas por el Dr Castillo y su Clan, que se reduce ahora al engendrito del mal.

He pensado mucho para enviar este artículo y hacer esta proposición, lo juro.

Tengo entendido que un engendrito del mal, orgullo afanado del engendro mayor, propone ahora que el pueblo dominicano, como si fueran los tiempos del dictador Trujillo, pague la construcción de un muro en la frontera, en plan "patriótico", para "salvar la patria". Es decir la campaña, de hacerse tendría por slogan, más o menos: "Un chele para el Muro, para que Haití no nos muerda".

¿Pero es que la megalomanía y la ignorancia, la soberbia de familia del poder y sus beneficios patrióticos, es decir el descaro mismo, pueden llegar tan lejos, pero tan lejos?

El sujeto se maneja como heredero de un verbo que huele a fuego, pero siempre haciendo alusión a su padre, a quien como es natural, defiende con todas las razones familiares del mundo, ello habría que concederlo, porque la sangre pesa más que al agua, se puede entender.

En este sesgo, el engendrito del mal se da a la tarea de inventarse chismes políticos, que plafona con la autenticación de su abolengo blandiendo el arraigo de su familia en el poder y la "la libertad" que puede ejercer para atacar al Presidente y a los funcionarios que le rodean, Gustavo Montalvo en especial

¿En el uso público de los medios de comunicación ello implica que todos y todas debemos estar de acuerdo con todas las fantasías filo-fascista que vomita sin cesar este engendrito del mal, que pretende ascenso en la medida que un papagayo de los domingos divaga y divaga sin nada decir?

Lo bueno de lo mediático es que sabe situar a todo el que lo usa o hace una proposición pública, sea ésta de mal gusto, mediana o aceptable de modo colectivo.

El engendrito del mal no capta la señal: en materia de comunicación lo demasiado visto y tóxico, cansa y se repite, lo demasiado visto y tóxico, pierde la dimensión de propio personaje, que entonces se torna sobrador, excesivo, vomitivo en un cuadro humano de arrogancia, harto visible, para ser creíble.

En este sesgo, el engendrito del mal se da a la tarea de inventarse chismes políticos, que plafona con la autenticación de su abolengo blandiendo el arraigo de su familia en el poder y la "la libertad" que puede ejercer para atacar al Presidente y a los funcionarios que le rodean, Gustavo Montalvo en especial.

Vinicio Castillo Semán, diputado designado de la FNP.
Vinicio Castillo Semán, diputado designado de la FNP.

Estamos entonces ante un caso de familia enquistada en el poder, identificada con el mismo, porque "sus hazañas" están cubiertas de una " heroicidad "patrimonial”  que es el mejor ejemplo de que la patria tiene unas malditas ubres que los arropa cada día.

El engendrito se mete en la vida de todo el mundo, decide situaciones de Estado, llama la atención con la autoridad de un Primer Ministro del Chisme Político de la Televisión convertida la misma en su palacio de ordenanzas.

Ahora quiere que los dominicanos y dominicanas, los que viven allá y hasta los que no vivimos allá quizás, paguemos un muro en la frontera.  pretendiendo ser original y simpaticón, vaya, vaya.

Pues bien, se me ocurre que ese gran muro, de hacerse, se debería construir con todas las falacias y mentiras que se han acumulado en más de 30 años de inventos, calumnias y acusaciones aviesas y perversas del clan bichista, porque se debe recordar que la lista es tan larga de mentiras y maquinaciones, que no solo daría para un muro, sino para sus tumbas en ese mismo muro, para que hagan algo de verdad por esa Patria que todo se lo ha dado, de modo uberrímo y fácilon.

La sola proposición es ya una falsa idea, porque se da por supuesto que todos pensamos como ellos y sus negocios políticos.

La idea recuerda esas campañas trujillistas obligadas, en las que no colaborar con el "Jefe " implicaba  estar en una lista negra.

“Irse de la olla”, dicen los españoles cuando algo no es tan verosímil como se pretende. Es el caso de esta proposición plagada de un antihatianismo de pacotilla, pingüe, y que distingue a un grupo de presión fanático de ultraderecha, en el mismo seno de un gobierno que no sabe cómo manejarlo y que por momento, es su propio reo. Ello explica con meridiana claridad, por qué la minería y sus derivados la maneja ese grupo. Un premio danilista que será pesadilla en el futuro, es cuestión de tiempo.

El drama con Haití, sus soluciones realistas, serán siempre boicoteadas por ese grupo del muro de sus tumbas, quienes se dividen dos hacia dentro:

1-Los que quieren pasar por moderados

2-Los que se comen a los  haitianos vivos y con mostazas (adoran el contraste), expresión extrema que quiere ruptura con el PLD, porque lo siente blandengue en el tema binacional.

Cuando finalmente se construya el muro, tendrá una simple leyenda que dirá:

"Aquí se ha construido un muro cuyos materiales abundantes para construirlo han sido una donación larga y tendida de mentiras y falacias, acusaciones falsas, linchamientos morales con designios. Todo cortesía de una gran familia de la Patria tetona, a la que han chupado como pobres niños hambrientos"…

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