Traducción Iván Pérez Carrión

Esta semana, los republicanos del Congreso, en público y en privado, están tratando de persuadir al presidente Donald Trump para que se retracte de su promesa de imponer aranceles del 25 por ciento sobre el acero y el 10 por ciento sobre las importaciones de aluminio.

"El vocero (de la Cámara) Paul Ryan (R-Wis.) ha hablado personalmente con el Presidente y trató de advertirle sobre los peligros económicos de entrar en una guerra comercial, así como la reacción política que podría aplastar a los republicanos en las elecciones a mitad de período", informaron Rachael, Burgess y Doug Palmer, de POLÍTICO. "Y los republicanos de todo el espectro han estado enviando a Trump un mensaje urgente: vaya más despacio".

El presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Casa, Kevin Brady (R-Texas), visitó la Casa Blanca dos veces la semana pasada. John Cornyn (R-Texas), de la mayoría del Senado, advirtió que los aranceles podrían poner en peligro la economía, mientras que el no. 3, el republicano del Senado John Thune (RS.D.), reconoció que el presidente "tendrá mucha resistencia en esto" porque "es algo grande”.

Los muy desesperados republicanos que intentan detener al Presidente incluso están considerando la posibilidad de atarle las manos legislativamente, “aunque eso parece poco probable", dijo la nota de POLÍTICO. Las opciones posibles incluyen una nueva redacción de la ley de 1962 que sustenta la política comercial de EE. UU. además del bloqueo de una renovación de tres años de la autoridad de promoción comercial del presidente más adelante este año.

"Los líderes de los partidos ya ven un camino difícil para mantener sus mayorías en la Cámara de Representantes y el Senado en las elecciones de mitad de período de este otoño", continúan. Los republicanos esperan seguir adelante con el éxito de sus recortes de impuestos, que las tarifas podrían poner en peligro.

El presidente del Comité de Finanzas del Senado, Orrin Hatch (R-Utah), que planea enviar una carta al Presidente esta semana y hablar con él personalmente, dijo que la preferencia de los republicanos es cambiar la mentalidad del presidente para evitar un gran choque entre el Congreso y la Casa Blanca.

Repercusiones en el exterior

La Unión Europea está expresando sus crecientes preocupaciones sobre los planes arancelarios de Trump, ya que Alemania da señales de alarma por la renuncia de Gary Cohn, el asesor económico principal de Trump, que renunció a su cargo ayer martes.

El vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, dijo que la UE aún a la espera que la "iniciativa del lado estadounidense no se cumpla", en una entrevista con Bloomberg Television.

Al parecer, las súplicas están cayendo en saco roto, por ahora, con la Casa Blanca tratando de imponer más aranceles a China y reduciendo las inversiones del país. Pekín ya prometió "tomar las medidas necesarias" si sus intereses se ven perjudicados, mientras que la UE se está preparando para revelar un plan para medidas de represalia punitivas el día de hoy.

Los operadores de divisas, mientras tanto, se preparan para una guerra comercial en toda regla.

Pero Trump no cede

A pesar del coro de críticas de los republicanos en el Congreso, Trump dijo a los periodistas que no se retractará de los aranceles. "Pero la Casa Blanca estaba ideando formas de suavizar potencialmente el impacto de las medidas sobre los principales socios comerciales", informa The New York Times.

"Las intensas maniobras (…) probablemente retrasarán cualquier despliegue formal de las medidas hasta la semana próxima, de acuerdo con varios funcionarios que han sido informados sobre las deliberaciones", dice el Times. Aunque la portavoz del presidente de la Cámara, Paul Ryan (R-Wis.) dijo que están "extremadamente preocupados por las consecuencias de una guerra comercial y están instando a la Casa Blanca a no avanzar con este plan", Trump parecía en gran medida imperturbable.

El mercado bursátil se recuperó el lunes y precio darle seguridades al Presidente de que él tiene razón al imponer aranceles. "No retrocedemos", dijo en la Casa Blanca. Sin embargo, Trump sí "abrió la puerta a un compromiso, al menos con Canadá y México, que están en negociaciones con los Estados Unidos para revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte", escribió el Times.

Paul Ryan ha hecho pública y privadamente una línea para que Estados Unidos no aplique un arancel de dos dígitos a los metales importados. Y aunque está claro que Ryan y Trump están conversando, es menos claro si Trump le pondrá atención, y a los republicanos les preocupa que los aranceles mitiguen los impactos positivos conseguidos con la factura de impuestos.

Si el Presidente ignora a Ryan y al presidente de Ways and Means, Kevin Brady, los dos hombres responsables de su victoria fiscal, esa sería una reprimenda seria de su propio partido. Trump está aislado en este asunto, a pesar de que ha estado en esta isla durante tres décadas. Una vez dicho esto, los Republicanos dicen que se sentirán victoriosos si Trump realiza algún ajuste a las tarifas.

Los republicanos de más nivel se resignan al hecho de que no pueden evitar que Trump aplique estos aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio. Pero si cumple con su amenaza, los republicanos de mayor antigüedad le darán tiempo para que se enfríe, y luego se acercarán al Presidente con datos para demostrarle que está equivocado, y le explicarán que las tarifas deben ser “refinadas”.

El GOP siente como si el Presidente se hubiera atrincherado, por el momento, y no es nada receptivo a ningún punto de vista diferente. Ryan insinuó eso en una reunión cerrada el martes por la mañana en el Capitolio, dicen los medios.