SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Sale el fulgoroso y candente sol tropical en Oriente, en la lontananza de la hermosa Santo Domingo de Guzmán, ciudad Primada de las Américas, y el ajetreo cotidiano marca la incipiente saturación vehicular cotidiana en las primeras horas del día. Y es que, lo más parecido a la organización de una vivienda es la ciudad misma. En sus espacios, en cada rincón, sin orden, las actividades se vuelven nulas, nada funciona, los diferentes ambientes se arrabalizan y todo se vuelve un caos.
Organizarla, es una tarea sostenida a través del tiempo que implica : primero un gran esfuerzo inicial, y luego un trabajo constante de planificación e implementación de medidas audaces, capaces de ir optimizando cada aspecto que la conforman, así como la readecuación permanente, el flujo de tránsito y tráfico que nutre cada zona de la misma.
asta el momento, las autoridades encargadas de manejar los asuntos urbanos, han realizados innumerables estudios al respecto, produciendo los más variados diagnósticos, y hasta arrojando muy buenas soluciones , tales como el reciente POT ( Plan de Ordenamiento Territorial ), mismo de cuya implementación ha sido a cuenta gotas, con muy escasos resultados.
Recientemente, el Gobierno Central puso en funcionamiento uno de los Corredores de Autobuses Urbanos mas anhelados por los usuarios de la ciudad. El mismo fue mediante la innovadora Alianza Pública -Privada, que de alguna manera abre las puertas a este tipo de inversión para la implementación de otros corredores y elementos que contribuyan al mejor desenvolvimiento de sus habitantes.
Lo importante es determinar si este corredor corresponde a un Plan General Integral Orquestado, o es alguna medida aislada, que lejos de solucionar el problema supone otro mayor, incidiendo de manera directa e indirecta en otros lugares. Si se llevaran a cabo estos corredores de manera integral, podrán viabilizar el tránsito de una forma más eficiente, poniendo el hombre y su habitat en primer plano, desde la actividad mas elemental que es caminar a pie, hasta la interconectividad con las demás zonas de la ciudad.
Por otro lado, es imperdonable, que hoy en día, y habiendo realizado un gran esfuerzo para el rescate del Paseo del Litoral Marino de la ciudad de Santo Domingo ( Malecón ), por parte de las antiguas autoridades de la Alcaldía el pasado cuatrenio, aún estén circulando patanas en ida y vuelta al Muelle de la Ciudad en plena Zona Colonial. Estas producen un severo daño ecológico, desde contaminación visual, sobrepeso sobre un pavimento vulnerable ( no preparado para estos vehículos pesados), contaminación auditiva, entaponamiento grosero del tránsito, molestia y grandes descargas de CO2 para los residentes de las zonas internas residenciales y comerciales, alterando de manera substancial todas las normativas de convivencia pacífica.
Sin embargo, el abordar esta problemática no debería ser sobre base pecuniaria, es decir en vez del castigo o la multa por la violación de las leyes de tránsito debe premiarse con exenciones de peajes,consensuar antes que conflictuar con los Sindicatos, y ofrecerles mayores facilidades para incentivar a que utilicen la Ave de Circunvalación, recientemente inaugurada, concomitantemente con el traslado definitivo de las actividades del Muelle de Carga a Haina Oriental y Occidental , para dejar el Muelle de Santo Domingo para la recepción de Buques y Trasatlánticos Turísticos.
Lógicamente, cabría la posibilidad de ampliar a muelle de carga de gran calado el existente en Azua, para descongestionar la ciudad de los vehículos pesados, y dotar de Unidades de Trasbordo cercanas a las vías que conectan con la Circunvalación. Esto, serviría para traspasar las cargas a puntos específicos dentro del entramado urbano en vehículos más pequeños. Este sería un alivio extraordinario para el peso vehicular de carga, que golpea día a día la salud de los habitantes. Otro tema importante es el relativo a las Areas Verdes en la Ciudad. No debería quedar ningun rincón de acera o calle , avenida o paseo , que no se reforeste adecuadamente para recuperar nuestra fama de una de las ciudades más arborizadas de la América, cualidad desaparecida hace años desde que se tomó la infausta decisión por parte de la Alcaldía de ese entonces de sustituír grandes árboles centenarios de caoba, robles, samanes, y muchos otros que ofrecían una sombra agradable, por palmas que no solo le restaban identidad a la ciudad, sino que junto con los túneles y ampliación de avenidas , le sumaban más grados de temperatura, y la exponían aún más al inclemente sol del trópico.
En un artículo anterior, escrito por quien suscribe, proponíamos la ampliación de la Ave 27 de Febrero desde su eje central hacia el norte y hacia el sur, para no solo dotar de dos autopistas semisoterradas a cielo abierto interconectando de manera expresa la ciudad a través de su columna vertebral, sino para el establecimiento de un Gran Parque Central a todo lo largo del Corredor. Encima de esta gran Area Verde circularía el Monorriel que en varias ocasiones ha anunciado la Presidencia actual de la República, y se emplazarían las Zonas de Parque abiertas para múltiples actividades al aire libre , muy a propósito de la pandemia que nos azota.
Este gran espacio a todo lo largo de la ciudad, sería de vital importancia para reducir efecto invernadero para producir la baja de varios grados del termómetro, y aglutinaría las actividades recreativas, junto con las Riberas del Ozama de toda la malla urbana. Solo así, y con este descongestionamiento, planificación de los pares viales de las grandes avenidas norte-sur y viceversa, recomposición zonal del sistema de alcantarillado pluvial y sanitario, re-distribución equitativa de las redes informáticas a través de una malla virtual de 5G para la total conectividad, es que podremos hablar de subir paulatinamente las densidades de cada uno de los sectores de la ciudad, siempre de manera racional y cautelosa, que obedezca al mercado, pero sobretodo, cónsona con el habitat y con la profusión de espacios públicos abiertos, y una estructura de transporte integral, funcional, pero sobretodo muy audaz.
La capital y su perfil hace tiempo que traspasó el umbral de una urbe de grandes proporciones, y es hora de se le re-organice adecuadamente. Es una ardua labor que debe partir desde el Poder Ejecutivo, pero bajo los lineamientos de los Municipios. El Congreso ha de jugar su papel estelar a la hora de las aprobaciones importantes en términos de designaciones territoriales y leyes que apuntalen el buen funcionamiento de la casa de todos.
Hemos sido consciente de que una labor de esta naturaleza tendría que coordinarla un organismo supra-nacional dirigido por el Poder Ejecutivo, en las que converjan todas las instituciones a manera de Gran Consejo Urbano que conforman todos los sistemas que intervienen, desde la municipalidad misma representadas por las diferentes Alcaldías hasta instituciones de servicio que inciden en ella. Hacer Santo Domingo vivible es una opción ineludible y necesaria desde ya, para que en los albores del 2030 podamos seguir sintiéndonos orgullosos de habitar en una de las zonas más bellas de Nuestra América,con el verdor que nos caracteriza, con un irrepetible Malecón, pero con las puestas y salidas de sol más impresionantes, que suelen engalanar la inmensidad de este cielo azul y el turquesa del salvaje Mar Caribe.