SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El secretario general de la ONU, António Gueterres, ha elaborado un extenso y detallado informe sobre la actual situación en Haití que comenzará a ser discutido en diferentes instancias multilaterales, entre ellas el próximo lunes en el Consejo de Seguridad.

En términos generales, el titular de la ONU estima que las varias elecciones previstas para este año podrían permitir el país comenzar a vislumbrar la ruta hacia un intento concreto de resolver al menos algunos de tantos otros inmensos problemas.

La profunda crisis política que vive Haití no tiene ahora mismo una solución clara a la vista dado el enrocamiento del Gobierno y la oposición en sus respectivas posturas, tras la demostración de fuerza que hicieron los opositores el domingo con una manifestación masiva contra el presidente Jovenel Moise.

La tesis de los detractores de Moise es que su mandato acabó el 7 de febrero, por lo que ya no reconocen su autoridad e incluso han nombrado a un "presidente interino", el juez Joseph Mécène Jean Louis.

Mientras tanto, el presidente Moise denuncia que la oposición le intentó dar un golpe de Estado y afirma que le queda un año de gestión, en el que espera organizar un referéndum para aprobar una nueva Constitución, en abril, y celebrar elecciones en septiembre.

Hace un par de años, las Naciones Unidas organizaron una representación en Haití para ayudar al país a salir adelante, luego de que fue disuelta la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (MINUSTAH). Hasta haber diseminado enfermedades y haber perpetrado violaciones sexuales contra niños haitianos pesan contra "los casos azules".

La Oficina Integrada de Naciones Unidas en Haití (BINUH) creada en reemplazo de la MINUSTAH se mantendrá, confirmará Guterres, porque así lo han pedido todos los países, especialmente la República Dominicana, pero debe ser reforzada con más recursos y más personal.

Un borrador del informe de Guterres circula desde este mes de manera extraoficial y se supone que los cambios que sufra dependerán de lo que suceda estos días en el país que, sin embargo, solo podrían agravar una situación general de crisis ya de por sí insostenible.

El texto detalla cada problema principal, que son los mismos existentes en cualquier país subdesarrollado del planeta, pero agravados a tal punto que decir que son algo iguales a los de los otros sencillamente es faltar a la verdad.

Al menos la mitad de los once millones de haitianos, por ejemplo, pasan por una situación humanitaria de hambruna, desatención, inseguridad que tildarla de grave es poca cosa y que abarca a muchas más personas si se añade a todo esto a los perjudicados por la crisis política, a las víctimas de las pandillas secuestradoras y las de la “debilidad” del gobierno, entre otros.

Basta recordar de los 472 millones de dólares que la comunidad internacional se comprometió a entregar solo para atender las urgencias más apremiantes de Haití en el año 2020, apenas recaudó un 16%. Ello, pese a que se viene alertando desde siempre que un estallido mayor de la crisis haitiana podría amenazar la estabilidad dominicana y de toda la región del Caribe,.

El diálogo constructivo que pide la comunidad internacional resulta prácticamente imposible en Haití en estos momentos, pero se ven destellos. El gobierno es débil, carece de autoridad y de confianza y se le acusa de mucho, con y sin razones, y lo mismo sucede con los opositores.

Es larguísima la lista en el diagnóstico que consta en el informe de Guterres, una de cuyas copias en francés con sus 66 puntos llegó a la redacción de Acento.

En los puntos 48 y 49, por ejemplo, se alude a los migrantes haitianos y revela que 1,444 fueron repatriados a Haití desde otros países del Caribe y América Latina solo en el último medio año, y sin contar ahí a los expulsados desde EEUU.

Al respecto, el diario New York Time escribió recientemente un texto de opinión bajo el título “Haití necesita ayuda. Esto es lo que Estados Unidos envía en su lugar” y el subtítulo “Nuestro vecino está en crisis constitucional y, en lugar de llevar ayuda, llegaron aviones con deportados”. 

Además, detalla el borrador del informe de Guterres, "185 mil 590 migrantes haitianos regresaron voluntariamente de la República Dominicana entre el comienzo de la crisis de la COVID-19 en marzo de 2020 y el 1 noviembre" de 2020, retornos que casi se han triplicado "principalmente debido a la pérdida de empleos en los sectores de turismo, agricultura y construcción en República Dominicana".

El informe habla de personas que cruzan la frontera "en cualquiera de los 100 puntos de cruce informales", expuestas a mayores riesgos de contraer y transmitir la COVID-19 y ser víctimas adicionalmente "de trata y otros abusos".

Como escasa buena noticia se destaca en el informe que "el impacto directo" en la salud por la COVID-19 "ha sido hasta ahora moderado y el país se ha salvado de los alarmantes escenarios que se habían proyectado durante los primeros días del brote".

Y mirando al futuro próximo y a la idea central, señala que este mismo año "ofrece a los dirigentes de Haití la oportunidad de poner fin al preocupante período de gobierno por decreto del país, restaurar su democracia y reforzar la estabilidad a largo plazo".

"El buen desarrollo de los distintos procesos electorales programados para los próximos diez meses, junto con la perspectiva de una transferencia pacífica del poder presidencial a un sucesor debidamente elegido, contribuiría en gran medida a colocar al pueblo de Haití con más firmeza en el camino al desarrollo sostenible y mejores perspectivas económicas", sostiene.

Pero alerta que es medular que todos transiten el camino que lleva a generar "consenso" para que el referéndum constitucional previo y las elecciones posteriores (legislativas, presidenciales y municipales y locales diferidas) "se celebren de manera ordenada y pacífica".

En este momento decisivo se requiere, evalúa Guterres, "habilidad política, liderazgo y moderación de todo el espectro político". Es decir, "todos los haitianos (deben) trabajar juntos de manera constructiva para asegurar la conducción exitosa de estas sucesivas elecciones".

El Gobierno y la comunidad internacional de donantes deben priorizar "urgentemente los recursos destinados a organizar estas elecciones en un entorno pacífico y aumentar tanto la confianza como la participación de los votantes".

Al respecto, alerta que "unos 2,5 millones de ciudadanos corren el riesgo de no figurar en las listas de votación", a lo que se suma que "las bandas armadas que controlan barrios populosos con grandes distritos electorales" no quieren que la gente se exprese electoralmente.

"Con los plazos electorales acercándose rápidamente, aliento a las autoridades nacionales a no escatimar esfuerzos para superar los desafíos logísticos, particularmente en lo que respecta al proceso de registro ciudadano", expresará Guterres, quizás convencido de que la aistencia a las urnas efectivamente podrá ser el trampolín que irva de base en la que apoyarse para empezar a solucionar problemas.

El aumento de la violencia y las principales tendencias delictivas observadas durante el último año "es particularmente preocupante ya que amenaza el proceso democrático", insiste.

Nadie puede evitar "la búsqueda de una estrategia integral y sostenible a largo plazo para abordar las causas sociales, económicas y otras fundamentales del fenómeno de las pandillas y la violencia en Haití", lo que obviamente debe incluir "un marco nacional integral de gestión de armas y municiones".

En definitiva, el estado de derecho tiene la función esencial de recuperar y fortalecer la confianza en el Gobierno y las instituciones estatales como parte del contrato social entre el Estado y las poblaciones.

"No hay duda de que una sociedad justa y políticamente estable, en la que se respete plenamente el estado de derecho, ayudaría a promover el desarrollo, abordar los problemas estructurales y reducir las desigualdades en Haití. Un año electoral exitoso podría contribuir a impulsar una agenda de reformas y políticas públicas conducentes al desarrollo, la justicia social, el crecimiento económico y la creación de empleo, y mejorar el entorno empresarial para atraer inversiones muy necesarias en el país", se reitera.