Budapest, 14 nov (EFE).- Los atentados de París que han costado la vida a al menos 127 personas y heridas a casi 200 han llevado a los países de Europa central y del este a aumentar hoy las medidas de seguridad.

La medida se toma, asimismo, en medio de la crisis de refugiados que afecta a la mayoría de ellos, por donde transitan a diario miles de personas que huyen de los conflictos de Oriente Medio.

El Gobierno de Hungría, que en septiembre y octubre selló sus fronteras con Serbia y Croacia para detener el flujo de personas que buscan asilo en el norte de Europa, anunció que ha elevado la alerta de seguridad por amenaza terrorista.

"Hay que reforzar la protección del país y responder a este horrible ataque terrorista", dijo hoy el primer ministro húngaro, Viktor Orbán en la televisión pública M1 en alusión a la serie de ataques terroristas en París, que se ha atribuido el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Las medidas introducidas significan una mayor presencia policial en las calles, en los aeropuertos y en las cercanías de la planta nuclear de Paks, así como un control fronterizo más estricto.

El primer ministro húngaro anunció la cancelación del congreso del partido gobernante Fidesz, previsto para el domingo, e informó de que el ministerio del Interior negocia con la UEFA las condiciones de seguridad del partido de fútbol entre Hungría y Noruega (de repesca para la clasificación para la Eurocopa de Francia 2016), previsto para mañana en Budapest.

El Gobierno de Eslovaquia, que al igual que el de otros países de la región es reacio a aceptar una cuota de reparto de refugiados en toda la Unión Europea (UE), anunció que arrestará a todo aquel que entre de forma ilegal al país.

"La seguridad se convierte en la prioridad absoluta", dijo el primer ministro eslovaco, Robert Fico.

"Estamos diciendo desde hace meses que los riesgos de seguridad asociados a la migración son enormes (…) No podemos admitir ningún nivel de riesgo asociado con los refugiados. Cualquiera que cruce ilegalmente la frontera será detenido y considerado como un riesgo para la seguridad", dijo Fico a los medios locales.

"Desgraciadamente se acabó la era de la despreocupación y altos niveles de libertad", advirtió en Praga el ministro de Defensa checo, Martin Stropnicky.

Por su parte, Zagreb ha puesto a sus servicios de seguridad en máxima alerta, pero por ahora no cambiará su política abierta hacia los refugiados que transitan a diario por el país, indicó el primer ministro croata, Zoran Milanovic, en una rueda de prensa en Zagreb.

El ministro de Exteriores esloveno, Karl Erjavec, aseguró que en su país no hay lugar para el pánico o la proclamación del estado de excepción, pero evaluó que "después del 13 de noviembre, Europa no será la misma de antes, tal y como los EEUU no fueron los mismos después de 11 de septiembre (de 2001)".

Las medidas de seguridad han sido reforzadas también en Bosnia-Herzegovina, mientras las páginas islamistas de internet festejan el ataque.

La presidencia bosnia condenó el ataque como un "acto cobarde, deplorable e irracional", dirigido "contra toda la humanidad"

El portal de internet "Vijestiummeta", considerado como un punto de conexión con el EI en Bosnia-Herzegovina, país poblado por una mayoría musulmana, trata el ataque terrorista como "bendito" y "noticia alegre para todos los musulmanes sinceros".

El primer ministro de Serbia, Aleksandar Vucic, ha convocado una reunión extraordinaria del Buró de coordinación de los servicios de seguridad y ofreció apoyo "al pueblo y Estado franceses" en la lucha "contra la mayor plaga del mundo actual, el terrorismo", informó la agencia serbia Tanjug.

En Bulgaria, la titular del Interior, Rumyana Bachvarova, anunció una aumento de las medidas de seguridad, incluido un reforzamiento del control en las fronteras de su país, pero sin cerrarlas.

Por su parte, el primer ministro búlgaro, Boiko Borisov, calificó los atentados como "el nuevo 11 de septiembre en Europa" y consideró que un riesgo de terrorismo radica en los miles de refugiados que llegan a Europa.

"Decenas de miles de personas cruzan nuestras fronteras, son detenidos, enviados de vuelta, y con certeza entre ellas hay gente decepcionada o enojada, y esto es un riesgo potencial (de que esas personas se vuelvan terroristas)", declaró Borisov. EFE