México, 5 feb (EFE/Raúl Cortés).- Los defensores de derechos humanos en México reclaman al papa Francisco más obras que palabras en torno a la pederastia sacerdotal, un fenómeno que es una piedra en el zapato para la Iglesia Católica y que sin duda planeará sobre la visita del pontífice al país, del 12 al 17 de febrero.
Los activistas mexicanos que luchan contra los abusos de religiosos a menores han vuelto a poner el dedo en la yaga justo antes de la llegada de Francisco, al renovar en enero una denuncia en el estado sureño de Oaxaca contra un cura, Gerardo Silvestre.
El clérigo está acusado de haber abusado desde 2006 de más de 100 niños en comunidades indígenas y está en prisión por corrupción de menores, pero la jerarquía eclesiástica no encontró pruebas en su contra.
Uno de los denunciantes es el exsacerdote Alberto Athie, para quien "a pesar de que los discursos de Francisco son muy buenos", algunas de sus iniciativas "son ambiguas e incluso contradictorias", como la Comisión Pontificia para la Tutela de los Menores, para promover la protección de la dignidad de los menores.
"Fue impulsada por el papa en 2013 y no conocemos en términos escritos ni el objetivo, ni los estatutos ni qué ha hecho en forma publica", denuncia.
El excura se queja de que el pontífice "no está dispuesto a asumir la responsabilidad del Vaticano como miembro de la Convención Mundial de los Derechos del Niño", de la ONU, desde 1990.
En 2014 la ONU criticó a la Santa Sede por no haber reconocido nunca "la amplitud de los crímenes" y le reprochó que no tomara "las medidas necesarias" para proteger a los menores.
Francisco pidió perdón públicamente por esos casos y afirmó que la Iglesia no daría ningún "paso atrás" al abordar esta cuestión. "Tenemos que ser muy fuertes. Con los chicos no se juega", enfatizó.
La periodista Sanjuana Martínez calcula en "miles de miles" las víctimas en México y se queja de que a diferencia de Estados Unidos, donde la justicia ha obligado a la Iglesia a pagar 4.000 millones de dólares en compensaciones económicas a los menores objeto de abusos, en su país eso no ha sucedido, a pesar de ser más católico
Sin embargo, para la periodista Sanjuana Martínez, especialista en el tema, el papa "no ha cumplido con su promesa de justicia ni de tolerancia cero".
La de México "es una visita trascendental pero por desgracia con muy pocos resultados previsibles", afirmó hoy a EFE la Premio Nacional de Periodismo de México en 2006 y Premio Ortega y Gasset de España en 2008.
Martínez es famosa por haber investigado los abusos sexuales contra menores que salpicaron a los arzobispos de México, Norberto Rivera, y Los Ángeles (EEUU), Roger Mahony.
Para la periodista Francisco tiene "una posición amable con las víctimas" y su discurso es "muy simpático, muy campechano, muy mediático, al estilo de Karel Wojtyla (Juan Pablo II)", pero no basta.
"Dentro de su pontificado hay casos muy llamativos de protección de sacerdotes pederastas", como el del nuncio del Vaticano en la República Dominicana, Josef Wesolowski, que supuestamente pagaba por mantener relaciones sexuales con menores en el país caribeño, lamentó.
"Tenía que haber sido puesto a disposición de las autoridades judiciales ordinarias mientras que el papa lo protegió", añadió sobre Wesolowski, que falleció en Roma en septiembre pasado cuando debía enfrentarse a un juicio en el Tribunal Vaticano.
En los últimos días el activista Joaquín Aguilar, dirigente en México de la Red de Sobrevivientes Abusados por Sacerdotes, afirmó que "es muy probable" que el papa se reúna con ellos, como ha hecho en otros países con esos grupos, aunque esa potencial cita no aparece reflejada en la agenda oficial del pontífice.
"Todos quisieran reunirse con él pero el papa tiene una agenda muy apretada" y "políticamente correcta", opina Martínez.
Recuerda que Francisco "no puede ni siquiera recibir a los papás de los 43 estudiantes" desaparecidos en septiembre de 2014 en el estado sureño de Guerrero a manos de policías corruptos y el crimen organizado, un suceso que ha marcado el Gobierno de Enrique Peña Nieto.
Joaquín Aguilar es una de las supuestas víctimas del sacerdote Nicolás Aguilar y el primero que se querelló contra el cardenal Rivera.
En septiembre de 2007 denunció a Rivera y al arzobispo Mahony por el presunto encubrimiento del cura, que ejerció el sacerdocio en el estado mexicano de Puebla y luego en la diócesis de Los Ángeles. Se le atribuyen 150 víctimas entre 1986 y 1994.
A Athie tampoco le gustó que el Vaticano concediera en octubre pasado una indulgencia plenaria a los Legionarios de Cristo, del padre Marcial Maciel, fallecido en 2008 y del que se comprobó que cometió abusos sexuales contra seminaristas, tuvo varios hijos con diferentes mujeres y era consumidor habitual de drogas.
El indulto "fue en preparación para la visita pues si hay una congregación poderosa en México, con dinero, con relaciones políticas, medios de comunicación, esa es la Legión", apuntó.
A esos casos se suman otros como el del padre Eduardo Córdova, que en el estado mexicano de San Luis Potosí fue acusado de abusar de menores durante 30 años, y al que se hace referencia un largometraje estadounidense estrenado recientemente con el título "Spotlight".
En todos ellos "la constante ha sido la impunidad", asegura Martínez, para quien la jerarquía católica mexicana "no ha cambiado un ápice" con Francisco.
"Sigue negando todos los casos, protegiéndolos, trasladando a los abusadores de parroquia en parroquia, de país en país", relata.
Calcula en "miles de miles" las víctimas en México y se queja de que a diferencia de Estados Unidos, donde la justicia ha obligado a la Iglesia a pagar 4.000 millones de dólares en compensaciones económicas a los menores objeto de abusos, en su país eso no ha sucedido, a pesar de ser más católico. EFE