SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Una revista católica de los Estados Unidos, que tiene su sede en Denver, Colorado, consideró que la designación del nuevo arzobispo de Santo Domingo, Monseñor Francisco Ozoria Acosta, es una mensaje del papa Francisco a los obispos del mundo, para presionar la reorganización de la Iglesia de acuerdo con un nuevo criterio.

El artículo aparece en la la revista CRUX, en inglés, escrito por Austen Ivereigh, y dedica un amplio espacio a explicar las razones de la designación de Ozoria al frente de la Iglesia arquidiocesana de Santo Domingo. La traducción la hizo Iván Pérez Carrión para Acento. A continuación el texto completo:

Con la catedral más antigua de América y una larga historia como base para la evangelización del continente, Santo Domingo, la capital de República Dominicana en el Caribe, es conocida como "Primada de las Américas”. El papa Francisco, de nuevo, ha causado sorpresa mediante el nombramiento de un obispo poco conocido como su nuevo jefe.

Si alguna vez se necesitaran ejemplos de que Francisco se ha propuesto cambiar la cara del episcopado latinoamericano, el nombramiento de un pastor de bajo perfil de una pequeña diócesis en República Dominicana para ser el próximo primado de las Américas debe llegar al tope de la lista.

El Vaticano anunció el lunes que el obispo Francisco Ozoria Acosta de San Pedro de Macorís (población: 500,000) será el nuevo arzobispo de Santo Domingo (población: 5 millones), en sustitución del mercurial cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez.

Después de su instalación el 4 de septiembre, el arzobispo electo Ozoria Acosta  ̶ quien se conoce poco en los medios de comunicación ̶  dirigirá la diócesis madre de República Dominicana, desde donde comenzó la evangelización de las Américas.

La catedral del nuevo arzobispo, que alberga los restos de los miembros de la familia de Cristóbal Colón, fue levantada por el Papa Pablo III para ser la "primera catedral de las Américas" en 1546, a petición de Carlos V de España.

El papa Francisco

"Estoy seguro de que esto ha sido una sorpresa para todos ustedes", dijo el arzobispo electo a periodistas en una conferencia de prensa temprano por la mañana en Santo Domingo.

"Les puedo asegurar que el más sorprendido de todos fui yo", dijo.

La sustitución largamente esperada de López Rodríguez de 80 años de edad, pone fin a un interregno aparentemente interminable, en el que el cardenal apenas ha sido visible.

Siendo una gran figura no sólo en la Iglesia de América Latina, sino en la vida pública dominicana, el cardenal Rodríguez de repente se retiró de la vista pública antes de Navidad el año pasado, y apenas se le ha visto desde entonces, incluso en las liturgias de Navidad y Semana Santa.

Las especulaciones sobre su estado  ̶ se dice que es una mezcla de enfermedad y depresión ̶  ha sido constante en la prensa, cuyos artículos sobre la Iglesia por lo general incluyen una referencia al "largo silencio del cardenal."

Su reemplazo, como dijo el arzobispo a los periodistas, es que él enfrenta dos grandes desafíos: mantenerse en el puesto de una figura de la fuerza y capacidad del cardenal, y pasar de una diócesis de medio millón de personas a una de cinco millones.

Su nombramiento ha conmocionado a muchos observadores que suponían que Freddy Bretón, arzobispo de la segunda ciudad del país, Santiago de los Caballeros, o Víctor Masalles, el talentoso, pero a los 55 todavía joven auxiliar de Santo Domingo, asumiría el manto.

La lista de candidatos era bastante reducida  ̶ la mayoría de los obispos dominicanos andan en los setenta años ̶  y el obispo de San Pedro de Macorís, de 65, no era uno de los que estaba siendo mencionado cuando yo estaba en la isla hace unas semanas.

Pero la hoja de vida Ozoria Ocosta, en la que la palabra "pastoral" aparece constantemente, da una pista de por qué Francisco lo quería.

Al igual que el papa, estudió teología pastoral (en el caso del dominicano, en Letrán, Roma) y enseñó la materia en el seminario de Santo Domingo, en el que también estaba a cargo de la formación. Luego pasó a ser párroco en su ciudad natal de Nagua antes de ser nombrado obispo de la recién creada diócesis de San Pedro de Macorís, en el este de la isla, en 1997.

Allí, sin hacer mucho ruido al nivel nacional, ha generado vocaciones y una fuerte presencia pastoral, y dirige comisiones episcopales para la formación de laicos y jóvenes.

Leslie Torres, director del canal católico dominicano Televida, conoce al nuevo arzobispo de su diócesis anterior.

"Él es un pastor que es accesible, humilde y sencillo, con una gran capacidad para escuchar y dialogar", dijo a Crux, agregando que él "es capaz de mirar a su pueblo con un gran corazón."

Un mayor contraste con el ingenioso, mordaz, sofisticado, pero clerical cardenal López Rodríguez sería difícil de encontrar, incluso en apariencia.

Mientras que el cardenal saliente tiene los rasgos europeos clásicos de las clases altas, el nuevo arzobispo se ve, y suena, como la mayoría de los dominicanos de raza mixta. En un país en que el tema de la inmigración procedente del vecino Haití nunca está fuera de la agenda, eso en sí mismo representa un cambio.

Ozoria dijo a periodistas esta mañana que él era un "seguidor apasionado del Concilio Vaticano II, sobre todo, de la eclesiología de comunión que está en la base de nuestro programa pastoral nacional". Se comprometió a unirse con todos los agentes pastorales, laicos y religiosos, en una compartida misión de evangelización.

Dijo que sus objetivos como arzobispo serían "dar continuidad a la misión de la Iglesia," llegar a conocer la arquidiócesis, y llevar a cabo las tres tareas de un obispo, de pastoreo, de educación y santificante.

"Pero no olvidemos", añadió, "que todos los bautizados participan en estas tareas."

El Vaticano también anunció esta mañana que había aceptado la renuncia por motivos de edad de uno de los auxiliares del cardenal, el nacido español carmelita Amancio Escapa Aparicio.