Ginebra, 3 oct (EFE).- La ONU manifestó que si un tribunal estableciera que el ataque ocurrido hoy contra un hospital en la ciudad afgana de Kunduz fue deliberado constituiría un crimen de guerra.

Esta madrugada, bombardeos aéreos afectaron gravemente un hospital gestionado por la organización humanitaria independiente Médicos Sin Fronteras (MSF), causando decenas de muertos y heridos entre pacientes y personal sanitario.

"La gravedad de este incidente se refuerza por el hecho de que, si fuera considerado como deliberado por una corte de justicia, el bombardeo de un hospital puede ser un crimen de guerra", dijo el responsable de derechos humanos de la ONU, Zeid Ra’ad Al Hussein.

El alto comisionado señaló que este hecho es "trágico, inexcusable y posiblemente criminal".

"La aviación militar afgana e internacional tiene la obligación de respetar y proteger a los civiles en todo momento, y las instalaciones médicas y su personal son objeto de una protección especial", recalcó.

Zeid recordó que esta obligación se aplica a cualquier fuerza aérea involucrada, independientemente de la localización del ataque.

El Gobierno afgano ha admitido el ataque contra el centro médico, pero lo ha justificado señalando que allí se ocultaban miembros del grupo de los talibanes, que recientemente tomaron el control de Kunduz y que ahora afrontan una contraofesiva del ejército apoyado por Estados Unidos.

MSF ha indicado que había comunicado a las fuerzas progubernamentales la ubicación exacta de sus instalaciones y que, a pesar de que al comenzar el ataque les informó de los daños que estaban causando, éste continúo por más de media hora.

El hospital era el único con servicios de traumatología y cirugía en toda la región y en el que trabajaban 80 miembros de MSF, que atendía a un centenar de pacientes en el momento del bombardeo.

Pentágono investiga

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Ash Carter, aseguró hoy que su país llevará a cabo una "investigación completa" sobre el ataque aéreo que alcanzó este sábado un hospital dirigido por Médicos sin Fronteras en la ciudad afgana de Kunduz, en el que murieron nueve miembros de la ONG y una decena de terroristas.

"Una investigación completa sobre el trágico incidente está en marcha en coordinación con el gobierno afgano", informó Carter en un escueto comunicado, después de que el Ejecutivo de Afganistán justificara el ataque porque en el hospital se ocultaba un grupo de talibanes.

"La zona ha sido escenario de intensos combates en los últimos días. Las fuerzas estadounidenses en apoyo de las Fuerzas de Seguridad afganas estaban operando cerca, al igual que los combatientes talibanes", añadió el Jefe del Pentágono, quien subrayó que el Gobierno estadounidense aun está tratando de determinar lo ocurrido en colaboración con las autoridades afganas.

Las imágenes difundidas tras el ataque mostraban parte del austero centro sanitario de planta baja calcinado por las llamas, mientras los supervivientes se amontonaban en las zonas que no habían sido dañadas.

"El bombardeo continuó durante más de 30 minutos después de que las autoridades militares estadounidenses y afganas fueran informadas en Kabul y Washington", denunció MSF, que aclaró que todas las partes en conflicto conocían sus coordenadas exactas.

El hospital, el único con servicios de traumatología y cirugía en toda la región y en el que trabajaban 80 miembros de MSF, atendía a un centenar de pacientes en el momento del bombardeo que dejó "parcialmente destruido" el recinto, según la ONG.

"Fue terrible ver la pérdida de vidas de médicos de MSF (por el bombardeo), pero lamentablemente los terroristas decidieron ocultarse en el hospital", afirmó el portavoz del Ministerio del Interior afgano, Seddiq Seddiqi, en una rueda de prensa en Kabul.

El bombardeo se produjo en el marco de la toma de Kunduz el pasado lunes por los talibanes, la victoria más importante de los insurgentes desde que fueron sacados del poder en 2001, y la posterior reconquista el jueves de la ciudad por parte de las tropas afganas, con apoyo aéreo estadounidense. EFE