SANTO DOMINGO, República Dominicana.- A mediados del 2013, y con el aporte de 30 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Ministerio de Turismo (MITUR), anunció el 28 de enero del 2013, el inicio del plan Reforma Integral de Calles de la Ciudad Colonial, la primera urbe fundada por los colonizadores europeos en el continente americano, siendo esta la parte más antigua de Santo Domingo, capital de República Dominicana.

Sin embargo, el desarrollo de los trabajos de acondicionamiento de la Ciudad Colonial ha traído el desconcierto y el enojo de quienes residen en el sector, debido especialmente, a los retrasos en la conclusión de las obras y cuya queja ha sido la constante desde finales de noviembre.

Las exclamaciones de desesperación por el desplome de las ventas, ha sido el grito lanzado al unísono por los comerciantes de “la Zona”, quienes han visto sus negocios sufrir una merma gradual en sus ingresos desde julio del 2013.

Tal es el caso del comerciante Ramón Ramos, propietario de la papelería Ramos, ubicada en la calle Restauración, casi esquina Arzobispo Meriño, quien aseguró que ha sufrido pérdidas de hasta un 90 por ciento en sus ventas desde el inicio de los trabajos, mientras que sus gastos fijos ascienden a los cien mil pesos.

“Este es un plan concebido para desaparecernos a todos los comerciantes para que abandonemos la zona. Esta mañana tuve que parar a un empleado debido a que no vienen compradores”, afirmó visiblemente molesto por la situación en que dice encontrarse su negocio debido de forma particular, a las dificultades que plantea acceder al local, ya que las calles y aceras han sido removidas, colocando en su lugar, endebles rampas de plywood.

Preocupado por la falta de ingresos, relató que se vio en la necesidad de solicitar préstamos bancarios, siendo el último a la entidad financiera Scotiabank, para mantener  su comercio funcionando y poder cubrir los compromisos económicos, que incluye el pago del local, de sus cuatro empleados y de servicios fundamentales, como la electricidad.

Las calles involucradas en la remodelación son la Isabel la Católica y Arzobispo Merino y algunas partes de las vías que atraviesan esta arteria, entre las que se incluyen la Presidente Billini, Arzobispo Portes, Padre Billini, Arzobispo Nouel, El Conde, General Luperón, Las Mercedes, Emiliano Tejera y Restauración.

“Picaron las calles hace tres días y las dejaron picadas. No entienden que somos generadores de empleos y tenemos compromisos con entidades financieras, nuestras familias, empleados. ¿Quién se desplaza saltando por unos plywood para comprar una resma de papel?”

“Caiga quien caiga”.

Con el enfado a flor de piel, Ramos criticó las actuaciones de las autoridades, en especial de la coordinadora general del Programa Fomento al Turismo Ciudad Colonial, Maribel Villalona, quien, según refirió el comerciante, dijo que el proyecto se realizaría “por encima de quien sea y caiga quien caiga”.

“Nos están tratando como indigentes o peor. Le planteé (a las autoridades) que tengo un gasto fijo de 90 a 100 mil pesos mensuales; que cierro el negocio por esos cuatro meses hasta que terminen y que cubran esos gastos, pero me dijeron que no había presupuesto para eso”, aseveró Ramos.

“Esa señora ha dicho que el proyecto va y que no hay gratificaciones para nadie. No estoy cubriendo mis necesidades”, continúa diciendo. “Nos tienen como esclavos modernos: nos imponen las cosas y no nos dan participación”.

Al tocar el tema de las ventas, Ramos se apresuró a mostrar un sobre con el fruto de sus ventas del pasado sábado, en las que el monto no superó los tres mil pesos, expresando su impotencia al abrir y cerrar, sin que pueda lograr una ganancia que pueda ser concebida como aceptable.

Pérdidas cuantiosas.

Similar preocupación presentó Sandra Vólquez, encargada de una modesta tienda de cuadros y joyería artesanal, ubicada en la calle Arzobispo Meriño quien aseguró que las ventas en el local han disminuido considerablemente desde que inició el proyecto de remodelación.

Aunque recordó que se está trabajando para mejorar las calles y tener un acceso que permita brindar un mejor servicio a los turistas, descartó que los trabajos puedan ser concluidos con la celeridad manifestada por las autoridades, y tomó como referencia la calle en la que está ubicada la tienda, en la que se han demorado unos cuatro meses y aún no se prevé el tiempo que pueda transcurrir antes de su finalización.

En el mismo tramo y en dirección a la calle Arzobispo Portes, Miguel Flores, propietario de la tienda/taller Krearte, aseguró que desde que abrió su negocio, el monto total de las ventas no ha superado los tres mil pesos, mientras que sus gastos fijos ascienden a los 150 mil pesos.

La coordinadora del Proyecto de Reforma Integral de Calles de la Zona Colonial, Maribel Villalona, afirmó el pasado 7 de febrero que la remodelación de las vías ha sido ejecutada en un 30 por ciento.

Como ocultos tras una cortina de polvo, los artículos de Krearte dan la impresión de estar ajenos al interés de quienes se desplazan por la casi intransitable Arzobispo Meriño, la que debido a las labores de remozamiento, ha perdido el atractivo para los turistas.

“Básicamente, las ventas se han reducido a nada. Puedes limpiar todos los días y la mercancía siempre tendrá polvo”, aseguró el empresario, quien mantiene su negocio a flote gracias a las ventas al por mayor que realiza a otras tiendas que comercializan artesanías y suvenires para los turistas en el área y en Bávaro.

Si bien inauguró su establecimiento en pleno apogeo de los trabajos de rediseño, Flores explicó que partiendo de las informaciones suministradas por las autoridades, calculó que las remodelaciones terminarían a mediados del mes de diciembre, por lo que tendría la oportunidad de echar a andar su tienda y recuperar lo invertido en el espacio. Sin embargo, ha visto la dificultad de llevar a cabo este sueño, debido a la demora para dar por finalizada la obra realizada en el entorno colonial.

“Estos trabajos estaban supuestos a concluir en unos 45 días y ya vamos para seis meses. Según dicen que terminarán el viernes, otros que terminarán en uno o dos meses”, señaló.

Sin pensarlo dos veces, confirmó estar de acuerdo con los trabajos, pero recalcó que ningún negocio puede mantenerse sin vender nada durante dos o tres meses.

"No darán ningún tipo de compensación", prevé. “Aquí no ha venido nadie. Lo que uno sabe es porque se lo ha preguntado a los trabajadores e ingenieros”

“Creo que no han terminado los trabajos porque no quieren. Los adoquines de la calle los tiraron en un día. En un día avanzan muchísimo, y en otros duran hasta dos semanas ‘barajando’. Ha faltado, más que otra cosa, disposición de ellos”.

Cristian Soto, dependiente de la Bodega Colonial, en la Arzobispo Meriño esquina Arzobispo Portes, dos de las calles que de forma conjunta, se encuentran intervenidas, se quejó de las bajas ventas, las cuales, dijo, han disminuido hasta en un 75 por ciento desde el inicio de las obras.

“Todos los negocios están en el suelo. Esta construcción tiene más de seis meses y no terminan”, matizó y a su vez criticó los reiterados juramentos incumplidos mes tras mes, prometiendo la conclusión de los trabajos al final de período.

“No espero nada”.

“No recibiremos ningún tipo de compensación. No espero nada. Todo para arriba, incluso con el alquiler”, resaltó Jaqueline Araujo, quien dirige el salón Jazmín, ubicado en la Arzobispo Meriño.

Aseguró que las clientas han disminuido las visitas al centro de belleza debido a la incomodidad para llegar al local, además del polvo, la falta de parqueos, no hay por donde caminar.

Asimismo, señaló que no ha recibido ningún tipo de asistencia o información sobre exoneraciones de impuestos, retribución por las perdidas o cualquier otro tipo de concesión del Estado a raíz de la caída de su negocio por los trabajos.

De igual manera, los comerciantes Ramón Ramos, Cristian Soto y Miguel Flores, aseguraron no haber escuchado sobre retribuciones ofrecidas a los empresarios de la Zona Colonial en ese sentido, esto a pesar de que el pasado siete de febrero, el Ministerio de Turismo (MITUR), anunció el apoyo a los negocios afectados por el proyecto, de manera especial a los que se especializan en el sector turístico.

El 8 de diciembre de 1990 la Ciudad Colonial de Santo Domingo fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO). En esta zona, se encuentran lugares y monumentos icónicos de la cultura nacional, como la casa del patricio Juan Pablo Duarte, la Catedral Primada de América, el Alcázar de Colón, el Panteón Nacional, la Casa de Tostado, entre otros.

En palabras de la coordinadora del proyecto, Maribel Villalona, el MITUR podría otorgar un período de gracia al costo para la renovación y obtención de licencia, hasta que sean completados los trabajos en el Casco Histórico.

Puntualizó que la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), estaría analizando la posibilidad de eximir los impuestos de anticipo y activos a los comerciantes, dado que son gravámenes no relacionados a las ventas de los comercios.

Paciencia

“Debemos tener paciencia en cuanto a esto. Ya iniciaron y no hay marcha atrás”, expresó resignada Jaqueline Araujo, del Salón Jazmín, apenada por la carencia de clientas en el interior de su negocio, pero consciente de los beneficios que a largo plazo traerá la remodelación del lugar.

De igual manera se pronunció Sandra Vólquez, quien ante la preocupación por el ritmo de ingresos de la joyería de la cual es administradora, mantiene la esperanza de que el remozamiento de la primera ciudad fundada por europeos, incentive a los turistas a visitar la Zona, reflejándose en las ganancias de manera positiva.

“Mientras más rápido hacen el trabajo, más se beneficia el país a través del sector turístico. Hay muchas personas que dependen de esto (los negocios). Si lo agilizan rápido (los trabajos), se podrán desplazar a otros lugares”, recalcó.

Aunque afectado por los trabajos de forma distinta a los comerciantes, Alexis Gómez Rosa, residente en la calle Arzobispo Portes desde hace décadas, argumentó que pese a la incomodidad, el polvo y la lentitud de los trabajos, la remodelación constituye una obra que me merece todo el apoyo de la comunidad.

Si bien admitió que el proyecto ha sufrido un retraso en su conclusión, recordó que durante su desarrollo se pueden presentar imprevistos no contemplados en el proyecto y que dilata su terminación.

“Me resisto a la postura de algunos que condenan la lentitud que hemos soportado. Una vez terminada la obra, la zona ganará mucho debido al aumento de la visita de turistas, así como por el adecentamiento del lugar”.

Gómez Rosa hizo un llamado a sus vecinos, visitantes y comerciantes a tener paciencia, ya que es necesario recordar los beneficios que aportará la remodelación del entorno una vez concluido el proceso, el cual, hasta el momento, no tiene una fecha establecida para su culminación.

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