Patricia Báez Martínez/Especial para Acento.com.do

BANÍ, República Dominicana.- La manifestación en protesta por el presunto sabotaje de las elecciones municipales y la consecuente suspensión por la Junta Central Electoral (JCE), fue pautada en este municipio de Baní para las 5:00 de la tarde de este viernes 21 de febrero.

Llegamos al parque central a las 5:16 y no había iniciado. Dirigentes del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y de organizaciones de izquierda estaban allí, pero sobre todo los jóvenes que en la última semana se han convertido en los protagonistas de este proceso de lucha social por el respeto a la voluntad popular.

“Vamos a comenzar”, nos apostamos donde ya años anteriores lo hicimos en contra de la corrupción y la impunidad, ante la efigie del insigne Juan Pablo Duarte y de cara a la calle Presidente Billini, una de las vías principales del municipio.

De inmediato los jóvenes dispersos en pequeños grupos en el parque se apostaron a la orilla de la acera y no quedó un solo espacio sin estar ocupado por jóvenes, adultos y adultos mayores. Rápidamente también fue cubierta la acera de enfrente, y los vehículos que pasaban se veían arropados por una masa que pide se celebren elecciones y se respeten sus resultados bajo el estribillo de: “Se van”.

Muchos de los conductores también se unían al clamor con sus bocinas, haciendo la señal del PRM con sus manos o vociferando consignas, y más se enardecía la masa.

This browser does not support the video element.

“No sirve el agua, no sirve el coco, no sirve Danilo, el Penco tampoco”, coreaba un grupo de jóvenes.

La candidata a alcalde por la Fuerza del Pueblo, Mabel Castillo, y Juan Luis Arias, candidato a regidor por la misma organización, se hicieron presentes y se confundieron con la Ola Negra.

Al poco tiempo llegó un grupo de jóvenes tocando redoblantes, la euforia colectiva, en forma de alegría por una victoria anticipada, fue mayor.

“El pueblo cumplió y la Junta falló”.

“O se van, o los sacamos”.

“El pueblo trabajando y el PLD robando”.

Los miembros de la Policía Nacional y del Intrant luchaban para que la ola no impidiera más el paso de los vehículos, que cada vez más era menor, porque ante el tapón creado, los vehículos que venían del sur profundo y pasaban por Baní, tomaban vías alternas.

“Policía, tú eres de los míos”, le gritaban los jóvenes a los agentes policiales como forma de calmar la situación, aunque los agentes fueron más tolerantes que de costumbre.

Un par de ciudadanos barrían las calles con una escoba en los momentos en que no pasaban vehículos, en señal de que en las elecciones venideras la oposición va a barrer con el oficialismo.

En 100  metros de calle, estaba representada toda la sociedad banileja, desde los hijos de los ricos de la ciudad, pasando por empleados, profesionales, estudiantes, hasta personas de los barrios marginados como La Saona, La paja, el Maní, Los Barracones, Pueblo Nuevo, El fundo, el legendario Villa Majega. Allí estábamos todos, en un carnaval político, luchando y celebrando en febrero, como ocurrió 176 años atrás en esta media isla cuando la libertad estaba totalmente comprometida.

Las horas pasaban, pero el ánimo se mantenía intacto. Casi nadie tomaba alcohol, pero algunos jóvenes ingerían cervezas y dejaron las botellas en los contenes. Las recogimos y guardamos en previsión de que más tarde éstas no fueran usadas como armas para sabotear esta lucha cívica y pacífica, cuyo éxito o fracaso recae en la oposición política.

This browser does not support the video element.

Próximo a las 7:00 de la noche, un grupo de jóvenes grito: “Vamos pa’ la Junta”, y empezó a caminar”, cuando ya no estaba prevista la marcha, solo la parada cívica. La multitud los siguió pero pronto distrajeron el rumbo, dando una vuelta a la redonda en el centro de Baní y volviendo al mismo punto de donde partieron. En ese ínterin, un joven detonó un fuego artificial frente a la dulcería Las Tres Rosas, en la calle Duarte próximo a la Máximo Gómez, se generó una estampida que rápidamente fue disipada, y la marcha continuó, nadie desmayaba en su interés por reclamar elecciones diáfanas, incluso una señora mayor y obesa que era remolcada por dos mujeres jóvenes por ambos brazos.

De vuelta en el la Presidente Billini, la multitud bajó vociferando consignas por la calle Mella, tomó en vía contraria la Joaquín Incháustegui, giró a la izquierda en la Nuestra Señora de Regla y volvió a girar a la izquierda en la Cambronal, hasta alcanzar la calle Duarte, la que caminó en dirección Norte: Otra vez hacia el parque.

Las personas salían de sus casas para manifestar con sus sonrisas y otros gestos el apoyo a la manifestación de los jóvenes y no tan jóvenes vestidos de negro. A esa altura de la marcha, por la procesión de personas y la oscuridad, recordé aquellos días de finales de los años 80’s cuando acompañábamos ‘La alborada’ que se celebra cada año -11 y el 21 de noviembre- en compañía de la banda de música municipal con motivo de las patronales de Baní, en honor a la Virgen de Regla, ésa que en la tradición yoruba es Yemayá y a la que se le canta el estribillo: “Quítame lo malo y échalo en el mar”.

A esta altura, pudimos notar que la multitud de jóvenes que iba a la cabeza de la marcha, era conducida por el dirigente estudiantil Jimmy Zapata, ya el día había muerto y se aproximaba a las 8:00 de la noche y algunos menores de edad con uniformes escolares que se habían unido empezaban a golpear letreros y puertas de negocios, la recomendación fue que ya se terminará la actividad, pero los jóvenes seguían igual de animados que en principio.

“Jevito, Guaroa, ustedes pudieran estar aquí, pero ustedes son lambones del gobierno”, grababa Jimmy un video en modo selfie y la exacerbada multitud de jóvenes que le rodeaba gritaba con más fuerza: “Se van, se van, se van”, como muestra del sentimiento de rechazo a la posición de bocinas de políticos del gobierno que han asumido los dos principales influencer de las redes sociales de Baní.

El grupo siguió caminando en dirección al parque. La recomendación de terminar la marcha fue hecha nuevamente, y quien estas líneas termina de escribir empezó a caminar hacia su casa, en dirección contraria al grupo, hacia la zona de los “popis” de Baní, aunque sus orígenes son “wawawa”, a mucha honra.