SAN FRANCISCO DE MACORIS.- Monseñor Fausto Ramón Mejía Vallejo, clamó para que haya justicia para los responsables del horripilante asesinato de la adolescente Emely Peguero, ocurrida recientemente y quien tenía cinco meses de embarazo.
“Nosotros esperamos que haya justicia, tras argumentar que como se ven las cosas en este país, todo un enredo, la justicia es para un solo sector y nada más”, refirió el Obispo de la diócesis de San Francisco de Macorís.
“Es horrendo, horripilante, doloroso, el hecho en que perdió la vida Emely, frente a lo cual toda la sociedad espera que haya justicia”, indicó.
Dijo que muchos crímenes son cometidos sobre la base de que “yo tengo dinero, tengo poder, tengo un cargo, tu eres pobre” y por ahí viene la distorsión.
Monseñor Mejía Vallejo, entiende que el crimen contra Emely Peguero, es parte de la descomposición de la sociedad dominicana de hoy en día, donde tenemos un desorden, donde la justicia no funciona, porque no hay un régimen de consecuencias.
El prelado católico sostiene que “cuando una sociedad destruye su ámbito familiar y ponemos por encima de un ser humano cualquier cosa, no los valores éticos y morales, sino el prestigio, la fama, el dinero, el poder, entonces se producen casos tan lamentable como este”.
Señaló que tenemos una sociedad enferma, donde el amor, que es lo fundamental para la vida de la sociedad, no funciona.
Refirió que está descomposición no solo arropa el caso de Emely, sino que tenemos otros casos, como ocurrió con la jovencita Kimberly Adón, que sale a las 11 de la noche a pasear.
“Tenemos que revisarnos entre todos y concretamente la misma familia, pues cómo es posible que a las 11 de la noche, que se supone una muchachita con 16 años, inteligentísima, pues ya había terminado el bachillerato, pueda salir con cualquier persona por ahí y ya vemos las consecuencias”, apuntó.
Monseñor Mejía Vallejo cree que hay que cuestionar también la familia, los padres que deben tener autoridad, no cubrir de impunidad las actuaciones de sus hijos, porque tienen que asumir responsabilidades.
Citó el caso de una muchachita de 11 años de edad, con 7 meses de embarazo y el muchacho de apenas 16 años.
Dijo que todo eso nos configura como un país, casi en un tercer lugar, con la mayor cantidad de menores embarazadas, donde casi un millón son madres solteras.
Expone que estas razones implican que hay que cambiar la sociedad, pues no podemos seguir viviendo en un círculo vicioso, donde la juventud muchas veces ve el mal ejemplo de arriba, donde no hay consecuencias para quienes roban y donde la corrupción campea y esos jóvenes no son guiados por el camino de la moralidad y la decencia.